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Juegos virtuales masivos, un reto real para los padres

Estos productos son un medio de conexión social. Un experto da pautas para no perder el control.

La expansión de internet permitió la aparición de juegos con un enfoque social masivo, que generan nuevas dinámicas y abren la posibilidad de socializar con amigos y extraños, en entornos digitales.

Los juegos en línea se convierten en un medio de conexión y, al mismo tiempo, en un reto para los padres, a quienes les preocupa su consumo excesivo y la exposición a diversos riesgos.

El hecho de que desde la sala o el cuarto de su casa en Cúcuta, un niño o un joven pueda estar jugando con alguien que se encuentra en Japón, Rusia o cualquier lugar del mundo, es algo que aterra a muchos.

Aunque, para el licenciado y magíster en Literatura, Javier Velásquez, quien también se desempeña como diseñador de juegos y hace parte de los conferencistas de RedPapaz, es importante que los padres enfrenten estos miedos desde el conocimiento y el acompañamiento, y no desde la prohibición.

“Los papás tienen que recordar que cuando uno crece y se vuelve adulto, el 80 por ciento de su vida depende de saber lidiar con extraños… Los negocios, de quién te enamoras; la mayoría de la gente con la que convives son extraños”, incluso, recalca que desde temprana edad en la vida de los niños hay presencia de desconocidos; por ejemplo, cada vez que cambian de curso o colegio, de casa, etc.

Pese a esto, está claro que esto no significa dejarlos jugar con cualquier extraño, sino tener presentes los comportamientos de estos desconocidos ante los que se debe estar atento. 

A su juicio, las peores conductas tóxicas que un extraño puede tener son: tratar constantemente de dañar las experiencias de los demás jugadores y pedir datos como cuentas y claves del correo electrónico, entre otra información privada.

Es vital que los menores tengan claridad en que no todos los desconocidos son malos, pero que sí los hay y frente a estos deben estar alerta.

El dilema del tiempo

El hecho de que los niños y jóvenes inviertan una buena parte de su tiempo libre en los videojuegos, sea desde una consola, un computador o un teléfono, suele ser un tema de discusión en muchas familias.

Además, en el caso de los juegos sociales masivos como Fortnite, League of Legends o FarCry, estos tienen la particularidad de ser “muy enganchadores. Uno puede durar horas pegado al juego y no cansarse”, precisa el experto.

Para hacer más comprensible la situación, Velásquez compara esta emoción por jugar, con lo que ocurría en la época en que se llegaba del colegio y se hablaba por teléfono con los amigos, por un largo tiempo.

“En muchos de estos juegos sociales se ha visto que se han forjado relaciones que, de ahí han salido matrimonios. Mejor dicho que esto no es solamente jugar, sino que efectivamente es todo un ambiente social”, puntualiza.

Sumado a esto, los juegos usan mecanismos como el descubrimiento, la fantasía y los ciclos de recompensa, entre otros factores que mantienen conectados a los jugadores.

Aunque, así como no se pueden calificar todos los juegos como nocivos, tampoco en todos los casos se puede hablar de una adicción. Para que haya adicción tiene que haber síndrome de abstinencia, es decir, que el niño no pueda dejar el juego porque entra en ansiedad.

Cuando sea el caso, los padres deberían buscar ayuda profesional, pues en estas situaciones no pueden atender solos este tipo de ocurrencias.

Según la edición 11 de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE-11), se puede diagnosticar el trastorno por uso de videojuegos cuando, “durante un periodo de al menos 12 meses se muestra un comportamiento caracterizado por la pérdida del control sobre el tiempo que se pasa jugando, la mayor prioridad que adquiere el juego frente a otros intereses y actividades, y la continuación de esta conducta a pesar de sus consecuencias negativas”.

Y, aunque en este tema hay diversidad de conceptos y no hay una fórmula exacta, una de las recomendaciones del experto es que los niños no jueguen más de 12 horas semanales.

De acuerdo con los resultados de la más reciente Encuesta Nacional de Salud Escolar (Ense), en Colombia, el 46,3% de los escolares dedica más de 3 horas diarias a estar sentado viendo televisión, jugando videojuegos o navegando en Internet.

Regular el juego es clave

Para Velásquez, otro punto clave es regular el juego y enseñar al menor a regularse solo. No es decirle “ya no puedes jugar”, sino tratar de ponerle retos y que él mismo entienda que tiene el poder de apagar la consola.

Aquí el diálogo es vital y se pueden usar frases como “quiero que tú intentes cada 2 horas apagar la consola, si tú no puedes, yo te voy a decir que la apagues, pero el objetivo es que logres hacerlo solo”.

Es muy probable que no sea una tarea fácil, por lo que quien esté con el niño puede recordarle 10 minutos antes de que se cumpla el tiempo, ponerle alarmas en el teléfono, entre otras estrategias que lo ayuden a lograrlo, aunque se debe tener claro que esta labor llevará un buen tiempo y que se debe tener mucha paciencia para lograrlo.

Además, para saber qué es lo que están jugando los menores, sus papás pueden ingresar a Youtube y buscar reseñas sobre el juego, ver de qué se trata y así, de acuerdo con su criterio, decidir si les parece adecuado o no.

No hay una guía infalible, por eso, es tan importante estar informado, actualizado y crear un criterio como padres, para que el niño haga un buen uso de los videojuegos, que, según estudios, tienen beneficios como aumentar la cantidad de materia gris.

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Lady Hernández
Sábado, 14 de Septiembre de 2019
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