La desnutrición infantil de los inmigrantes es uno de los problemas que día a día se ve más en los colegios de la zona fronteriza. La llegada masiva de niños venezolanos a estos espacios ha puesto en evidencia aún más el problema. 

Tal ocurre en colegios como La Frontera, en Villa del Rosario, donde la matrícula de estudiantes venezolanos cada vez es más alta.

El plantel fue incluido dentro de un programa de alimentación escolar que la Fundación Comparte por una Vida, que desde el año pasado está brindando atención a aquellos casos  más críticos.

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Por segundo año consecutivo, la fundación y Digisalud hicieron la valoración de un nuevo grupo de alumnos (378) y el 25 por ciento de este grupo tiene un peso y una talla en riesgo, 13,6 por ciento con riesgo moderado y 1,9 por ciento que requieren atención inmediata.

En las evaluaciones de salud se les examinó los niveles de anemia, y 22,2 por ciento tiene anemia moderada.

Lala Lovera, encargada de la fundación en Colombia, explicó que este año se busca ampliar ese cupo de atención en este colegio, y sumar nuevas escuelas al programa, que empezó desarrollándose hace dos años en Venezuela y se trasladó hasta la zona fronteriza, debido al éxodo de niños hacia esta zona. 

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“Los niños que fueron incluidos se les brinda la alimentación y los complementos nutricionales necesarios para recuperarlo de la desnutrición. Incluso, este año no se quiso terminar con la ayuda cuando se fueron de vacaciones, entonces, los atendíamos diariamente en el centro La Esperanza”, dijo.

Explicó Lovera que el programa no solo toma en cuenta a los niños venezolanos, sino al resto de la población estudiantil.

Cada vez se suman nuevas iniciativas al problema de la desnutrición en la frontera. Muchos de estos niños cruzan los puentes no tanto por venir a estudiar, sino por el plato de comida que tienen en estos colegios.