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Camuras entregadas por Gobernación se mueren de anaplasmosis

Los campesinos están desencantados, tres meses después de recibir los animales, la enfermedad empezó a hacer estragos.

El proyecto de camuras que emprendió el año pasado la Gobernación de Norte de Santander a través del programa Pobladores rurales articulados regionalmente (Pare) les ha dejado más tristezas que ganancias a muchos de los beneficiarios.

La iniciativa, que tenía como propósito el mejoramiento de la raza en sus apriscos, así como de sus ingresos económicos, pintaba bien, de no ser porque semanas después de que los campesinos recibieron los animales, estos empezaron a morirse.

El desencanto fue mayúsculo al conocerse los resultados de los exámenes a los que fueron sometidas las muestras de las camuras muertas. Todas dieron positivo de anaplasmosis, una enfermedad parasitaria que de no ser controlada a tiempo resulta letal para esta población animal.

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En octubre del año pasado, los beneficiaros de Los Patios, San Cayetano, El Zulia, Villa del Rosario, Bochalema y zona rural de Cúcuta fueron vinculados al programa con 15 camuras para cada uno.

(Otra queja que formularon los beneficiarios tiene que ver con la mala calidad de los materiales empleados en la construcción de los apriscos.)

Sin embargo, tres meses después, la anaplasmosis empezó a hacer estragos en los apriscos que también les construyó el programa de la Gobernación de Norte de Santander.

En la vereda San Isidro, finca Los Mangos, de San Cayetano, en límites con el corregimiento de Carmen de Tonchalá, donde se concentran seis de las familias favorecidas, los estragos fueron impactantes: de las 90 camuras que fueron llevadas allí, a la fecha solo quedan 18 en pie, y en muy mal estado.

“En la vereda se activaron las alarmas, porque la enfermedad que nos trajeron estas camuras a las parcelas, ahora también la padecen cabras del pie de cría nuestro, lo cual nos está arrojando pérdidas y deudas”, dijo Prada.

Otra de las beneficiarias, Elda González, pequeña productora de El Pórtico, zona rural de Cúcuta, le aseguró a La Opinión que de las 30 camuras que recibieron ella y otro compañero de vereda no queda ninguna viva. La pérdida es el ciento por ciento y, aún así, el programa Pare no nos ha respondido.

Esta mujer aseguró que a comienzos de año el problema se puso en conocimiento de las directivas del programa, así como de la Gobernación, y en esa oportunidad se acordó que si bien no nos iban a reponer todos los animales muertos, al menos en marzo nos iban a apoyar con seis camuras reproductoras en buen estado, para que empezáramos a hacer semilla de nuevo, “pero esto tampoco se cumplió”.

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Francelena Omaña, directiva del programa Pare, manifestó a La Opinión que no todos los beneficiarios del proyecto han tenido problemas con las camuras y que lo acordado con los pequeños productores sí se ha cumplido.

Dijo que a aquellos beneficiarios del programa a los que no se les ha entregado los seis animales acordados, obedece a que no han hecho las siembras de pastos y praderas correspondientes a una hectárea en sus parcelas, como lo exige el programa.

“Si no cuentan con buena alimentación, no van a poder sostener animales”, dijo Omaña.

Esto, sin embargo, fue refutado por Prada y por González, quienes señalaron que sí hay parcelas tecnificadas y que cumplen con todas las reglas para el programa son las de ellos.

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Lunes, 3 de Julio de 2017
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