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Secretario de Víctimas de Norte de Santander cerca de terminar su ciclo
Luis Fernando Niño lleva cuatro años de arduo trabajo por la paz.
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Lunes, 19 de Marzo de 2018

El lema del secretario de Víctimas, Luis Fernando Niño, es hacer cada tarea de la mejor forma.

En sus palabras, si hubiese sido barrendero, o maestro de escuela, habría transformado su entorno, como lo ha hecho siendo titular de la dependencia en la que suma cuatro años.

Sin embargo, siente que se acerca el fin del ciclo y requiere un nuevo aire para dedicarse a la educación y la investigación, aunque espera seguir al servicio de la sociedad, en un entorno al que dice le cuesta adaptarse.

Su visión como filósofo, formado con valores distintos a los que imperan en una cultura de la ilegalidad como la nortesantandereana, no es simple, en especial al demostrar el dramático cambio regional.

En su tesis doctoral, laureada en la Universidad de Granada (España): Reflexiones críticas e interpretativas de la historia de Cúcuta y Norte de Santander, expone cómo la región tiene tanto de alzas como de declives.

Simultáneamente, lamenta que los líderes y pensadores locales aún no se unan para transformar la sociedad y espera que “los disidentes culturales” comiencen a abandonar los egos .

“Fuimos la perla del Norte, la primera con ferrocarril, exportaciones, café, máquinas, energía eléctrica, tranvía”, dice. “Tuvimos presidente de la República, nos hicimos departamento, pero hoy, hay 40 mil venezolanos pasando la frontera, 8 grupos armados, y más de 30 años de desgobierno”. 

Para Niño, hay variables que afectan al departamento, “pero la más vergonzante es la cultura de la ilegalidad”.

Además, el “sistema de educación, la falta de valores propios, la pérdida de la vocación agrícola, el desconocimiento de los antepasados, y liderazgos negativos que dividen a la sociedad dejan la mayor tasa de desempleo, y una sociedad mezquina e indolente”.

Temores y valentía

Su forma de pensar, y su objetivo de “hacer las cosas bien” le acarrearon amenazas que, si bien han costado intranquilidad, sirvieron para reconocer que Norte de Santander debe “despertar socialmente” y la secretaría ha sido un escenario para ello.

Según dice, la gente tiene más herramientas para hablar de paz, “y hay un antes y un después en la secretaría”.

“Se reconoce la experiencia, y queda una capacidad instalada, con políticas públicas, las mesas de víctimas, el Centro de Inspiración para la Paz, y la reactivación del Consejo departamental de paz”, cuyos miembros del pasado fueron asesinados en su totalidad, entre ellos, Tirso Vélez e Iván Villamizar Luciani.

Además, queda un registro de más de cinco mil personas que han visitado el Centro de Inspiración para la Paz y sus exposiciones permanentes, que tienen el acompañamiento del Centro de Memoria Histórica, y más de 8 mil beneficiados en pedagogía para la paz, con la Unidad móvil que apoya Usaid.

También ganó la confianza de excocaleros de Tibú que saben qué es sustituir, no con el Programa Nacional Integral de Sustitución (Pnis), sino con la Gobernación, y prevé que el próximo 1 de mayo 40 hectáreas de coca se cambien por girasoles y se siga transformando este territorio, mientras Niño busca su propio cambio en otros caminos.

Las metas

Entre los objetivos a corto plazo, Niño espera culminar un ciclo de viajes para dar a conocer el trabajo de la secretaría, mientras avanza académicamente.

Uno busca dar cuenta de la idiosincracia cultural de Cúcuta, “para entender un poco por qué somos así”. Otro proyecto, es una novela en la que se describan los elementos de la ciudad y sus símbolos, y no descarta otro, de investigación relacionado con la muerte, y su análisis científico, social, filosófico, entre otros.

Entre tanto, espera seguir en contacto con editoriales europeas que lo invitaron a publicar su tesis, hoy publicada en dos revistas científicas y consultada desde 18 países, sino otros proyectos, mientras culmina su servicio público, con sus enseñanzas y desafíos, y su reencuentro con exalumnos, que fungen como alcaldes, personeros o jueces y son su mayor orgullo.

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