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Caminante en su travesía dio con un encuentro

Un abuelo de 65 años se reencontró con su familia.

Un rostro arrugado y reseco por la inclemencia del sol, con una mirada de confusión en un horizonte verdoso, fue el escenario de un vídeo que se replicó en las redes sociales, donde Jairo Peña, un caleño de 65 años buscaba, como si fuera un niño, a su familia. 

Con una voz de cansancio como los pasos que emprendió desde hace más de un mes, cuando decidió caminar desde Valencia (estado Carabobo, Venezuela),  hasta llegar a Pamplona, dio un mensaje frágil: “Viví 35 años en Venezuela, voy de regreso a mi país debido a la situación, por favor ayúdenme”, exclamó Peña. 

Sus pies hinchados, cubiertos por las ampollas que le carcomieron la tranquilidad, en un afán por pisar tierras colombianas desde Barquisimeto, Barinas, San Cristóbal y San Antonio del Táchira, le aceleraron las palpitaciones cardíacas. 

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A cada paso se sumergía en encuentros imaginarios con sus tres hijos y 14 hermanos que había dejado atrás en un pasado por el que ahora caminaba. 

A pesar de sus pasos agonizantes, por su avanzada edad, la suerte le sonrió al llegar al puente del barrio Chíchira, zona norte de Pamplona.

Allí hay un refugio para los miles de caminantes que recorren las carreteras del departamento en busca de la esperanza. Y, allí, encontró ayuda.

Quedó en las manos de la líder Marta Duque, quien lo recibió como una compatriota suya y hermana de los venezolanos, le abrió las puertas de su casa y le cambió la ropa, pero sobre todo le devolvió el amor y la esperanza; emociones que había perdido como andariego. 

Debido al estado en que llegó, fue internado en el Hospital San Juan de Dios por su delicado estado de salud, pero se mantuvo firme a continuar como un roble, a pesar de la vejez que hace carga en su frágil cuerpo, sin desvanecerse por la solidaridad de los que encontró en el camino.

El encuentro en un abrazo

La espera que soportó en medio de lluvia, frío, calor, hambre, sed y problemas de salud, se reemplazaron por un abrazo que sacudió la casa de Marta Duque; un abrazo de aquella hija que desde hace 35 años había dejado de ver por correr detrás de los brazos de Venezuela.  

El silencio y la tristeza desaparecieron al abalanzarse en el amor de su hija, para no volver a soltarse de su familia. 

“Esta es mi muchachita, gracias”, expresó Peña con la sonrisa que le regresó al cuerpo. 

Los sentimientos se encontraron entre abrazos, lagrimas y sonrisas.

“Doña Marta es un ángel que se le apareció en el camino a mi papá”, dijo la hija de Peña.

Ahora Peña emprendió un viaje, el mismo con el que escapó de Venezuela, esta vez bajo otras condiciones, regocijado en el amor de su hija y en el encuentro de su familia.

Una carta de agradecimiento

En un vídeo compartido por el Instituto de Caridad Universal, Pamplona; Peña expresó: “Mi nombre es Jairo Zuñiga, viví 35 años en Venezuela, voy de regreso a mi país, debido a la situación, estoy en Pamplona esperando su colaboración” .

La líder, Marta Duque lo acompañó durante la transmisión: “Le pedimos a toda la comunidad de Pamplona para que se solidaricen con este señor, no tiene plata para los pasajes y necesita desplazarse para Cauca, además tiene sus pies inflamados. A todas las personas de buen corazón le pedimos que colaboren con el señor”.

La recompensa llegó y Peña se reencontró con su hija. 

“Señores del Instituto de Caridad Universal. Gracias por todos los servicios donados a mi persona en mi condición de caminante, desde el momento que llegué al lado de ustedes, me convertí en otra persona. Gracias, a todos, sigan trabajando por los caminantes . Dios los bendiga siempre”, expresó Peña en una carta de despedida.

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Domingo, 2 de Septiembre de 2018
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