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Catatumbo, un enorme desafío para el cultivo de palma

La migración venezolana suplió la demanda de mano de obra que el narcotráfico le quitó a la palma.

La ausencia del Estado, la presencia del narcotráfico y el recrudecimiento de la violencia por el control del territorio en el Catatumbo, noroeste de Norte de Santander, se erigen como las principales barreras a vencer para que la producción de palma de aceite sea más competitiva.

Aunque los productores hacen su mayor esfuerzo por mantenerse y otros tratan de volver a la zona, la situación de orden público impide que el sector tenga un mejor dinamismo y se adapte a las exigencias que impone la industria mundial en materia de medioambiente y sostenibilidad.

“Hay empresas que están haciendo cosas interesantes, pero los retos en esa región son distintos. Hacen lo que pueden. Los problemas de orden público y de ausencia del Estado son notables”, dijo Andrés Felipe García Azuero, director de Planeación Sectorial y Desarrollo Sostenible de Fedepalma.


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En ese sentido, señaló que la falta del Estado dificultad la cadena de suministros para que los fertilizantes lleguen a su destino y garanticen la producción del fruto de la palma y, a su vez, afecta el empleo porque la mano de obra en esa región no se puede movilizar libremente para trabajar.

“Si el Estado no llega con infraestructura y servicios públicos, no vamos a recuperar esas zonas para la institucionalidad ni para el país, y van a estar bajo en el control de los actores ilegales armados. Las vías importan, pero también los puestos de salud y las escuelas”, afirmó García.

Sobre la presencia del narcotráfico, el ejecutivo de Fedepalma dijo que hay coyunturas en las que hay grandes dificultades, y que competir contra los jornales de la coca es muy difícil. A pesar de que la palma garantiza empleos formales estables, retener la mano de obra es complicado.


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Rodrigo Lara, palmicutor de Norte de Santander, explicó que, en ese caso, la migración venezolana ayudó mucho a suplir la demanda de mano de obra del sector palmicultor en el Catatumbo, por los beneficios que reciben los cultivadores.

Venezuela nos arregló el problema y le regaló a Colombia un bono demográfico impresionante. Hoy, a los venezolanos los tratamos bien en el cultivo de palma, ganan bien. La gente llega con una mano adelante y otra atrás; sacarla de la pobreza es un proceso de tiempo”, afirmó Lara.

Por su parte, García recordó que, en el pasado, el gobierno fue clave en la retención en la mano de obra por cuenta de apoyos económicos y el apalancamiento de proyectos productivos por medio de la cooperación internacional.

“Hace años, cuando hubo un auge importante de la palma en Tumaco, la palma llegó empujada por proyectos de cooperación internacional y también con ayuda del Estado, lo que permitía romper el círculo vicioso de que los bancos no les prestaban dinero a los cultivadores sin garantía”.

Norte de Santander produjo 114.938 toneladas de aceite crudo en 2021 y cerca de 10.000 derivan su sustento del corozo de la palma, entre empleos directos e indirectos, lo que les da estabilidad a 40.000 familias, especialmente, en Tibú, donde se concentra la producción.

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René Mora Vicuña
Jueves, 2 de Junio de 2022
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