La única pista que tienen las autoridades sobre el presunto ataque con una extraña sustancia, al parecer, escopolamina, que sufrió un taxista, la mañana del martes, es que el autor del hecho fue un anciano.

La víctima, de 44 años, quien se ha dedicado a trabajar como conductor de taxi durante mucho tiempo, salió a trabajar ayer como de costumbre, desde el paradero de taxis ubicado en el barrio Gramalote, de Villa del Rosario.

Su primer cliente fue un anciano, de aspecto indefenso, que se convirtió en su agresor minutos después de arrancar del sitio.

El supuesto pasajero le pidió al conductor que lo llevara al barrio Alfonso López, de Cúcuta, pero en el trayecto, más exactamente en la prolongación de la avenida Cero, fue el escenario escogido por el atacante para rociarle un líquido al taxista.

“Él anciano ese le dijo a mi marido que si él no se aplicaba alcohol y en ese momento le roció con un atomizador un líquido en la cara. Afortunadamente él tenía puesto el tapabocas y eso le ayudó”, explicó la pareja sentimental de la víctima.

Según se conoció, el taxista en cuestión de segundos sintió un fuerte ardor en los ojos y se le empezaron a dormir los brazos y las piernas.

“Cuando él se sintió así, le dijo al señor que le había echado algo y como pudo logró frenar. En ese momento, el anciano se tiró del taxi y se perdió”, comentó la mujer.

En medio de su estado, Valcárcel se acercó a unos policías que iban pasando y de inmediato fue trasladado al Hospital Jorge Cristo Sahium, del municipio histórico, donde a las 5:00 de la tarde de ayer fue dado de alta.

Los médicos trataban de establecer qué tipo de sustancia fue la que afectó al conductor, que afortunadamente alcanzó a reaccionar antes de convertirse en una víctima más de la delincuencia.

Los habitantes de Villa del Rosario aseguraron que, en lo corrido de este año han ocurrido al menos tres casos similares, en los que los autores de estos hechos son personas de la tercera edad.