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Región
Ser madre en medio del conflicto armado
Las catatumberas han repetido incesantemente “no parimos hijos para la guerra”. Esta consigna la han convertido en un reclamo hacia el Estado.
Domingo, 30 de Mayo de 2021

El 29 de mayo de 2019 en la escuela de la vereda Socuavo del municipio de Tibú se realizó la “Cumbre de las Madres del Catatumbo por la Paz”, a la cual asistieron más de 500 mujeres de diferentes municipios de Norte de Santander, que cansadas de ver las pérdidas que la guerra dejaba en sus vidas, decidieron reunirse para luchar por la paz y la defensa de los derechos humanos de las mujeres, niños, niñas y adolescentes en el Catatumbo.

Las mujeres catatumberas han repetido incesantemente “no parimos hijos para la guerra”. Esta consigna la han convertido en un reclamo hacia el Estado colombiano para que busque el fin de la guerra, que se ha ensañado con sus cuerpos y vidas. 

Las mujeres y las madres han cargado con las consecuencias de un conflicto que las violenta, desplaza, silencia, deja viudas, roba sus hijos y les quita sus oportunidades de organizarse, trabajar, estudiar y de vivir su vida en paz. 

Todas ellas desean que sus hijos tengan oportunidades, que empuñar un arma no sea una opción. Que la alegría frente a la decisión de ser madre no derive en la profunda tristeza que acompaña un duelo por perder a sus hijos y desean que el Catatumbo sea una región de nuevas oportunidades para todas las comunidades que han sido desangradas por la guerra.

En esta Cumbre hicieron un clamor al Gobierno Departamental y Nacional sobre garantías para la defensa de la vida y la implementación del Acuerdo de Paz, el cese bilateral de hostilidades entre el Gobierno y el Eln, la reactivación de la mesa de negociación con el Eln, la exploración de conversaciones con el Epl, y así seguir buscando la paz que tanto anhelamos los colombianos.

Trabajo por la paz

Desde entonces, sus actividades se han orientado a la promoción y defensa de los derechos humanos, la paz, la reconciliación y la convivencia de los hombres y mujeres del Catatumbo. 

Por lo cual, han hecho monitoreo a situaciones en donde se presenten vulneración de los derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario  realizando denuncias públicas, generando acciones para atender la violencia que se presentan cotidianamente en sus territorios, exigiendo garantías para el ejercicio de defensa de los derechos y de las víctimas desde su lugar de mujeres, madres y lideresas sociales.

Frente a la guerra, su respuesta ha sido el diálogo social; se han dedicado a hacer pedagogía de paz a través de reuniones con líderes y lideresas comunales, campesinas y defensoras de derechos humanos, en las cuales buscan alternativas frente al abuso de los grupos armados legales e ilegales contra la comunidad y han apoyado la conformación de la Red de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos; Diálogo de Convivencia por la Paz -Diaconpaz. 

Han acompañado desplazamientos masivos construyendo refugios humanitarios, tal como ocurrió en la escuela El Ambato, donde más de 300 personas fueron desplazadas de las veredas Tutumito y La Silla, por la masacre perpetrada por Los Rastrojos el 18 de julio de 2020. 

 

Las mujeres han repetido incesantemente “no parimos hijos para la guerra”. Esta consigna la han convertido en un reclamo hacia el Estado colombiano.

 

Promover el autocuidado 

Sobre hechos de violencias basadas en género, han promovido el autocuidado entre mujeres, la no estigmatización de las víctimas, han acompañado estos casos y han hecho eco de lo que les está pasando en todas las regiones del país. Exigen que se esclarezcan estas situaciones que hacen parte de una violencia sistemática, así como la exigencia de medidas para la prevención y eliminación de dichas violencias en sus territorios. 

Además de lo anterior, han articulado y organizado conversatorios virtuales denominados ‘Mujeres construyendo paz’ con otras organizaciones de otros departamentos, como lo son:  las Madres de Falsos Positivos de Colombia, Tejedoras de Mampuján, Asociación de Ruta Pacífica de Mujeres, Costurero de Memoria;  Kilómetros de Memoria y Vida  y Organización Feminista Popular a nivel nacional, que buscan un intercambio de experiencias de las problemáticas que tienen que enfrentar y sus posibles alternativas. 

Con los más vulnerables  

Ante la gravedad de la crisis social provocada por la COVID-19 y las restricciones del aislamiento general que profundizó la desigualdad, mostraron su solidaridad y realizaron la “Campaña por las personas con condición de discapacidad”, cuyo objetivo fue llevarle víveres no perecederos y medicamentos a las personas más vulnerables en Norte de Santander.

A estas gestiones se suman otras acciones encaminadas a resolver necesidades de las comunidades como: un filtro de agua y aulas a la escuela de la comunidad de la vereda Vetas de Oriente, Tibú; una dotación de pañales para la atención de niños y niñas recién nacidos al E.S.E Hospital Regional del Norte en Tibú; una silla de ruedas a una niña del corregimiento La Gabarra, Tibú y un colchón clínico a una persona en condición de discapacidad del corregimiento de Campo Dos, en articulación con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. 

La memoria  

Las Madres han gestionado espacios para reflexión sobre la importancia de la solidaridad y la memoria de las víctimas del conflicto armado en articulación con la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, Jurisdicción Especial para la Paz y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas y el Ministerio Público; para exigir verdad, justicia y reparación de las víctimas de la masacre Carbonera, sucedida el 29 de mayo; la masacre de Tibú, el 17 de julio, y la masacre de La Gabarra, ocurrida el 21 de agosto, en solidaridad con las víctimas que han tenido que enfrentar la violencia sistemática de diferentes actores legales e ilegales, en su búsqueda de la verdad. 

Una verdad reparadora que les permita cumplir el duelo por sus desaparecidos.

Su compromiso

Estas valientes mujeres han sido estigmatizadas y perseguidas, arriesgando su vida y la de sus familias en el desarrollo de su trabajo con la comunidad, donde han sido detenidas por los grupos armado ilegales y legales que hacen presencia en el Catatumbo. 

Ellas entienden el dolor de las mujeres, madres, hermanas, tías, comadres, vecinas, por los hijos e hijas que les ha arrebatado la guerra. También reconocen que no sólo como madres han sufrido la guerra; también como mujeres, sus cuerpos han sido violentados, sus derechos han sido vulnerados y sus territorios destruidos por las disputas históricas sucedidas en el Catatumbo entre diversos grupos armados legales e ilegales. 

Su reclamo, se suma al reclamo incesante y necesario por la paz para la garantía de la vida digna. Es un reclamo de resistencia frente al duelo y luto que les ha condenado la guerra.

Redacción Jhon Freddy Cabrera, apoyo técnico de la Asociación Madres del Catatumbo

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