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Salud
Cada vez es más difícil cuidar la salud mental, ¿qué hacer?
Cada vez es más difícil mantenerse sano mentalmente. Las causas son múltiples: desde la soledad hasta la crisis por la pandemia.
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Colprensa
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Domingo, 9 de Octubre de 2022

En siete meses, entre enero y agosto de este año, se han suicidado tantas personas en Colombia que con ellas podrían llenarse diez aviones. Han sido en total 1.860 y la cifra no solo es inquietante por su magnitud, sino también porque en comparación con el mismo período del año pasado ha habido un incremento del 10 %, es decir, 172 casos más. Ahora bien, el fenómeno no es solo nacional. A nivel mundial las muertes por suicidio han aumentado casi 20.000 veces en los últimos 30 años (de 1990 a 2019).

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Las rutas que pueden llevar a una persona a tener ideas suicidas o consumar el acto son diversas y pueden ser de origen individual o social. “Puede hablarse de suicidio orientado por la soledad (anomia social), por rechazo, como medio de descarga de la ira o la frustración, como forma de evitar la enfermedad física, mental, los problemas”, explica Juan Carlos Jaramillo Estrada, coordinador de la maestría en Clínica Psicológica de la Universidad CES.

Así como han incrementado los casos, lo han hecho también los grupos poblacionales por edades. Ahora es más frecuente registrar eventos de este tipo en menores de edad. En Colombia, en el primer semestre de este año (entre enero y junio) habían sido reportados 179 casos en menores entre los 6 y los 17 años, lo que representa un incremento del 13 % en comparación con el mismo período del año pasado. Sin pretender que sea una cuestión causal, continúa Jaramillo, esto podría explicarse por factores externos y propios de los niños. Actualmente, están mucho más solos, “según las estadísticas, en el país la mitad de los menores de edad no vive con al menos uno de los dos padres”; además las familias son menos numerosas, no hay una red de apoyo grande ni sólida, ni se educa para la resolución de conflictos o el control de la frustración.

Añadido a todo esto, hay factores de riesgo identificados que pueden aumentar la probabilidad de tener ideación suicida. El principal es tener algún trastorno mental, siendo los más comunes la depresión, el trastorno afectivo bipolar, el consumo de alcohol y de sustancias psicoactivas. “También está tener una enfermedad crónica, sentimiento de fracaso en el rol social, la pérdida de un ser querido, haber tenido un intento de suicidio en el pasado y tener antecedentes familiares”, agrega Antonio Carlos Toro, psiquiatra y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.

¿Un ciclo que se repite?

La alza y baja en los registros de suicidios ha tendido a depender de un factor clave: durante crisis como la actual (la pandemia) los suicidios suelen disminuir, pero luego de que son superadas, los casos vuelven a aumentar. Pasó durante la Gran Depresión en Estados Unidos, en la Crisis Asiática y está sucediendo hoy.

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Entre las explicaciones dadas por Jaramillo está que durante los contextos difíciles, las sociedades “cierran filas”, se convierten en una red protectora muy fuerte que se preocupa entre sí. “Se cuidan, están muy atentos y eso disminuye la anomia, pero una vez pasa la crisis, todo vuelve a la normalidad (hay individualismo, competencia, soledad) y tal vez con más fuerza”.

No obstante, las coyunturas no son las únicas causales del incremento en las cifras. Según el Ministerio de Salud y Protección Social, en un comunicado emitido luego del foro Los desafíos de la salud mental (ocurrido a finales de julio), la problemática del suicidio es estructural, por eso las medidas para darle solución deben ir más allá de las acciones en salud pública tomadas por los gobiernos, deben contar con estrategias que atraviesen todos los sectores de la sociedad (educativo, familiar, laboral, etc), de manera que se fomente la empatía entre las comunidades.

Hablar del suicidio con amigos y familiares es la petición que hacen de forma reiterada los especialistas, tanto que defienden que debe abordarse desde la academia y las instituciones con el fin de que sea socializado y resuelto todo aquello que inquieta o incomoda sobre el término. Así mismo, coinciden en que es importante hacer pedagogía en torno a la resolución de conflictos, el fomento del control de impulsos y la capacidad de espera.

La depresión, también arriba

De acuerdo con MinSalud, después de las patologías cardiovasculares, la depresión es la segunda enfermedad con mayor carga (que más casos aporta) en el país. Así, más de 1,7 millones de personas fueron atendidas en 2021, lo que representa un incremento del 27 % frente al año anterior. “Cada vez hay mayor carga de enfermedad mental en el mundo”, señala Clara Cossio Uribe, coordinadora de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad CES. “Ha aumentado la prevalencia y en esa misma medida las políticas públicas, los diagnósticos y los registros”. Por eso, es probable que, aunque en épocas anteriores la carga fuera igual de alta, hubiera un subregistro, es decir, menos casos identificados de los que había realmente.

Entre las explicaciones que hay en torno a la prevalencia de este tipo de patologías, el psiquiatra Toro señala que los factores son múltiples, pero que pueden agruparse en dos: biológicos y psicológicos. Los primeros tienen que ver con asuntos genéticos, hereditarios, por alteraciones en los neurotransmisores o consumo de sustancias psicoactivas. Sin embargo –y ahí entra la dimensión psicológica–, de acuerdo con el docente, la salud mental no puede reducirse a un cambio o variación de una sustancia cerebral, “es necesario tener presentes los factores sociales, culturales, personales y económicos”.

En las consultas son dos las cuestiones que más tienden a enunciar los pacientes. La primera es la soledad, narra el psicólogo clínico y docente universitario, Juan Carlos Posada Mejía: “y es que actualmente hay una dificultad latente para establecer vínculos”, añade, pues estos tienden a estar fundamentados en intereses egoístas y encuentros sexuales. La segunda es la “desesperanza aprendida”, una condición que lleva a tomar una actitud pasiva frente a las situaciones adversas y que desencadena en depresión, pesimismo frente a los proyectos futuros y, en algunas ocasiones, ideación suicida.

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En esta misma vía, sigue siendo indiscutible que la pandemia ha tenido una influencia directa en el panorama actual. De acuerdo con un estudio publicado en 2020 en The Lancet, la emergencia sanitaria habría provocado a nivel mundial más de 53 millones de nuevos casos depresivos graves y más de 76 millones de casos de trastorno de ansiedad.

Sentimientos como la tristeza y la desesperación son normales ante situaciones difíciles. No obstante, no atenderlas con celeridad (como paciente y como acompañante) podría dar lugar a desenlaces fatales. De ahí que seguir las indicaciones de los especialistas sea clave. A propósito de que hoy, 10 de octubre,  se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, encuentre a continuación algunas recomendaciones en caso de que esté pasando por un momento complicado o esté acompañando de cerca a una persona que no está bien emocionalmente. Sin embargo, recuerde: lo ideal siempre es consultar con un profesional.

Si está pasando por una situación difícil

  • 1. Es posible que quiera estar solo, no pedir ayuda ni comentarle a nadie sobre sus sentimientos. Sin embargo, trate de reunirse con otras personas, con algún buen amigo o familiar. Coméntele lo que siente o piensa y traten de buscar juntos ayuda profesional. Recuerde que puede comunicarse de forma gratuita a las líneas de atención disponibles. En Medellín está, por ejemplo, la Línea Amiga (604) 4444448 o el 123 opción Social.
  • 2. Tenga en cuenta que los sentimientos de tristeza, abatimiento y desesperanza pueden distorsionar su percepción sobre las situaciones, razón por la cual pueden impedirle que tome buenas decisiones. La clave está en que recuerde que hay soluciones y alternativas a los problemas. Si piensa en el suicidio, no crea que se trata de debilidad. “Una idea suicida es consecuencia de una enfermedad”, precisa Toro, “para las cuales hay tratamiento, por eso es importante consultar”.
  • 3. Manténgase alejado de los objetos con los que podría hacerse daño. Procure mantener su casa libre de elementos peligrosos como armas de fuego, navajas o similares que pueda usar para lastimarse durante una crisis. Así mismo, tenga presente que durante este tipo de eventos emocionales los sentimientos pueden ser tan abrumadores que nublan el criterio y llevan a creer a la persona que no hay otras opciones cuando sí las hay.
  • 4. Evite consumir alcohol o drogas psicoactivas. Este tipo de sustancias, en lugar de mejorar los sentimientos negativos, pueden potenciarlos y desencadenar ideas suicidas. Opte mejor por escribir sobre sus pensamientos y sensaciones. ¿Cómo se siente? ¿Cuáles son las cosas que valora y aprecia de su vida? No importa si en ese momento le parecen insignificantes. Anótelas. También puede recurrir al dibujo, la música, el tejido.

Si acompaña a alguien en una situación difícil

  • 1. No dé consejos. Es usual creer que como uno mismo soluciona los problemas, también podrán solucionarlos los demás. Sin embargo, “creer esto puede hacer mucho daño”, enfatiza Toro, “hay que evitar a toda costa frases como ‘usted no tiene nada’, ‘ponga de su parte’, ‘haga ejercicio’, ‘la vida es muy bonita’”. Lo que a usted le sirve no necesariamente le servirá a la otra persona, al contrario, puede desencadenarle sentimientos de frustración e incomprensión.
  • 2. Procure crear espacios protectores. Hable sin reparos sobre el tema, fomente la cercanía y la conversación con los otros, de manera que pueda detectar cuando hay dificultades difíciles de sobrellevar. Piense en colectivo y pregunte de forma genuina “cómo está”, “cómo se siente”. Interésese por el día a día de la otra persona (tanto por lo positivo como por lo negativo), escuche bien y ofrezca su ayuda sin llegar a aconsejar.
  • 3. Identifique cambios prolongados en el comportamiento de la otra persona. Modificaciones en las rutinas (come o duerme menos, por ejemplo, o baja su rendimiento laboral o académico) pueden ser un signo de alerta. De acuerdo con Jaramillo, el 80 % las personas dan señales de su deseo de morir, “venden objetos, regalan cosas, dejan de hacer actividades placenteras, se aíslan, incluso de los ambientes que les generan protección”.
  • 4. Acompañe a la persona los servicios de medicina especializada. Ofrézcase para pedir una cita o transportar al lugar. No crea que usted y la persona podrán dar solución absoluta y efectiva a los problemas. Recuerde que se trata de enfermedades que deben ser diagnosticadas y tratadas por un profesional. Usted mismo puede llamar a la EPS o a las líneas telefónicas disponibles para solicitar asesoría.

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