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Los ‘ángeles’ peludos de la guerra

'Bruno' y 'Sasha' son ejemplo de esos perros antiexplosivo que, por salvar vidas, perdieron extremidades.

Son 30 y se preparan para ser llevados al Centro de Entrenamiento Canino de Tibú (Cerca).

Durante dos meses,  todos estos perros serán adiestrados para buscar explosivos, y sin saberlo se irán convirtiendo en los  ángeles de la guarda de la Brigada 30 del Ejército.

En este curso, los 30 perros irán en parejas, junto a los solados, a vigilar y salvaguardar las montañas de la región.

Entre estos perros hay pastores belgas malinois, labradores retriever y golden retriever.

Peludos héroes de cuatro patas se alistan para luchar contra las consecuencias de la guerra.

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Así comenzaron la vida 'Sasha', una golden canela que se destacaba por su habilidad en el juego y la comunicación con los soldados guías, y 'Bruno', un golden dorado tranquilo amigable y muy dinámico en las actividades físicas.

Cuando tenía 16 meses, 'Sasha' fue enviada a trabajar a la Brigada Móvil No. 23 de El Tarra. Acompañaba a soldados que salieron a patrullas sin siquiera imaginar que se avecinaba una tragedia.

Llevaban varias semanas haciendo operaciones de desminando en algunas zonas.

En la tarde del 7 de agosto de 2010, entraron a un sector donde a todos los esperaba una amenaza. 

'Sasha' y su guía iban por delante. Los demás, de acuerdo con la lógica y la experiencia, guardaban prudente distancia. En ese momento, se inició una emboscada de un grupo armado.

Nadie podía moverse con facilidad: estaban en un campo minado.

Un movimiento en falso los hubiera podido hacer pedazos.

En ese momento, como señal de que había un artefacto explosivo, 'Sasha' se sentó. 

Los 20 soldados trataron de mantenerse firmes y moverse con el mayor cuidado posible, pero el movimiento mínimo de alguien activó el artefacto.

Sasha recibió el impacto de frente, y así evitó que un soldado que estaba cerca resultara lesionado. Voló varios metros...

Los soldados que resultaron ilesos, reaccionaron para prestarle al animal los primeros auxilios.

Por radio, uno de ellos, pidió ayuda de inmediato. ¡Un helicóptero, un helicóptero! ¡'Sasha', 'Sashita' está mal  herida! ¡Ayuda..! También pidió apoyo para evacuar a seis soldados heridos.

El guía de 'Sasha' estuvo lidiendo con el animal herido durante los 40 minutos que tardó en llegar el helicóptero.

Mientras, el comandante de la tropa se hacía cargo de los soldados heridos.

Una vez en Cúcuta, 'Sasha' fue llevada a una clínica veterinaria para salvarle la vida. Los médicos la vieron mal: su pata izquierda delantera estaba desecha, y debieron amputársela.

'Bruno' es  un perro astuto, amoroso y tranquilo. 

Fue enviado a apoyar el batallón de Artillería No. 30 en Tibú. Siempre se destacó por su habilidad para encontrar las pelotas y los palos con los que jugaba durante los entrenamientos.

Tenía 8 meses cuando inició su labor junto a los soldados. Para su infortunio, una noche, cuando se trasladaban de un perímetro a otro, atravesando un puente veredal, ocurrió un cruce de disparos, que provocó que Bruno se lastimara una pata y cayera del puente.

Cuando los soldados lo auxiliaron, 'Bruno' estaba nervioso, pero tenía un claro reflejo de fortaleza que alimentaba la esperanza de que todo estaría bien.

Los soldados cuidaron a 'Bruno' y lo distrajeron hasta cuando llegó el helicóptero que lo trasladaría a Cúcuta.

En la clínica, por la gravedad de la herida, le amputaron la pata delantera izquierda. La operación fue exitosa. 'Bruno' seguía con vida.

Un final feliz

Después del accidente, 'Bruno' y 'Sasha' quedaron en las manos de una mamá adoptiva, Mónica Cuadros, la dueña de  la veterinaria, que velaba por ellos desde que estaban cachorros en la clínica, lugar que se convirtió en el hogar de los dos animales.

Ella pidió que se los dejaran, sin importar cuan largo y riesgoso pudieran ser los tratamientos.

'Sasha' estuvo cuatro meses en recuperación; el primero fue el más difícil: se le veía triste, comía poco y la mantenían con suero intravenoso. 

A la quinta semana, la evolución de la salud de Sasha fue notoria: se movía y comía sólidos.

Se adaptó rápido a la realidad de que solo tenía tres patas. 

'Bruno' llegó tres meses después de Sasha.

“El proceso con 'Bruno' fue más fácil”, dijo Cuadros. “Venía más feliz y más fuerte, a pesar a que debía continuar su la vida sin la pata que le arrebató la guerra sin sentido que se vivía en Colombia.

Solo un mes tardó su recuperación.

La demora se debió a que Bruno se mordía la herida, y no la dejaba curar.

Por esto, le suministraron  medicamentos caseros, para lograr la rápida cicatrización.

Desde entonces, 'Bruno' y 'Sasha', viven, comen, juegan y duermen juntos.

Permanecen en un lugar lleno de amor, de felicidad y de mucha, mucha comida, pues juntos llegan a comerse hasta tres bultos de alimento concentrado al mes, toman caldos y reciben vitaminas, para evitar alguna enfermedad.

Son muy juiciosos y le dan alegría a la veterinaria, a los vecinos, a los clientes y a los visitantes. “Son tiernos, amorosos y juguetones”. Pese a todo, no pierden su instinto de explorar y buscar cosas.

A las 9 am, hora de tomar el sol, juntos se acuestan en la acera a “echar una siesta”, hacen sus necesidades y ahí es cuando Sasha se escapa hacia la venta de pasteles de la avenida cero, “a recibir un bocadito”.

“Ellos son el verdadero significado del amor”, dice Cuadros, y explica que la felicidad junto a la pareja de perros es infinita e indefinible.

Estos perros continúan su vida felices y dando todo el amor que el ser humano nunca da, y quizás recordando cómo era ir por el bosque evitando que las minas mataran más soldados...

Astrid Genes | astrid.genes@laopinion.com.co

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Sábado, 3 de Marzo de 2018
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