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Magda Díaz Rincón, la única policía de Caño Indio
La primera misión para la patrullera resultó ser la de la paz.
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Domingo, 27 de Agosto de 2017

La patrullera Magda Yesenia Díaz Rincón pronuncia con absoluta claridad cada sílaba del nombre de la agrupación a la que pertenece: Unipep, que significa Unidad para la Edificación de la Paz, y afirma sin vacilación que “es un orgullo” pertenecer a ella.

Esta mujer de 23 años, nacida en Pamplona, completa dos años en el Departamento de Policía de Norte de Santander (Denor) y desde hace siete meses fue enviada a emprender una aventura especial en el Espacio Territorial de Capacitación de Caño Indio, antes Zona veredal transitoria de normalización, de Caño Indio (Tibú).

Allí, rodeada de otros 40 policías, hombres, tiene un pequeño resguardo para sí misma, en medio de tanta masculinidad. Y aunque reconoce que no ha sido fácil adaptarse al clima y al reto de un sector desprovisto de comodidades, nada le ha resultado imposible.

“A le gente le llama la atención que haya una mujer en esta zona, con pocas comodidads y pocos recursos para que la gente sobreviva”, afirma. “Ha sido un poco difícil, pero nada imposible, adaptarse a los pocos medios que hay en Caño Indio”.

Reconoce que el principal reto ha sido ganar la confianza de los pobladores, habituados a la casi nula presencia de la Policía y la fuerza pública. Pero al igual que ocurrió con la convivencia y la adecuación a esta parte del Catatumbo, hoy es una prueba superada.

Díaz ha logrado acercarse también a los excombatientes y conocer un poco de esta vida en comunidad a través de su trabajo como enfermera, pero también sabe sacar su parte más recia derivada del Curso de Operaciones Rurales (COR) que cumplió en tres meses e incluye conocimientos de combate y vigilancia, cumpliendo con el respeto de los derechos humanos.

Hace algunos días recibió la visita de su comandante, el coronel del Denor George Quintero y del general Juan Libreros, comandante de la Policía de Bucaramanga. Ella les compartió su reporte de la experiencia, bajo más de 32 grados de selvático calor.

Mientras sus superiores les presentaron a los líderes de las Farc detalles del nuevo Código de Policía, Díaz prosiguió en sus tareas de inyectar, tomar muestras de sangre, y preservar la seguridad de uniformados y guerrilleros.

“Esta es una gran experiencia”, dice, mientras concluye en que la primera destinación policial de su carrera, por fortuna, fue la de la paz.

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