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El centenario de Millo Sánchez

La magna celebración de sus 100 años tendrá algunos sinsabores, como el delicado estado de salud de su esposa.

Muy pocos tendremos la oportunidad de llegar a los cien años de vida. Sin embargo, el menor de 6 hermanos, Emilio Sánchez Arengas, podrá gozar del privilegio de celebrar su primer centenario y a la vez el  lujo de que le repitan la fiesta de su inusual onomástico el 31 de diciembre, por aquello de las constantes equivocaciones de los párrocos a la hora de registrar un bautizo.

El ‘Negro’, o ‘Pajarilla’, como lo siguen tratando sus amigos y algunos familiares, por su piel morena, no encuentra la manera de explicar las causas de su longevidad, porque sus hermanos escasamente llegaron hasta los ochenta calendarios.

Su hermosa madre, Faustina Arengas, falleció a los pocos días de nacido, y su padre Esteban Sánchez Lemus debió buscarle a sus hijos una madre sustituta, y eligió muy bien a María Osorio, una mujer muy bondadosa, quien enseguida de asumir el compromiso matrimonial quedó embarazada de su primogénito Gabriel, de manera que la leche ‘milagrosa’ le alcanzó para su primer hijo y para nuestro personaje.

La madre adoptiva de los otros cinco huérfanos, los trató como propios hasta que se hicieron mayores y fundaron sus propios hogares, ya que de su vientre vieron la luz 12 vástagos.

La infancia de Millo no sufrió ningún tipo de trauma emocional porque se crió en un hogar numeroso, con sus cinco hermanos propios, Luis, Carlos Julio, Cipriano, Eustorgio y Nena, es decir Trinidad. “Yo era su alcahueta con el único novio que tuvo, Campo Dueñas, hasta que se casó y crió a sus siete hijos”, recuerda.

A la muerte prematura de su madre biológica se le sumó el fallecimiento tempranero de su hermana Nena. Por ser el más pequeño del primer matrimonio, a diferencia de sus hermanos, su relación con los del segundo hogar fue más estrecha y afectiva, especialmente con Ana Esther, pero el infortunio estuvo nuevamente presente, un tifo se la llevó.

 Millo confiesa que cuando joven fue pendenciero y toma trago. Reveló que en varias oportunidades tuvo enfrentamientos con policías, que para su fortuna no tuvieron mucha trascendencia.

Aunque como todo caballero, no quiso revelar los nombres de las mujeres que pasaron por su vida, su primera hija Nori fue producto de un romance con Ana del Carmen Ascanio, una señora muy conocida y apreciada por toda su familia.

A los 26 años puso orden a su vida con Lucía Alsina, una hermosa joven sancalixtense de 19 años. El matrimonio fue en la Catedral de Santa Ana, el primero de agosto de 1946.

Transcurridos 74 años de su vida matrimonial, para fortuna suya y de su esposa Lucía, sus trece hijos los siguen acompañando, así sea de distintos lugares del país y fuera de él. A su numerosa familia la levantó a base de muchos sacrificios económicos, con mano dura pero con mucho cariño, y con la solidaridad de sus hermanos mayores. 

La herencia comercial de su padre la sostuvo durante casi toda su vida productiva, bien como tendero o como cebollero, viajando a Magangué, Sincelejo y Montería. Los viajes en lancha, chalupa y barco por el río Magdalena se hacían interminables y se convertían en verdaderas torturas por el pánico que le producían. Muchas veces los cheques con los que les pagaban la mercancía resultaban ‘chimbos’.

Los Sánchez Arengas fueron muy fieles al polémico político Lucio Pabón Núñez, con quien estudiaron en el Caro sus hermanos Luis y Carlos Julio, y el mismo Argelino Durán Quintero. Cuando tomó fuerza el movimiento que fundó el ex dictador Gustavo Rojas Pinilla, Anapo, decidió sumarse y eso le significó la pérdida de la ayuda de su hermano mayor, quien financiaba los viajes con cebolla a los departamentos costeños.

“A mí no me gustaban las prácticas violentas de los pabonistas, que cogían a patadas a los contradictores”. 

El homenajeado no escatima elogios para su familia. A Esteban, su padre, lo calificó como un señor muy honorable, honesto y rígido. 

El aporte que Millo le hizo al crecimiento de la familia Sánchez Arengas es considerable. A los 14 hijos hay que sumarles 28 nietos, 27 bisnietos y dos tataranietos.

La magna celebración de sus 100 años de vida tendrá algunos sinsabores como el delicado estado de salud de su inseparable Lucía y la ausencia obligada de muchos descendientes, como consecuencia de las limitaciones de movilidad debido a la pandemia del coronavirus.

Para su fortuna, la entrega, abnegación y amor con la que edificó su hogar y crió a sus hijos, además de la satisfacción por el deber cumplido, ha contado con la recompensa y la gratitud de la mayoría de sus herederos. 

Cada uno, de acuerdo con sus posibilidades, ha aportado lo necesario para el bienestar físico y emocional de sus viejos. La casa que no pudo comprar con el producto de su duro trabajo, la donaron sus hijos, para que ellos vivan tranquilos.

Aunque goza con la fortuna de tener a sus 14 hijos vivos, lo mortifica la tragedia que soportó César, uno de los menores, que se encuentra postrado en silla de ruedas.

Millo conserva la fortaleza y la lucidez, las que le permiten la autonomía e independencia  de trasladarse al parque 29 de Mayo a tomar tinto con su sobrino John Fenner, y los familiares que encuentre en el centro de Ocaña.

Como todos los Sánchez Arengas, o Sánchez Osorio, el ‘cumplecentenario’, debió ser muy elegante y conquistador, porque conserva su cuerpo erguido y atlético, nada de barrigas prominentes, al igual que con la alegría y vitalidad que siempre se le ha visto.

Y como si no fuera suficiente,  Millo celebrará por partida doble: hoy 12 de julio y el próximo 31 de diciembre, con las sorpresas que guardará uno de sus hijos más cercanos, Millito, excandidato a la alcaldía de Ocaña, para que ojalá puedan exclamar nuevamente… 

¡Feliz centenario,  Millo!

Por Nahún Sánchez Castilla

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Domingo, 12 de Julio de 2020
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