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Los pilosos estudiantes venezolanos

Los alumnos oriundos del vecino son más de 13.000 en Norte de Santander. La Opinión da a conocer a cuatro de los sobresalientes.

Talentosos, estudiosos, aplicados, responsables, y sobre todo, con muchas ganas de salir adelante, llegan a los colegios de Norte de Santander y se destacan sin importar su nacionalidad, las nuevas materias, su edad, o el grado que cursan

Los estudiantes venezolanos son más de 13.000 en todo el departamento y de este cúmulo de niños y adolescentes sobresalen varios por sus actitudes académicas, artísticas y deportivas. Dan ejemplo en las aulas colombianas y son queridos por sus compañeros.

Les presentamos las historias de cuatro alumnos nacidos en Venezuela y que estudian en los dos colegios con mayor matrícula de venezolanos en Cúcuta (Misael Pastrana Borrero) y Villa del Rosario (La Frontera).

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Jheyde Alexandra Yépez Peña, de 13 años; Juan Marcos Rivas Pinilla, 17; Deisy Lisbeth Bonilla Mendoza, 17; y María Mónica Guerrero Yáñez, 15. Estos cuatro venezolanos de distintos estados del vecino país cuentan cómo fue su proceso de adaptación y cómo han sobresalido en el sistema colombiano.

El rector del colegio Misael Pastrana Borrero, Pablo Silva, explicó que hay estudiantes venezolanos que luego de pasar la etapa de adaptación, han dado muy buenos resultados en lo académico. 

Mientras que Germán Berbesí, del colegio La Frontera, dijo que son los que mejor se comportan y los más educados de la institución educativa. 

Este cuarteto de alumnos es solo una muestra de lo pilosos que pueden llegar a ser estos estudiantes, a pesar de que llevan un proceso de cambios sociales, económicos y culturales que viene detrás del drama migratorio.

Deportista da ejemplo

Ama el deporte y la confianza que este le da. Esto mismo quiere enseñar a sus compañeros del colegio Misael Pastrana Borrero.

María Mónica Guerrero Yáñez tiene 15 años y su pasión por el voleibol es única. Quiere conformar el equipo de la escuela para salir a representarlo a nivel local.

“Estoy empeñada y trabajando por lograr el equipo. El colegio tiene niños con un alto nivel en esta disciplina y hay que aprovecharlo”, dice sonriente la venezolana nacida en Ureña.

Desde los seis años práctica el deporte y fue selección nacional venezolana. Dice que quiere aprovechar esta habilidad para que otros la aprendan.

Esta deportista da ejemplo de disciplina en el plantel educativo y se esfuerza por mantener un equilibrio entre lo académico y lo deportivo.

“Me vine a estudiar a Colombia tras una decisión consultada con mi mamá, por mi futuro, porque aquí tengo más oportunidades”, señala.

La joven quiere dedicarse al deporte profesionalmente y estudiar medicina, porque tiene impregnado el don de servicio. “Quien ayuda y sirve al otro lo hace por amor”,  dijo.

 

 

 

La guerrera inteligente

Dejó la carretilla de desechos por los pupitres con cuadernos y ahora ocupa uno de los primeros lugares en el colegio La Frontera. Guerrera e inteligente, así la describen maestros y amigos. 

Sus calificaciones son siempre por encima de 4.5 puntos, y sus ganas de superación son admirables. Jheyde Alexandra Yépez Peña tiene 13 años y llegó con su mamá, María Peña, a Villa del Rosario hace 3 años desde Valencia.

Llegó y se puso a trabajar como recuperadora, porque no consiguió cupo en los colegios. Hasta que ella misma se decidió, en medio de una jornada de recolección, irse con su carretilla a buscar uno. “Convencí al rector de las ganas que tenía de estudiar. Me dijeron sí, y vendí lo que traía en el carrito en ese instante, y me compré dos cuadernos y dos lápices, para mí y mi hermanito”, dijo.

No deja caer un compromiso académico, y ayuda a su mamá a cuidar a sus dos hermanos. 

Cursa séptimo grado y sueña con ser abogada. Quiere defender a los pobres. “Ellos no tienen voz y yo quiero ser la suya”, dice.

 

 

 

Un declamador en La Frontera

Juan Marcos Rivas Pinilla descubrió en las aulas del colegio La Frontera su amor por la poesía. Declama y se graba poemas de gran extensión con una facilidad que sorprende a los profesores y la directiva del plantel.

Nació en Caracas, capital venezolana, con el síndrome de Asperger y hace tres años cuando llegó a La Parada, en Villa del Rosario, su condición le cerró las puertas de al menos unos 4 colegios. 

Estudia décimo grado y el mismo año que llegó ocupó los primeros puestos por su desempeño académico. Sus notas sobre cuatro puntos lo destacan, pero su pasión por las artes hace que sobresalga del grupo de los 1.600 estudiantes que tiene la institución.

“Ahora me presento en los actos del colegio frente a todos declamando y haciendo teatro. Esto me ha sorprendido a mí mismo, porque he sentido que he evolucionado”, dijo.

En Venezuela Juan era muy buen estudiante, pero él mismo asegura que no lo valoraban más allá de una buena calificación.

Este caraqueño está decidido a ser un psicólogo en Colombia, para ayudar a que otras personas con su misma condición logren ese proceso de integración a la sociedad, y de aceptación propia.

El rector del colegio, Germán Berbesí, señala que la condición de Juan les ha permitido aprender a todos en el colegio el don de la superación personal, a través de su testimonio.

 

 

Lectora por excelencia

Deisy Lisbeth Bonilla Mendoza cursa undécimo grado en el colegio Misael Pastrana Borrero, en Cúcuta.  Le pidió a su familia que la pusiera a estudiar en Colombia porque el sistema educativo venezolano le parecía muy deficiente.

Esta apasionada de la lectura es querida por los maestros de español, por su sobresaliente participación en el aula y fuera de ella. Sus calificaciones están por encima de 4.7. 

Le dedica al menos tres horas diarias a la lectura, pasión que comparte con sus actividades académicas, y con la ayuda que da en casa, en Ureña. 

“Con la lectura he aprendido a comprender más rápido los conceptos, a comprender los textos y contextos dados en clase de una forma más clara”, dice.

Ha leído casi 100 libros, pero dice que son pocos. Se los prestan o los busca en las bibliotecas. Tiene una lista de los que quiere leer.

Está enfocada en ser pediatra, rama de la medicina que le apasiona.

“Quiero dar salud a los niños, ellos son el futuro salvador de la tierra, si los cuidamos y los educamos bien, este planeta tendrá salvación”, dijo.

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Keila Vilchez
Keila Vílchez B.
Sábado, 16 de Marzo de 2019
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