Aunque la visita de inspección de este lunes era abierta al público y se esperaba que cientos de gramaloteros llegaran a ver los avances, solo unos cuantos se acercaron al nuevo casco urbano, a unos 5 kilómetros del anterior.
Carlos Guerrero, 76, fue uno de los primeros en llegar; con sombrero dominguero y bastón y recorrió una a una las calles de Gramalote.
Asegura que aunque vive a más de media hora, esta es su tercera visita al nuevo casco urbano porque le gusta estar pendiente de los avances de la obra.
“La primera vez q solo estaba el terreno listo; la segunda vez, había unas cuantas casas en obra negra y ahora veo que esto ya tiene cara de pueblo”, dijo emocionado.
A Guerrero ya le asignaron casa en el barrio Santa Rosa, uno de los 16 que revivirán en el nuevo terreno y dijo con alegría que lo que más le emociona es que compartirá la cuadra con los mismos vecinos de antes.
Y es que según Pedro Romero, gramalotero que hace parte de la mesa de trabajo de Gramalote y del Comité de seguimiento los mismos vecinos pidieron escoger y decidir en donde querían sus viviendas.