El conflicto armado que vive la región del Catatumbo afectó el normal desenvolvimiento de las actividades académicas en la zona, y cientos de niños reciben clases de forma intermitente.
Las amenazas de los grupos armados provocan que muchos padres prefieran no enviar a sus hijos a los colegios por los riesgos que esto implica.
En este sentido, el procurador Regional de Norte de Santander, Edgar Fandiño, solicitó a la ministra de Educación, Yaneth Gina Tovar, la reubicación de algunos estudiantes bajo amenaza, en el Catatumbo.
En el oficio número 2033, de fecha 6 de agosto, el órgano de control hizo un llamado al Ministerio para que se brinden las garantías de seguridad necesarias a aquellos estudiantes que van a presentar las pruebas ante el Icfes, tras un llamado urgente efectuado por el obispo católico de Ocaña, Gabriel Ángel Villa Vahos.
La solicitud del obispo se debe a la preocupación que siente la comunidad por la integridad física de los alumnos y por la imposibilidad de que gocen su derecho a la educación.
En el comunicado remitido al Ministerio, firmado además por el defensor del Pueblo, Jorge Villamizar, se pide tener en cuenta la alteración del orden público, que se suma a los constantes comunicados amenazantes contra la población civil.
En el documento se indica que el Ministerio debería contemplar “la posibilidad de que los estudiantes de las zonas más conflictivas sean trasladados a la capital de este departamento para poder cumplir con la presentación de estas pruebas”.
Según los datos aportados, se trata de aproximadamente 50 estudiantes del corregimiento Orú, en El Tarra, los que necesitan presentar la prueba el domingo 12 de agosto en Ocaña, pero ante las condiciones actuales, la comunidad insiste en que el sitio de la prueba debe ser Tibú o Cúcuta.
Los padres de familia han manifestado preocupados adicional, porque esta prueba que presentan los alumnos que están a punto de finalizar el bachillerato, garantiza en muchas ocasiones la posibilidad de entrar a una carrera universitaria.
El obispo de Ocaña, en anteriores ocasiones, ha expresado inquietud por los estudiantes del Catatumbo y por las circunstancias que deben vivir como consecuencia del conflicto armado.
Entre ellos, la suspensión de clases que perjudicó el ambiente académico para más de 44 mil estudiantes.
Villa enfatizó en que las escuelas deben ser “territorios de paz”, en los que no tenga cabida ningún actor armado.
La secretaria de educación departamental, Fabiola Cáceres, indicó hace un par de semanas, en reunión con rectores del Catatumbo que los grupos armados no respetan el derecho a la formación de los niños.
Medidas a aplicar
Recientemente, la secretaría departamental de Educación tomó dos decisiones para garantizar el derecho a la educación de los niños del Catatumbo.
Una de ellas es aumentar la dotación de las guías de Escuela Nueva, para que los alumnos sigan con su preparación sin interrupción.
También se considera implementar un carné que identifique a los maestros, con miras a facilitar su movilidad en el territorio.
Las medidas se consolidarán una vez se concrete una reunión con los rectores, directivos y coordinadores de las escuelas de Hacarí, Convención y Teorama, quienes a su vez ya presentaron reportes sobre las dificultades que afrontan en sus sedes, como consecuencia del enfrentamiento entre los grupos armados.