Con 453 kilómetros de frontera en Norte de Santander y un cierre fronterizo que reflejó la realidad del flujo migratorio, el contrabando y la violencia, para el general Gustavo Moreno, comandante de la Región N° 5 de Policía si bien las condiciones son complejas es innegable que hay interés nacional tanto en atender la situación humanitaria como en el combate contra la ilegalidad.

Aunque el oficial reconoció que la condición de la frontera es “casi calamitosa”, resultados derivados de las 44 mesas técnicas contra el contrabando dejan en evidencia que “las autoridades le están apostando a que esto cambie”.

Lo anterior dejó, por ejemplo, resultados por 16 mil millones de pesos en extinción de dominio, con 63 bienes ocupados (fincas, locales, vehículos, cuentas bancarias y viviendas), así como 1.179 millones de pesos en hidrocarburos.

Pero los golpes a la gran criminalidad y a quienes favorecen a los contrabandistas, no son los únicos que se asestan, pues ta mbién hay resultados en los puentes puente internacionales, pese a que allí “el tema no es penal sino de naturaleza más administrativa, relacionado con la necesidad de las personas”.

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“Cuando una persona trae un kilo de carne, muchas veces no es un contrabandista, aunque detrás de eso subsisten soterradamente intereses de grupos criminales”, dijo. “Hay una realidad de fondo: que la gente tiene hambre”.

Por ello fue enfático al señalar que los uniformados, si bien deben quitar los víveres a quienes intentan ingresar con ellos al país, “no podemos satanizar ni criminalizar estos comportamientos, ni maltratar a las personas o tratarlas como contrabandistas por traer un kilo de carne”.

De otro lado, Moreno expresó que se ataca tanto fuera como dentro de la institución, y que allí también hay contundencia “frente a policías corruptos” con un componente de inteligencia y de investigación criminal que apunta a delitos contra la administración pública, y dos fiscales anticorrupción, con un resultado de 454 investigaciones disciplinarias adelantadas y 112 sanciones.

Finalmente, advirtió que en Norte de Santander no hay paramilitarismo, y que en Colombia el fenómeno “se acabó”.

“No quiero quitarles la paz a los buenos ciudadanos de Norte de Santander para que piensen que esto es tierra de nadie”, puntualizó.