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Quince pozos artesianos calman la sed de La Parada
A través de mangueras se lleva el agua desde los pozos artesianos hasta las casas; todo, por 22.000 pesos mensuales.
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La opinión
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Sábado, 25 de Agosto de 2018
María López, de 52 años, confiesa que no tener el servicio de agua en su casa desde hace más de dos años es la peor penitencia que ha pagado en esta vida.
 
Ella es madre cabeza de hogar, tiene cuatro hijas, dos de ellas discapacitadas, y cada día que pasa, dice, debe hacer magia para cumplir con los quehaceres de la casa.
 
La odisea la vive  el sector de La Parada, de Villa del Rosario, a donde llegó hace 30 años. 
 
La mujer aseguró que en su casa han tenido que priorizar el uso del líquido en lo que más se necesita, que es preparar alimentos y el aseo de los niños. Está prohibido regar matas y lavar las casas, los carros y la ropa.
 
Solo cuando llueve, y se recoge agua, se puede cumplir con estas actividades, antes no, dice López.
 
Al igual que ella, los demás  vecinos de La Parada han sobrevivido gracias a los 15 pozos artesianos que hay en igual número de viviendas.
 
Los metros de manguera que hay que tener disponibles dependen de cuán lejos esté la casa del pozo. El tendido de la red es aéreo y al activarse una motobomba empieza a despacharse el pedido.
 
El que necesite este servicio debe pagar $22.000 mensuales por el suministro, sin embargo, muchos en La Parada siguen sin explicarse por qué desde hace dos años dejó de funcionar el único acueducto artesanal de donde se abastecían del preciado líquido.
 
La Opinión conoció que este acueducto funcionó durante 40 años,  y dejó de hacerlo por daños en el sistema de bombeo y porque la crisis económica que sobrevino tras el cierre de frontera dejó ilíquidos a la mayoría de vecinos, que no alcanzaban a tener los $12.000 pesos que se cobraba por la mensualidad.
 
“Hubo malos manejos y la crisis terminó por enterrar el único acueducto  que le distribuía agua, cada dos días, a las casas de las mil familias de La Parada”, recuerda Horacio Medina, vecino del lugar.
 
Luis Montenegro, padre de seis hijos, asegura que bañarse en La Parada es un lujo, sobre todo para aquellas familias en las que el jefe de hogar está desempleado, “como yo”. 
 
No obstante, confiesa que es una fortuna contar con los 15 pozos en esa zona rosariense, porque al menos tiene uno a la mano el aguita, “de lo contrario estaríamos (literalmente) muertos”
 
Urgen soluciones
 
La crisis migratoria que se produce desde 2015, a juicio de los habitantes de La Parada, terminó por agudizar el deficiente servicio de agua potable que recibían los vecinos de este sector de Villa del Rosario.
 
Se calcula que la población que habitaba este sector fronterizo se cuadruplicó en el último año, producto del éxodo de venezolanos. “El alcalde Pepe Ruiz nos prometió hace un año que nos conectaría al acueducto que opera Eicviro, pero aún esperamos que nos cumpla”, dijo Rolando Mejía, comerciante del sector.
 
El Gobierno Nacional anunció hace dos meses que gestionaba con la comunidad internacional un mecanismo que facilitara el mejoramiento del suministro de agua.
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