Ese sonido deslizándose por debajo de la puerta en horas de la madrugada se vio interrumpido el viernes 27 de marzo a raíz de la orden de cuarentena decretada por el gobierno nacional para evitar la propagación del coronavirus. Ese viernes no se escuchó el acostumbrado repartidor bajándose de la motocicleta a echar La Opinión por la rendija de la puerta como si se tratara de un despertador mañanero para muchos de los suscriptores.
Algunos, que se les olvidó lo que decía el aviso en la primera página del jueves 26, último día que circuló La Opinión, se levantaron como de costumbre a buscar el periódico. Y sin poder creerlo, aún pensaron que se trataba de un sueño, lo buscaron por varios rincones de la casa, abrieron la puerta para ver si se había atascado o el repartidor lo había depositado en otro lugar. Al cerciorarse que no había llegado, que había dejado de circular, sintieron un gran vacío. Y despertando de esa pesadilla se fueron a tomar su habitual café, pero sin leer.
“No nos acostumbramos a no ver el periódico en físico, a tocarlo, a doblarlo, a sentir ese olor a tinta, a releer, a dejar para más tarde las notas largas o a ‘pelear’ el turno para escudriñarlo. A llenar los crucigramas, a ver los resultados de la lotería, a leer el acontecer local y regional”. Los fieles suscriptores, que llevan décadas recibiendo, de manera ininterrumpida el periódico, no se acostumbraron a este abrupto ‘pare’ durante más de 30 días.
Algunos no se adaptan a la tecnología y por eso prefieren tenerlo entre sus manos, en casa, en la oficina, en el negocio, en la calle.
Los suscriptores consultados por La Opinión se alegraron de la gran noticia: “regresamos este martes 28”. Y en la casa, donde se encuentran confinados por causa de este invisible y asintomático virus, volverán a escuchar, metida la madrugada, ese peculiar sonido cuando el repartidor vuelva a subir las gradas, o entrar al porche, a lanzarlo con mucho tino para que pueda traspasar la puerta y llegue a manos de su destinatario. Fanny Molina, una fiel suscriptora, dijo que está muy contenta de saber que este martes volverá a recibir La Opinión en su casa. Y resaltó: “El periódico me hizo mucha falta”.
Andrés Guzmán, gerente de Caracol, extraña ver La Opinión en la oficina. Lleva años de ser su compañía y “la llevo en mi corazón”.Pero hoy, en la madrugada se escuchará de nuevo ese característico sonido por debajo de la puerta y el habitual grito del voceador.