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La inexplicable conexión de dos mujeres
Ellas no han dejado de encontrar similitudes que las asustan.
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Domingo, 8 de Mayo de 2022

¿Existen las vidas pasadas? ¿Ha trascendido nuestra alma a infinitas vidas a lo largo de la historia? Aunque para la gran mayoría de personas esta creencia espiritual vaya en contra de sus creencias para Gladys Omaira Mogotocoro, una pamplonesa que vivió gran parte de su vida en Venezuela, podría ser la explicación para entender cómo en una situación de extrema casualidad se encontró con María Gladys Lizarazo, una mujer con la que no solo comparte su mismo nombre sino que existe una profundan conexión de similitudes que no ha dejado de sorprenderlas.

Para las dos madres la palabra coincidencia es muy común y las asusta, pues desde el 2018, año en que se conocieron, han sucedido tantos eventos inexplicables que -según ellas- han llegado a asustar a sus propios hijos porque las semejanzas no dejan de ser un misterio.


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“Antes de conocernos ninguna de las dos tenía idea ni de familiares, amigos o parientes de la otra. Yo la conocí en Puerto Santander, por ese tiempo tuve que huir de Venezuela por una persecución política contra mis hijos y llegué a trabajar en una finca para sostener a mi familia. Tiempo más tarde comencé a pintar cuadros para venderlos y en una de esas tardes hablé con la hija de mi amiga”, relató Gladys Mogotocoro.

El inicio de la amistad
Sus hijas tienen el mismo nombre.

La joven de nombre Jade, que tiene el mismo nombre de una de las hijas de Mogotocoro, se acercó a la pintora para encargarle un cuadro que le iban a regalar a su madre y fue en este encargo en que se conocieron. Poco tiempo después compartieron una amistad que, hasta el sol de hoy, ha sido una relación entrañable y profunda.


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No pasaron muchas semanas hasta que María Gladys invitó a su tocaya a vivir con ellas, mientras encontraba un trabajo estable y allí fue cuando se sorprendieron muchas veces de la conexión que tenían.

“Una vez, recuerdo que estábamos hablando sobre el almuerzo que íbamos a hacer, pero desde la mañana había una mancha de mugre en la puerta de la nevera. Entonces cuando yo iba a limpiarla mi tocaya, por el otro lado, hizo lo mismo. Agarramos un trapo y chocamos las manos en el mismo instante, al rato nos pusimos a reír porque es normal entre las dos”, manifestó Omaira.

Además de eso, ambas han trabajado durante muchos años en la industria de la belleza Gladys Mogotocoro fue administradora de una empresa de cosméticos en Venezuela y trabajó como estilista arreglando cabello a domicilio. Gladys Lizarazo ha laborado como manicurista a domicilio y en la actualidad tiene un local comercial de venta de perfumes y accesorios de belleza.

“La verdad es que a ratos asusta, a veces cuando estamos juntas pensamos, por ejemplo, en barrer o trapear y nos estrellamos porque llegamos al mismo tiempo a agarrar la escoba. Pero nuestra amistad es muy bonita, tanto los hijos de ella como los míos los queremos mucho. Las dos niñas que se llaman Jade, aunque una tenga 8 y la otra 15, su forma de ser es similar”, explicó Gladys Lizarazo.

Una llamada a distancia

El suceso que más las ha sorprendido se dio cuando las dos amigas estaban a muchos metros de distancia. Lizarazo se había ido a una piscina desde el mediodía, mientras que Mogotocoro se había quedado en casa.

“Eran las 3:00 de la tarde de ese día y salí a la tienda para comprar unas verduras. Cuando estaba cruzando la calle escuché la voz de mi amiga que me llamaba con apuro y pensé que no le había alcanzado dinero para el taxi de regreso o algo así. Volteé a ver, pero seguí caminando hacia la tienda y me tropecé con un hueco de una alcantarilla. Me hice un morado en la rodilla derecha”, dijo Omaira.

Agregó “pasaron unas horas y Gladys (Lizarazo) me escribió que había llegado del paseo. Entonces le pregunté cómo le había ido y me contó que casi se ahoga en tarde, justamente a las 3:00 p.m. y se había golpeado en la rodilla. De inmediato, le dije que me había golpeado también y le envié una foto del morado, ella me envió el de ella y estaba en el mismo lugar de la rodilla”, aseguró la mujer.

En la actualidad, aunque ya no viven juntas, a diario siguen hablando y apoyándose entre sí ante cualquier adversidad, preocupadas principalmente de los hijos de ambas mujeres pues para ambas la familia ahora es mucho más grande.

Y una coincidencia más: Gladys Omaira Mogotocoro tiene 40 años y nació el 15 de enero en Pamplona; María Gladys por su parte, tiene 37 y nació el 15 de septiembre en Cúcuta.

Algunas explicaciones

Aunque Gladys Lizarazo es bastante católica, respecto a sus creencias, Omaira tiene una teoría espiritual, debido a la cantidad de similitudes. Ella cree que en una vida pasada tuvieron un fuerte lazo de conexión como un par de hermanas.

Tito Alberto Quintero, un terapeuta holístico con más de 30 años de experiencia y guía espiritual budista, explicó que según esta religión, el caso de las mujeres podría deberse a que tuvieron o atravesaron vidas muy similares en el pasado.

“Todos estamos regidos por karma, desde el nacimiento hasta las vicisitudes que afrontamos. Este caso probablemente se deba a un karma similar, por ejemplo, si las dos almas participaron en una guerra, si vivieron juntas, si hicieron obras buenas, todo eso va configurando nuestra alma y conexión con la vida”, aseguró el especialista.

Por su parte, el padre Jaime Montaguth Vega, coordinador del Centro de Bienestar Universitario de las sedes Villa del Rosario y Cúcuta de la Universidad de Pamplona, aseguró que Dios da en contadas ocasiones poderes a personas sencillas, pero muy creyentes o devotas con dones como la curación, sin embargo, en este caso resaltó que es más probable que se trate de una simple casualidad.

“Pienso que son coincidencias, si existiera alguna relación de sangre como gemelos o un vínculo muy grande de amor entre familia como padres, hijos o sobrinos, podría relacionarse, pero no es el caso”, manifestó el padre.

Así mismo, sostuvo que los creyentes católicos, cristianos o evangélicos no creen en la reencarnación de vidas pasadas, sino en la resurrección de la carne.


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