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Paneles solares llevan la luz al territorio educativo U’wa

Más de 350 estudiantes y sus comunidades emprendieron la instalación de los paneles, con los cuales pudieron utilizar las tecnologías.

Enclavadas en las zonas montañosas más alejadas de Toledo y Chitagá, están las 13 sedes etnoeducativas U’wa Izketa. Son 4 días de camino para llegar a algunas de ellas, sumergidas en medio del verdor de las montañas de los parques nacionales naturales El Cocuy y El Tamá, a donde literalmente no llega nada.

Con edificaciones sencillas, muchas hechas con paredes de madera, otras con materiales más firmes, estas sedes están repletas de las almas y las sonrisas de los niños u’wa, que con tan poco enraízan las costumbres y las ganas de hacer renacer su tierra, tal como dice su lema: cultura, sabiduría y guardianes de la madre tierra.

Hasta hace menos de un año, los niños en estos colegios etnoeducativos solo veían la luz que les ofrecía el sol, astro con gran significado para esta comunidad indígena que ve en él la claridad, la luz, la energía y el desarrollo de sus cultivos.

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Los 350 estudiantes dentro de los salones escribían y leían con la claridad  del sol que entraba por las ventanas. Que llegara la electricidad convencional era un imposible, decían los propios padres de familia.

Pero en 2017 recibieron un donativo que cambiaría todo en la comunidad educativa. La Gobernación de Norte de Santander les entregó 110 computadores. Ahora, el dilema era ¿cómo generar energía eléctrica para prender los equipos?

Joemes Santos Correa, de cuarto grado, del resguardo unido u’wa municipio de Toledo, contó que ver los computadores por primera fue mágico para ellos, porque no sabían qué era un equipo de estos. “Aprendimos a prenderlos y a apagarlos, pero el problema se nos presentaba cada vez que trabajábamos en ellos y se descargaban”, dijo.

Les tocaba ir hasta el pueblo a cargarlos y regresar al colegio y seguir trabajando.

Entonces, el esfuerzo de los padres, los docentes y la comunidad se congregó en buscar la forma de generar electricidad para los computadores de los niños.

Un año después de tanto buscar, se concretó la forma: un proyecto desarrollado a través del programa Colombia Transforma de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y AsoU’wa. 

Walter Gutiérrez, dinamizador pedagógico de la sede principal de la Institución Etnoeducativa U’wa Izketa, explicó que luego de establecer esta alianza en 2018 se logró dotar de energía alternativa a las 13 sedes con la instalación de paneles solares en cada una de ellas. 

Este sistema solar que fue replicado en igualdad de condiciones técnicas en todas las sedes, exceptuando la principal que ameritó mayor capacidad, tiene habilitada una conexión que soporta seis bombillos led y cinco computadoras portátiles encendidos durante 24 horas mientras no haya luminosidad solar.  “Una vez haya luz del sol es permanente la entrada de energía al sistema”, explicó Yimmi Sánchez Aguablanca, representante de la comunidad.

En la sede principal Etnoeducativa U’wa Izketa se diseñó un sistema con mayor capacidad porque es una de las más grandes. 

Los estudiantes y los docentes participaron en cada colegio en la elaboración, el diagnóstico y las necesidades que tenía cada sede. 

“Se hizo una consulta comunitaria y se solicitó el aval de la misma, para posteriormente obtener el diagnóstico técnico y hacer la gestión interadministrativa entre Asou’wa y Colombia Transforma”, dijo Gutiérrez.

Las comunidades indígenas participaron activamente en el apoyo logístico en cada sede para lograr la puesta en marcha de cada panel, el cual fue sometido a un período de prueba y conectividad. 

El dinamizador pedagógico explicó que el apoyo que se recibió de las entidades involucradas fue la concreción de la gestión administrativa y el aporte de los recursos; entre ellos el material, la parte técnica, el personal especializado, la capacitación y el mantenimiento trimestral de los sistemas por tres años.

Durante tres meses (octubre-diciembre de 2018) la comunidad u’wa y los especialistas de las entidades locales y organismos internacionales se volcaron a traer los equipos e instalarlos. Fue tiempo suficiente para que el proyecto estuviera listo. 

El día que por fin los niños pudieron prender los computadores, fue mágico. Curiosos y expectantes vieron por primera vez los equipos encendidos sin que se apagaran por necesidad de corriente. 

El pequeño Joemes Santos describió ese instante así: “cuando llegó el panel solar nos sentimos más felices, porque pudimos prender los bombillos, el salón tenía buena iluminación.

Teníamos corriente eléctrica y podíamos cargar los computadores y seguir trabajando, dibujando y aprendiendo más cosas sobre la tecnología”.

Para Ronald Runia Corona, del grado undécimo, fue una bendición. Cuenta que él y sus compañeros desarrollaron sus estudios sin luz eléctrica en su colegio

Resaltó el valor para su comunidad de tener electricidad, pero sin contaminar a su madre tierra, tan importante para ellos. “La llegada de la energía nos fortaleció el área de informática en cada uno de los alumnos”, dijo.  

El dinamizador Gutiérrez explicó que este proceso ha generado mucha inquietud en los niños, que se han convertido en unos investigadores. “Esta ha sido una experiencia múltiple para toda la comunidad, entre las cosas más importantes del proyecto ha sido el aprendizaje significativo y didáctico para los niños, y la innovación pedagógica a la que ahora tenemos acceso”, dijo.  

Resaltó que cuentan con espacios virtuales, cuando antes no tenían ni dónde cargar un celular. “Hay un mejoramiento de la calidad de vida, y existe un fortalecimiento del conocimiento intercultural, pues los niños pueden investigar sobre otras culturas”.  

Indicó que dentro de las escuelas etnoeducativas se mezcla ahora a la perfección el arraigo por las costumbres propias y el desarrollo de las nuevas tecnologías.

Ahora las comunidades u’wa están solicitando a las entidades competentes llevar los sistemas de paneles solares hasta sus casas.

 En la sede anteta, al igual que en el resto de las escuelas, los dinamizadores pedagógicos y los niños participaron en la elaboración de las necesidades y diagnósticos de cada plantel.

Las condiciones de cada colegio son muy precarias, están ubicadas en zonas alejadas de los parques naturales El Cocuy y El Tamá.

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Sábado, 13 de Julio de 2019
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