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Otro Gramalote, en zona rural de Toledo

Cinco kilómetros cuadrados de tierra se afectan por el deslave, que se inició por deforestación y lluvia.

Lento, pero decidido, un impactante fenómeno de remoción en masa deshace cinco kilómetros de tierra en la vereda La Camacha, ubicada en zona rural de Toledo.

El resultado son cinco kilómetros cuadrados completamente inservibles e inhabitables después de la remoción y fractura del suelo, que se inició el 1 de julio.

El origen del evento es la saturación de agua en el sector tras una semana de lluvia intensa, situación que ha llevado a considerar este como un nuevo Gramalote.

“La ventaja que se ha tenido acá es que no hay un casco urbano que se destruya, pero son condiciones relativamente similares: un terreno que cede con la lluvia y tiende a empeorar”, afirmó Anelfi Balaguera, coordinador departamental de gestión del riesgo.

Actualmente, hay 25 familias evacuadas que, de continuar las precipitaciones, podrían quedar sin nada, en vista de que el agrietamiento deja grandes hendiduras y enormes cantidades de lodo que avanzan tranquilamente.

Sumado a los aguaceros, la deforestación también tiene culpa en la devastación, dado que los árboles que podrían retener la humedad en la parte alta de la montaña fueron arrasados para dar paso a la ganadería extensiva.

Según Balaguera, los terrenos arcillosos, desprotegidos de cobertura vegetal, son vulnerables con la lluvia y, en principio, generaron grietas por las que se filtró el agua y destruyó todo a su paso.

De hecho, la primera vivienda destruida se desplazó casi 500 metros desde donde estaba ubicada.

“Este movimiento nos da la evidencia de la dimensión de la emergencia”, comentó Balaguera. “Aguas abajo se está previendo que este deslave se una al río Jordán, razón por la que se tiene activada la alerta”.

También hay una situación preocupante en la parte alta, donde está la Laguna Negra rodeada por grietas, apenas a 100 metros.

Ahora, se están patrullando los alrededores de la vereda, y las partes altas con el fin de evaluar nuevos agrietamientos, fracturas, árboles caídos, o vegetación marchita, considerados signos de alarma.

También se trata de reducir la presión del agua removiendo pequeños fragmentos de tierra, con el fin de evitar colmataciones que deriven en avenidas torrenciales.

Pero pese a las actividades de protección la realidad es una sola: el terreno no servirá hasta cuando la naturaleza lo permita.

Jairo Castellanos, alcalde del pueblo, afirmó que esto le inquieta pues “por ahora, salvamos vidas; de ahí en adelante, no sabemos qué hacer”.

“La gente está desesperada y tiene miedo, porque hay barrancos hasta de seis metros; como una casa de dos pisos”, declaró. “Seguimos evacuando a la gente, porque la prioridad es la vida. Esperamos que no nos dejen solos”.

Alarmantes cifras

Toledo, a la fecha, tiene estas condiciones:

Cinco casas averiadas, no habitables, de las cuales tres están destruidas.

267 afectados por la destrucción del distrito de riesgo de Asohatos, durante el deslave de La Camacha.

17 derrumbes por atender.

27 familias sin techo, por la ocurrencia de un vendaval, en las veredas Río Negro, La Mesa y El Encanto. La escuela del sector también quedó afectado.

Una quebrada desbordada en la vereda El Porvenir.

Hundimiento de la banca, en la vereda La Carbonera.

Cuatro barrancos que generan riesgo, en las veredas El Ceibal y El Cobre, y un taponamiento en la vereda Santa Rita.

Otros movimientos en masa en las veredas El Ceibal, Juan Pérez, Corralitos y San Ignacio.

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Martes, 5 de Julio de 2016
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