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Válvulas ilícitas, ‘las refinerías’ del narcotráfico
Las autoridades intensificaron los controles contra las bandas que delinquen contra los activos de Ecopetrol, en especial en el Catatumbo.
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Orlando Carvajal - Periodista La Opinión
Orlando Carvajal
Sábado, 23 de Noviembre de 2019

La instalación ilegal de válvulas en el oleoducto Caño Limón – Coveñas y en la infraestructura petrolera del Campo de producción Tibú, se ha convertido en los últimos años en un dolor de cabeza intermitente para Ecopetrol y las fuerzas militares en Norte de Santander.

A través de este delito, que protagonizan en la región del Catatumbo bandas criminales al servicio de la industria del narcotráfico, una de ellas, la conocida como los ‘pategrilleros’, se extraen miles de barriles de hidrocarburo que luego es utilizado como materia prima para el procesamiento de la base de coca.

No es un secreto la presencia de cultivos de uso ilícito en el Catatumbo. Solo en Tibú se habla de más de 12.000 hectáreas, de ahí que sea en esta zona en donde más válvulas ilícitas se concentran, según reportes de Ecopetrol y del Ejército.

Las pérdidas son incalculables, pero lo son más aún el daño ambiental por el derrame de crudo que se produce por los malos procedimientos hechos por las ‘pategrilleros’ a la hora de instalar las válvulas, y que van directo a contaminar ríos y quebradas.

Para medir el impacto de este flagelo que alcanzó su mayor pico después del cierre de la frontera en 2015, de enero a 31 de octubre del presente año, técnicos de la petrolera han detectado y retirado un total de 904 válvulas ilícitas en las líneas de transferencia y pozos de producción del Campo Tibú para el apoderamiento de más de 93.270 barriles de petróleo.

El año anterior se identificaron y retiraron 1.901 válvulas ilícitas en el mismo campo para el hurto de más de 185.786 barriles de petróleo.

Por otra parte, en el negocio de transporte, al Oleoducto Caño Limón Coveñas le han retirado en el mismo periodo 106 conexiones ilegales para el apoderamiento de más de 153.300 barriles de petróleo, y se han registrado un total de 40 atentados en Norte de Santander y Arauca.

Toda una ‘refinería’ ilegal que en los dos últimos años suma ya 432.356 barrilles de crudo que sirven de precursores para la producción de coca.

En el año 2018 se identificaron y retiraron un total de 72 válvulas ilícitas del oleoducto Caño Limón-Coveñas, según cifras de Ecopetrol.

De acuerdo con la Corporación Autónoma Regional para la Frontera Nororiental (Corponor), solo en el Catatumbo, los derrames de crudo tienen en serio riesgo el ecosistema donde habitan más de 20 especies de mamíferos, 30 de peces, 15 de reptiles y 20 de anfibios.

El cierre de la frontera detuvo en buena parte el ingreso de gasolina de contrabando hacia el Catatumbo y por ello el incremento de las válvulas ilícitas en las redes de transporte de crudo en los últimos años.

Expertos en seguridad precisan que para custodiar los 400 kilómetros del Oleoducto Caño Limón Coveñas, en su paso por los 11 municipios de Norte de Santander, se necesitaría un soldado por cada metro, algo imposible de cumplir.

Pero algo que preocupa enormemente a Ecopetrol y a las autoridades ambientales es el efecto que están produciendo en el ecosistema los derrames que dejan las válvulas ilícitas.

Son 62.000 metros cuadrados de suelo afectados por atentados e instalación de válvulas ilícitas al oleoducto y a la infraestructura del Campo Tibú. Asimismo, por roturas y derrames en caños y ríos, se tienen 92 kilómetros de afluentes, que tienen en serio peligro las especies nativas de la región.

Las instalaciones de válvulas ilícitas se iniciaron en el Campo Tibú, alrededor de 12 veredas, dejando una estela de muchas dificultades sociales y ambientales, señala el  Ejército (ver recuadro).

Realmente esos llamados pategrilleros no tienen ningún problema en perforar los tubos y que haya derrame de crudo o de gasolina, para ellos lo que importa es extraer y abastecer el narcotráfico, sin importar que haya contaminación de ríos y quebradas.

La estrategia

Los pategrilleros extraen el crudo a través de válvulas ilícitas, luego lo cocinan en refinerías artesanales y el producido, que es una especie de gasolina a la que llaman pategrillo, la almacenan en piscinas que mantienen camufladas entre la maleza, para desde allí distribuirla a los laboratorios de la zona donde procesan la base de coca.

El problema grande es que el residuo de ese proceso de transformación del crudo lo dejan abandonado a la intemperie y las lluvias se encargan de llevarlo hasta ríos y quebradas, manteniendo una contaminación constante.

El coronel Jhon Eduard Ruiz, comandante del comando operativo energético # 1, de la Fuerza de Tarea Vulcano, cuya misión es cuidar el oleoducto Caño Limón – Coveñas las 24 horas, en su paso por Norte de Santander, expresó que esa línea de transporte es vigilada por cinco batallones, casi dos mil hombres a lo largo de 109 kilómetros, en un trabajo conjunto con Ecopetrol y con Cenit (aliado estratégico para el transporte del hidrocarburo).

La Fiscalía tiene en marcha procesos contra personas sorprendidas chuzando el tubo, instalando válvulas ilícitas y robando activos de Ecopetrol. Señaló a las bandas del narcotráfico como las directas responsables de estos delitos.

Las penas por estos ilícitos no son menores a cuatro años de prisión, aunque también se están procesando por delitos conexos como violencia a servidor público.

Datos

-4.543 kilómetros mide la red de oleoductos con la que cuenta Ecopetrol.

-1986 fue el año en que se produjo la primera voladura del olecoduto Caño Limón Coveñas, en el tramo de la Donjuana.

-400 kilómetros tiene el tramo del oleoducto Caño Limón - Coveñas que pasa por Norte de Santander.

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