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Carros autónomos: ‘Cuando los tenga el mundo, los pensaremos para el país’
El director y creador de la Revista Motor, José Clopatofsky Londoño, habló con La Opinión sobre los vehículos. 
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Hugo González Correa
Sábado, 23 de Marzo de 2019

José Clopatofsky Londoño es el director y creador de la Revista Motor, con más de 40 años de experiencia en la industria automotriz y los deportes a motor en Colombia. Esta revista llega a sus 38 años de circulación, siendo un indiscutible referente en el mercado automotor en Colombia.

A su llegada de un viaje de trabajo en el exterior,  Clopatofsky, un apasionado y experto en el rugir de los motores y las pistas de carreras, habló con La Opinión sobre lo que más le gusta: los vehículos.

En cuanto a nuevos proyectos en su vida -admite- que no hay nada mejor que seguir siendo periodista por la “dinámica” de enfrentar cada día de manera diferente y no saber cómo comenzará y terminará el siguiente. 

¿Cuál fue, indiscutiblemente, el amigo fiel o el carro más querido de la familia colombiana?

Creo que cada familia debe tener su propia identidad con algún vehículo que haya sido su aspiración o pieza útil en la vida. No se pueden poner juntas las épocas en las cuales solo había pocos modelos en oferta y la gente lo cuidada y hasta creía venderlo más caro.

De los sencillos motores que se desvaraban con una media velada, pasamos a unidades selladas, que ante cualquier daño un computador o un experto ingeniero serán los encargados de detectarlo. ¿Será que todo tiempo pasado fue mejor?

Sencillos, pero se varaban y necesitaban mantenimiento constante por las preocupaciones que generaban y su poca duración por el diseño viejo, lubricantes de menor calidad y componentes más frágiles. Es mejor que los presentes los pueda arreglar con precisión un ingeniero y no estar al garete de mecánicos improvisados. Nunca en tecnología todo tiempo pasado fue mejor, porque los presentes y futuros son mejores que los antecesores.

Para el experto, los motores ‘viejitos’ sufrían constantes fallas. Los presentes los puede arreglar con precisión un ingeniero y no estar al garete de mecánicos improvisados.

De las robustas latas y brillantes metales en las carrocerías, ahora muchas piezas son plásticas. ¿Cuál han sido la ganancia y qué se perdió?

Se ganó en peso, sobre todo en seguridad, hay formas más atractivas por el moldeo del plástico, rentabilidad, reciclaje, etc. El cromo es una cosa de gustos porque el plástico también puede ser brillante. Esos elementos metálicos masivos y pesados son criminales en los accidentes. En buena hora los han remplazado por piezas que absorben los impactos en su deformación. Esa es una gran ganancia y avance.

Luego de los tanques a gasolina conocimos los diésel, a gas, eléctricos y ahora los híbridos, todos con valores y potencias distintas. ¿Hacia dónde apunta Colombia y qué pasará si el petróleo se acaba? 

El cuento de que el petróleo se acaba mañana es tema superado. Hace unos años cuando el precio llegó a los 120 dólares por barril, todas las empresas del mundo taladraron y encontraron (petróleo). Con técnicas como el fracking (técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo) hay enormes hallazgos por explotar.  

Colombia va con el mundo entero, llena de combustibles convencionales y esperando a ver si los eléctricos o alternativos llegan a precios y funcionalidades competitivas. 

¿Carros eléctricos requieren ciudades eléctricas?

Colombia tiene que preocuparse porque las ciudades sean “eléctricas” con el diseño anticipado de sus lugares de estacionamiento privados y públicos, aptos para las recargas. El carro eléctrico existe hace marras, pero necesita un entorno que lo haga viable y eso es responsabilidad de la planeación de las ciudades y del país, no de la industria automotriz que ya los tiene a granel. 

El mercado automotriz está inundado de motores y nuevos diseños en las carrocerías. ¿En muchos casos, les ‘sobra carro’ a las elecciones de los clientes? 

Afortunadamente existen todas esas variantes porque hoy la oferta es muy amplia y el público comprador tiene todas las edades y necesidades. Una marca no invierte millonarias cifras en desarrollar modelos o variantes si no cree que hay compradores al final de la línea. Lo que la industria percibe siempre no es que ‘sobra carro’, sino que pueden sobrar personas a quienes puede seducir con estas variantes.

¿No complica tanto cable, puesto que requiere de un técnico para cada cosa (en caso de un daño)?

Como todo en la vida, lo que avanza implica complicaciones diferentes y estos sistemas no están exentos de fallas. Los cables desaparecen cada vez más rápido a cambio de señales electrónicas.

¿Cómo ve el futuro del carro autónomo en Colombia?

Cuando los tengan en el mundo, los pensamos en el país. Es que el tema del carro autónomo es un asunto de tecnología, pero cuyo funcionamiento se pueda aplicar en entornos controlados. O sea, mientras las rutas, calles y diseño de las ciudades y las carreteras no sea una plataforma exacta (por ende aburrida) consistente e invariable, este es un producto de aplicación muy limitada a ciertos lugares del mundo.

¿Con cuánto dinero en la billetera se puede comprar en Colombia  un automóvil  familiar, sin importar la marca, pero de buen desempeño?  

La compra más inteligente para la billetera es un buen usado si sabe escoger y analizar sus condiciones. Siempre importa la marca, pues es parte del valor e integridad  del automóvil. 

A qué marca de carros le va mejor en nuestro país. ¿Seguimos siendo tradicionalistas o los orientales ya nos invadieron?

Los orientales, si hablamos de chinos, perdieron la pelea en el país, pues ahora prácticamente se limitan a pequeños utilitarios. Pero ahora nos invaden carros de cualquier origen jugando de locales con los tratados de libre comercio. Brasil y México son los grandes proveedores de nuestro mercado. A toda marca le va bien si está sobreviviendo y activa. 

En las calles cada vez hay más camionetas. ¿Cuál es el fenómeno? 

Hacer autos pequeños y baratos deja un mínimo margen con respecto a la inversión y su costo de ventas. Un ejemplo reciente: Ford anunció que deja de producir autos en el mundo y se dedica a las camionetas con las cuales tiene mejores márgenes que hacen sostenible su operación.

¿Por qué en tantos años los ingenieros automotrices no le apuntaron a un carro marca colombiana o latinoamericano? 

Porque esa es una utopía. Ni siquiera lo hay latinoamericano ya que la mayoría de los carros que sí se fabrican en México, Brasil o Argentina, son derivados de matrices de carros ya desarrollados en otras partes del mundo. Acá no hay el mercado para pensar en diseñar un carro con todo el andamiaje local, ya que para eso se necesitan millones de unidades vendidas en pocos años para hacerlo rentable. No es un problema de ingeniería: es financiero, de infraestructura, de mercado, de viabilidad de exportación, de una enorme cadena de producción para que haya autopartistas, etc. 

Todas las comodidades y automatismos de los carros actuales hacen más amable, atractiva y segura la vida de sus ocupantes.

En Cúcuta, gran parte de los automovilistas se quejan del pistoneo y le echan la culpa a la gasolina de bajo octanaje en la frontera. ¿Esto es cierto? 

Una parte es cierta, si la gasolina es de bajo octanaje, como puede suceder con la venezolana o con el uso de corriente en motores que necesitan un combustible superior. Pero en general, es mal manejo, por andar con el motor colgado de revoluciones en las retomas, y tenerlo mal sincronizado. 

¿No ha pensado en montar su propio  programa como ‘Overhaulin’?

No es viable un programa de esos porque acá no hay los componentes a la mano para esos injertos y recuperaciones, ni los costos de esos procesos son recuperables en una parrilla de TV tan pequeña como la nuestra.

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