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Es como si las montañas se cayeran a pedazos: campesinos de Toledo

Agua, lodo, rocas, troncos de árboles arrasaron lo que encontraron a su paso en un recorrido de más de tres kilómetros.

El martes 13 de julio fue un día aciago para José Luis Bautista, un agricultor de la vereda El Palmar Alto de Toledo, damnificado junto a una veintena de familias que sufrieron grandes afectaciones por el desprendimiento de parte de la  montaña que derivó en una avalancha, la cual, con más de 100 metros de ancho, bajó bramando la empinada montaña.

Agua, lodo, rocas, troncos de árboles arrasaron lo que encontraron a su paso en un recorrido de más de tres kilómetros hasta caer al río Jordán.

Tras su rauda caída todo fue destrucción, temor, dolor y sufrimiento entre los campesinos que fueron golpeados por este fenómeno de la naturaleza que los expertos  definen como remoción en masa y avenidas torrenciales, y que para los labriegos significa la pérdida de potreros, cultivos, el daño de sus viviendas, enseres y hasta el riesgo inminente de sus propias vidas. 

La mañana del lunes 12 de julio, los habitantes de las veredas El Palmar Alto y El Palmar Bajo tuvieron información de que en la parte superior de la montaña, tras un aguacero, había ocurrido una fractura del terreno, sin embargo, por el temporal no pudieron ir hasta el sitio. 

Al día siguiente, hacia las 4:30 de la madrugada, José Luis y su familia sintieron un fuerte estruendo que los hizo levantarse apresurados, con el miedo de estar a menos de 50 metros de una pequeña quebrada que suele desbordarse cuando llueve torrencialmente.

Ese pálpito los hizo estar alerta y fue cuando escucharon el crujir del gigantesco buche de lodo que los aterrorizó aún más, porque era algo que jamás habían sentido. En ese momento recordaron que allá arriba, la montaña se estaba cayendo a pedazos. 

Por precaución salieron al potrero, alejándose un poco del peligro, hasta que amaneció y con las primeras luces vieron la magnitud de lo ocurrido.

La primera reacción fue ir hasta la casa de su vecino Álvaro Leal, cuya vivienda está ubicada más abajo. Sabían que él se encontraba aún más expuesto. Efectivamente, la vivienda del agricultor fue alcanzada por el lodo, con la fortuna de que no hubo víctimas que lamentar; perdieron algunos enseres y la estructura quedó averiada.

Las cosas que pudieron sacar las llevaron a un punto destapado, con la ayuda de otras personas que llegaron de lugares distantes, alarmados por lo ocurrido y con la idea de socorrer a sus vecinos.  

En un primer sondeo que hicieron de la situación comprobaron que el deslave afectó pastos, cultivos de café, caña, plátano, frutales, matas de monte, cercas, captaciones de agua para el consumo y riego, las mangueras que llevaban el agua hacia las fincas y parcelas, entre otros daños.

Así mismo, la carretera en El Palmar Bajo quedó tapiada y convertida en un verdadero río, dejando incomunicado el casco urbano de Toledo, distante unos 40 minutos, con las veredas al otro lado del río Jordán: El Jordán, La Capilla, Román, Hato Grande, Samaria, Campo Alegre y Hatos, que también han sufrido los estragos de la larga temporada invernal, que desde marzo se ha ensañado con esta localidad de Norte de Santander, lo mismo que con su vecina, Labateca. 

La Alcaldía de Toledo, mediante el Consejo Municipal de Gestión del Riesgo de Desastres, que coordina Yorley Carrillo, ha reiterado lo difícil de la situación en el municipio. /Foto: La Opinión

‘Estuvimos a la voluntad de Dios’

Luis Francisco Villamizar, fontanero de El Palmar Bajo, narró que vivieron momentos de mucha angustia, porque fueron toneladas de lodo y rocas las que trajo la avalancha. Todos temieron por sus vidas, particularmente por los niños y las personas de la tercera edad.  “Por momentos estuvimos a la voluntad de Dios”, reconoció.

Sonia Villamizar, quien vive junto a la vía en una pendiente pronunciada que lleva a la parte alta de El Palmar, dijo que incluso desde el domingo 11 de julio conocieron del desprendimiento de un pedazo de montaña, por la caída de árboles de gran tamaño que escucharon a la distancia, sin embargo, “nunca pensamos que iba a ocurrir esto tan terrible que todavía nos tiene asustados”.

Ella, junto a otros integrantes de la comunidad, se dieron a la tarea de arreglar las captaciones de agua, mientras que una comisión de las dos veredas afectadas se desplazó a la Alcaldía de Toledo a solicitar mangueras para las acometidas y la asignación de una retroexcavadora para retirar el fango y las rocas de la vía, y así recuperar la transitabilidad, toda vez que por ese corredor sacan ganado y productos de la labranza para Toledo, Cúcuta, Pamplona y Bucaramanga.

En la vereda La Camacha, cerca de donde ocurrió la remoción en masa, también el suelo se ha agrietado y se está desprendiendo, al punto que algunas familias han preferido abandonar sus parcelas por temor a que se repita lo ocurrido años atrás, cuando un fenómeno similar derribó varias casas y dañó cultivos y pastizales.  

Oromilda Flórez, una mujer entrada en años, teme por su casa, porque el terreno se está agrietando y a unos pocos metros de donde vive, parte de la carretera se desbancó, situación que la tiene muy nerviosa. 

Llamado de auxilio

Vecinos de estas veredas claman a los gobiernos local, departamental y nacional que los ayuden, porque dicen sentirse solos ante una situación de gran magnitud que se recrudece con el paso de los días. Los suelos están saturados de agua y por ser terrenos de alta pendiente son susceptibles a deslizamientos, por eso se necesitan obras de mitigación, canalizaciones, campañas de arborización que frenen la erosión, entre otras acciones, según lo expresado. 

La Alcaldía de Toledo, mediante el Consejo Municipal de Gestión del Riesgo de Desastres, que coordina Yorley Carrillo, ha reiterado lo difícil de la situación en el municipio. En un primer balance se habla de al menos 100 familias afectadas en 30 veredas, con gran afectación de la infraestructura vial, sedes educativas, acueductos veredales, daños en vivienda y pérdida de cultivos.

Así mismo, en los corregimientos de Samoré y Gibraltar, muy cerca  al municipio de Cubará (Boyacá), la caída de dos torres de energía, por acción de las lluvias, mantiene el sector sin el servicio de luz,  afectando a más de 500 familias.

El daño de un tramo del Gasoducto Gibraltar- Bucaramanga, a un costado de la vía La Soberanía, en la vereda Río Negro, obligó igualmente a la suspensión de ese servicio mientras la empresa operadora repara el daño.

Carrillo señaló que en la vereda La Camacha se presentó una avenida torrencial, mientras que en Palmar Alto, Palmar Bajo, Hato Alto, Román y Sabana Larga se registraron fenómenos de remoción en masa, deslizamientos del terreno sobre la vía La Soberanía, desbordamiento de las quebradas La Piazola y Támara, y derrumbes  en vías terciarias.

En la vereda El Cedral, a pocos kilómetros del casco urbano de Toledo, en la vía que de Chinácota comunica con ese municipio, el desprendimiento de rocas, lodo y pérdida de la bancada está afectando el tránsito vehicular. En ese punto se ejecutan trabajos de mitigación y recuperación vial por parte de la Gobernación de Norte de Santander. 

Así mismo, hay reporte de deslizamiento en la vía Pamplona- Saravena, sector San Josecito (Labateca), que dejó la vía con cierre total. Por eso, los conductores han tenido que tomar como ruta alterna el puente La Cabuya-Labateca-Toledo-Chinácota, en dirección Saravena-Pamplona- Cúcuta. El reporte indica también dificultades por pérdida de banca en el puente Mónoga de Toledo.

Emergencia en Convención

La remoción en masa de varios predios ubicados sobre la línea de una falla geológica ocasionó una emergencia en el barrio Cataluña de Convención, mientras que en el barrio La Primavera, sector La Cadena, una vivienda colapsó, según el reporte de las autoridades. 

El alcalde de esa localidad,  Dimar Barbosa, en un primer balance de las afectaciones, dijo que se trató de un cúmulo de factores que provocó la emergencia, entre ellos una falla  geológica, la salida de cauce de una fuente hídrica, los aguaceros de los últimos días, sumado a la carencia de un plan de mitigación, lo que ocasionó la caída de una vivienda, nueve más están a punto de derrumbarse en la parte alta y otras ocho estructuras se encuentran en riesgo en la parte baja.

Barbosa pidió la presencia de funcionarios del gobierno departamental y las ayudas necesarias para asistir a las familias damnificadas, mientras se hace la evaluación de la situación y se estudian las posibles soluciones.

La remoción en masa de varios predios ubicados sobre la línea de una falla geológica ocasionó una emergencia en el barrio Cataluña de Convención./Foto: Cortesía
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Eduardo Bautista
Eduardo Bautista
Lunes, 19 de Julio de 2021
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