La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Región
Democracia y participación para el Catatumbo
La experiencia de campesinos en un ejercicio de confianza para firmar un pacto con el Gobierno Nacional a 10 años.
Image
La opinión
La Opinión
Sábado, 6 de Octubre de 2018

Qué respondían los campesinos del Catatumbo y líderes de las asociaciones de juntas de acción comunal cuando tenían que hablar de lo más valioso de sus veredas? Hablaban de las viviendas, las quebradas, la ganadería, sus paisajes, la familia.

¿Y cómo soñaron sus veredas para garantizar el desarrollo en los próximos 10 años? Con carretera, buen acueducto, luz eléctrica, maquinaria agrícola, cultivos tecnificados, agua potable, dijeron y confirmaron durante un año de reuniones, asambleas y consensos entre sí, y con la delegación del Estado representada en la Agencia de Renovación del Territorio (ART).

La finalidad de estas preguntas fue construir los Planes de desarrollo con enfoque territorial (Pdet), que culminaron en un plan de acción que incluyó las solicitudes de más de 8 mil campesinos que definieron las tareas que tendrá el Gobierno Nacional en Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú.

Para los campesinos, por fin había llegado el Gobierno Nacional pero la desconfianza afianzada tras años de abandono hicieron que el camino inicial fuera difícil, y de no ser por los alcaldes, personeros y los presidentes de junta, la ruta habría sido más compleja, al punto que Yamile Rojas, coordinadora regional de la ART, pensó que no lograría la meta.

“Siempre hacíamos una reflexión y decíamos: vamos a ir para adelante porque los campesinos merecen una oportunidad y ven una esperanza en el Pdet, para que pueda llegar la inversión que nunca llegó”, dice.

Por eso, la estrategia tuvo que ser diferente y única, como los problemas del Catatumbo, y se utilizó una metodología particular, relata la coordinadora, basada en votaciones e inversiones con billetes de lotería para elegir la mejor visión del territorio entre alternativas que los mismos campesinos escogían, e incluyeron los planes de desarrollo municipal, los planes de vida, la zona de reserva campesina, las opciones de las organizaciones sociales, entre otros.

“Se montaban cuatro alternativas y los campesinos invertían”, cuenta Rojas. “Les dábamos billetes de 100, 50, 20 y 10 mil, y ellos votaban por la opción con la que se sentían más identificados, se tabulaba y se seleccionaba la visión ganadora”.

Así, todos estaban de acuerdo, y los debates eran tan democráticos que, pese a no exigir rigurosidad, cada elección era estricta, conforme exigían los pobladores.

“Realmente era una votación muy limpia y los campesinos tenían delegados en cada mesa, y pedían que el escrutinio fuera muy transparente”, dice. “Una vez se elegía la visión ganadora se analizaban las otras tres y se sacaban algunos temas específicos que no tenía la ganadora, para que los demás sintieran que también estaban identificados”.

Dicha estrategia surtió efecto, y el reto comenzó a ser superado, al encontrar la forma de establecer el vínculo esperado, a través del diálogo, la solución de conflictos y la concertación, para darse cuenta de que después de años de soledad el gobierno por fin los tenía en cuenta y los veía como lo que son: soñadores y visionarios de una región posible y viable.

A la par de las asambleas, se mejoraron zonas estratégicas, como las escuelas en las veredas El Trigo (Teorama) y San Luis de Pachelli (Tibú).

Le puede interesar En Teorama se reviven las tradiciones del Catatumbo

La confianza

Así se dio la etapa veredal, con asambleas y el detallado análisis de la realidad local que, además del plan de desarrollo, dejó una experiencia de respeto a la palabra, al otro,  de inclusión de esas otras miradas que también son válidas, aunque sean distintas.

“Los diálogos preparatorios fueron muy juiciosos para enfatizar en el rol de cada uno, y ayudar a que el diálogo surja, y la institucionalidad ayude a despejar dudas”, afirma Rojas. “El resultado es ciento por ciento positivo”.

Y es que después del tiempo de apatía, de dudas, de incredulidad, pasaron a decir: “no quiero que este día se acabe, porque nunca me habían escuchado así; me siento cómodo y me siento contento”.

En el proceso, terminaron conociéndose, hablaron, porque aunque ocasionalmente se veían en los pueblos, el acercamiento era escaso y, ahora, había oportunidad de compartir, sentarse ante un juego de mesa, como verdaderos paisanos, mientras sus ideas eran plasmadas en un texto que ahora está en manos del Gobierno Nacional para que, esta vez, sí haya inversión y se ponga punto final a los engaños, las ilusiones, y los pactos incumplidos.

Simultáneamente, se construían las pequeñas infraestructuras comunitarias (PIC), con vías terciarias, placahuellas, muros de contención, cerramientos de escuelas que también dieron confianza y se vio que el gobierno sí podía resolver lo básico, lo mínimo.

“Dimos ese punto de credibilidad y confiabilidad”, y ya se firmó el plan de acción territorial que incluyó a los actores, al pueblo barí, a los alcaldes, la Gobernación, según sus ideales, sus solicitudes y sus derechos.

“Valieron la pena los obstáculos, los problemas, los inconvenientes”, dice Rojas. “El apoyo de los campesinos fue fundamental porque se apropiaron del proceso”, y hasta salvaron las vidas del equipo cuando no se podía ingresar al territorio.

Ahora, el desafío es evitar que esa confianza se resquebraje y consolidar las inversiones esperadas; pues como señalaron los habitantes en la firma del plan de acción, la única expectativa es que todo se cumpla, de buena fe, para que esa visión construida sea una realidad, tal como fue condensada, así:

“Al año 2028, la sociedad catatumbera ha consolidado la subregión como un territorio biodiverso, agroecológico, eco turístico e innovador, a partir de la formalización de la propiedad de la tierra, cadenas productivas competitivas, esquemas asociativos autónomos, soberanía alimentaria y una educación pertinente, inclusiva y de calidad para todos. 

“Esta sociedad aprovecha su ubicación estratégica, las dinámicas fronterizas, hace uso de las tecnologías amigables con el medio ambiente, protege la biodiversidad y construye relaciones basadas en la solidaridad, la convivencia, la paz, la reconciliación y el reconocimiento de la identidad campesina y la cultura ancestral del pueblo barí”.

Tras el deterioro, por fin hay estructuras dignas para los pobladores del Catatumbo.Tras el deterioro, por fin hay estructuras dignas para los pobladores del Catatumbo.

En cifras

 -8.136 actores del territorio participaron  en 96 asambleas comunitarias.

-4 asambleas se efectuaron con el resguardo Motilón barí y una con el resguardo Catalaura-La Gabarra, que suman 23 comunidades.

-919.351 hectáreas tienen los municipios vinculados, que cubren 42% del territorio departamental.

Temas del Día