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El suicidio se puede prevenir, hay un buen número de señales

En 2019, se registraron 99 casos en Norte de Santander.

“Tenía 19 años. Nunca tuve un papá amoroso, por el contrario, era un borracho que nunca expresaba cariño. Mi mamá, aunque era mi adoración, solo trabajaba. No tengo en mi memoria un solo recuerdo donde se haya sentado conmigo o mis hermanas a enseñarme algo que no entendíamos en el colegio.

Una noche de mayo, me acosté y solo lloraba. Ya lo había hecho antes: me quedaba mirando el techo y las lágrimas de una me brotaban. Era una jovencita triste. Me sentía fea, había tenido una ruptura amorosa y siempre estaba cansada, sin apetito ni ánimo. Y ahí ocurrió mi primer intento de acabar con mi vida. Lo hice inyectándome cloro.

Recuerdo que quería cortarme las venas pero era una cobarde para ver sangre, entonces, busqué una jeringa y solo se me pasó llenarla de cloro y me lo apliqué en una vena de la muñeca izquierda.

Sentí que algo me quemaba y no recuerdo más. Desperté en el hospital. Mi mamá lloraba. Y mi papá no decía ni mostraba ningún sentimiento. Sabía que estaba furioso.

El doctor solo dijo que tenía que llevarme al siquiatra y que no podían dejarme sola ni cerca de ningún objeto contundente con el que pudiera hacerme daño.

Después de eso vinieron citas con sicólogos, medicamentos iban y venían. Mi mamá solo me preguntaba por qué estaba así. Mi papá intentaba ser cordial con un saludo. Ese mismo mes vino un intento más, pero ellos ni se percataron. Una noche quedamos solas con mi hermana.

Cuando se durmió, yo salí al patio, trepé una pared que daba a un abismo (no era muy alto) y ahí duré como media hora sentada. Era una lucha entre hacerlo y no, esa noche sentí que estaba desafiando mis pensamientos, estaba harta de sentirme tan miserable, pero también cansada de que me vieran como ‘especial’ solo por tener cuadros depresivos.

Esa segunda vez, mi hermana logró salvarme, me sujetó muy fuerte y me hizo bajar con cuidado. Llorando en el piso me dijo que nunca me habría perdonado si hubiese saltado. Jamás antes había sentido tanta culpa.

En ese momento sentí que ese sería mi acto final de autolesionarme. Ella me llevó a la cocina, me dio el medicamento y se acostó conmigo en la cama. Antes de que la pastilla me pusiera a dormir, le pedí que nunca le contara a mis papás, y así lo hizo, pero a cambió de eso yo también debí prometer dejarme ayudar”, narró Sofía*, sobreviviente de suicidio.

La historia clínica de Sofía, de diez años atrás, son varios ingresos a hospitales por cuadros depresivos y trastornos emocionales agudos que fueron tratados, muchas veces, en una cama del Hospital Mental Rudesindo Soto de Cúcuta.

Cifras en Colombia

Así como Sofía, muchas personas piensan en quitarse la vida o han tratado de hacerlo y, por lo tanto, reciben la ayuda que necesitan y logran ser salvadas.

Sin embargo, el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses reveló recientemente que en el 2019, 2.550 personas tomaron la decisión equivocada de acabar con sus vidas, es decir, cada día seis personas murieron por esta causa en el país. De las cuales, 518 fueron mujeres y 2.032 correspondieron a hombres.

En cuanto a Norte de Santander, la cifra fue de 83 hombres, de esos, 4 aun no eran mayores de edad. Además, 16 fueron mujeres, para un total de 99 casos.

Cúcuta reportó 36, Ocaña 12 y Ábrego 9; estas tres fueron las ciudades donde más se presentaron suicidios. 

Qué dice el experto

Para el médico Rodrigo Córdoba, jefe del departamento de Psiquiatría de la Universidad del Rosario, la tendencia suicida obedece cada vez más a padecer una enfermedad mental detectada o silenciosa.

“Una persona bipolar, o con un cuadro depresivo mayor o  psicótico, empieza a sentir que pierde el contacto con la realidad, tiene una sensación de que el mundo no le está ofreciendo lo que esperaba o que no puede enfrentar los retos, sumado a cuadros de depresión, lo lleva casi siempre en una ruta al suicidio”, indicó el médico.

Pero, ¿cómo prevenirlo? El experto aseguró que una persona con tendencia suicida siempre lanza un buen número de señales antes de la decisión fatal.

“El problema es que pocos detectan las señales porque las personas a veces prefieren evitar oír, por eso la Asociación de Psiquiatría Colombiana tiene la campaña ‘Prevenir es Preguntar’, con el objetivo de disminuir los índices de suicidio en el país. Alguien que tenga ideas suicidas persistentes, no va a encontrarle sentido a la vida. Dirá ‘ya cumplí mi tarea en este mundo’, ‘Mi camino en esta vida está realizado’, o mostrará signos de cercanía con la muerte. La tarea de todos es preguntar y escuchar a tiempo”, agregó el psiquiatra.

La Organización Mundial de la Salud recomienda:

-Restricción del acceso a los medios más frecuentemente utilizados para el suicidio (por ejemplo, plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos).

-Información responsable por parte de los medios de comunicación.

-Identificación temprana, tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo.

-Capacitación de personal de salud no especializado, en la evaluación y gestión de conductas suicidas.

-Seguimiento de la atención prestada a personas que intentaron suicidarse y prestación de apoyo comunitario.

-Apoyar a quienes han perdido a seres queridos que se han suicidado.

-Introducción de políticas orientadas a reducir el consumo nocivo de alcohol.

(*) Nombre cambiado a petición de la fuente

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Laura Serrano
Sábado, 15 de Febrero de 2020
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