Así como los recursos de cooperación internacional han servido para resolver algunos problemas migratorios, y se han destinado para mitigar sus efectos en el corto plazo, se espera que las inversiones que lleguen se destinen a proyectos de impacto, generación de empleo, equipos tecnológicos, dotación para hospitales, vivienda, entre otros, que se dejen a la región y sean aportes definitivos para colombianos y migrantes.

Según el secretario departamental de Fronteras, Juan Carlos Cortés, la expectativa del gobierno regional es que los recursos de cooperación “sean eficaces y eficientes, y fortalezcan a las personas que se han radicado en el país, en el departamento, y que buscan hacer parte de la economía y de la población de estos municipios”.

El funcionario afirmó que aún es incierta la duración de la crisis, razón por la que es urgente dar soluciones a retornados, familias mixtas, y demás habitantes de la zona fronteriza.

“Hacen falta más alternativas de largo plazo, porque a la fecha se han elaborado algunas de corto plazo”, dijo, pero estas no favorecen completamente la estabilidad de las personas, tanto migrantes como población receptora.

Uno de los casos en los que se avanza favorablemente es el del apoyo a la Registraduría, con Acnur y la OIM, oenegés que actualmente aportan para que se establezca una sede de la Registraduría en la ciudadela La Libertad, y se busca otro punto de atención, para que tenga su propio registrador y se encargue únicamente del registro de hijos de colombianos nacidos en Venezuela.

Las unidades móviles que han llegado a otros municipios de frontera también constituyen un apoyo para descongestionar la sede principal de Cúcuta, pero se espera que aportes similares, estables y definitivos se den a otros sectores que urgen atención.