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En Mutiscua, el trigo se resiste a desaparecer

El proyecto para impulsar la siembra lo adelantan en predios de la vereda Sucre.

Al trigo se le relaciona con una de las épocas más prósperas para la provincia de Pamplona, porque del cereal derivaban el sustento cientos de familias campesinas de la región andina.

Eran extensos cultivos que al empezar la etapa de cosecha se tornaban de color amarillo; lo que indicaba que el grano estaba listo para la siega.

Hace más de 100 años el trigo se imponía sobre los demás productos agrícolas en Silos, Mutiscua, Pamplona, Cácota y otros municipios que cultivaban a menor escala.

Ese esplendor atrajo a muchos inversionistas regionales que empezaron a construir grandes molinos, como el de Sucre y Santa Librada (Cácota).

Y la molinera Herrán, esta última todavía conserva parte de la infraestructura en Pamplona y Mutiscua.   

A estas empresas familiares, los agricultores después de trillar de manera rudimentaria el trigo, llevaban el grano para que lo molieran.

A partir de ahí empezaba el proceso de comercialización regional, dejando parte de la harina para el sostenimiento de los hogares campesinos.

Pero con la apertura económica de la década de 1990 del gobierno del Presidente César Gaviria Trujillo, el cultivo del trigo se marchitó y llegó a desaparecer de los municipios de alta montaña andina con el ingreso al país de harinas más baratas.

Se revive

La tradición, además del sostenimiento familiar, permitía fomentar el valor de la solidaridad entre los amigos y vecinos de los predios.

 

En la fiesta de la trilla se unen los vecinos, amigos y familiares.  / Cortesía/ La Opinión

 

El corte y después la trilla se convertían en días de convite que giraban en torno a un buen almuerzo o asado; todo acompañado de un refrescante guarapo fermentado.

Es por eso por lo que, para no dejar perder o recordar esas épocas doradas, en Mutiscua empezaron a cultivar trigo en menor escala y a manera de ir incentivando a la gente para que en los predios se vean crecer las espigas cargadas con los granos que producen la harina.

Uno de los promotores del proyecto es el exalcalde de ese municipio, Néstor Yesid Álvarez Acevedo, quien con la familia, vecinos y amigos quieren que la tradición no desaparezca y que se mantenga para conocimiento de las futuras generaciones.

“Es un tema sociocultural que me apasiona, porque es retomar lo que hacían nuestros antepasados”, dijo Álvarez.

Ante esos argumentos considera que la pandemia lo ha hecho reflexionar en torno a la seguridad alimentaria, porque de nada va a servir en el futuro que la gente tenga mucho dinero, sino va a disponer de productos agrícolas para subsistir.

El proyecto lo adelantan en predios de varias familias residentes en la vereda Sucre.

El exalcalde precisó que el cultivo lo adelantan de manera rudimentaria, como lo hacían en el pasado.

Utilizan el arado tradicional con buey, el regado de la semilla, el tapado, azadón, la hoz para cegar y dejan las espigas listas para que sequen y después empezar la trilla.

“Iniciamos con dos hectáreas y la idea es ir incentivando a nuestros productores para que los cultivos vayan creciendo cada año”, afirmó Álvarez.

El empresario enfatizó que la idea es conformar un banco de semillas seleccionadas para aumentar la producción en todos los sectores del municipio.

“De la trilla podemos decir que es el evento central del cultivo del trigo, porque se invitan a los vecinos, amigos y familiares a integrarse en las jornadas de trabajo. Es una fiesta lo que se vive en torno a esta actividad que heredamos de nuestros abuelos y padres”, agregó Álvarez.

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Roberto Ospino
Lunes, 20 de Septiembre de 2021
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