Una especie de ‘cara a cara culinario’ fue el reto que les tocó vivir a algunos concursantes de Masterchef en el cuarto capítulo de este reality de cocina, considerado el más visto en el mundo.

En los capítulos de los días anteriores, 16 participantes habían ganado un pañuelo rojo, que indicaba que tendrían un nuevo filtro entre ellos para ganar o no un delantal blanco que les diera entrada a la cocina del afamado programa. Otro número de chef ya lo habían ganado y lograron un cupo directo al reality.

Entre todos los cocineros que se retaron, dos cucuteños vivieron un verdadero desafío entre paisanos, porque lucharon por ganar el último cupo para entrar oficialmente a concursar.

Miguel Hernández y Leonardo Morán fueron los dos nortesantanderenaos que disputaron este último delantal.

Un lomo de cerdo sellado con sal, plato que según los tres jurados expertos Jorge Rausch, Nicolás de Zubiría y Paco Roncero falló en su presentación, pero fue el tiquete de entrada de Morán, quien ganó el duelo.

Él siempre estuvo confiado de su preparación y definió su cocina como “sencilla pero con mucho sabor”. Con este encuentro Colombia conoció a los 20 concursantes que lucharán hasta el final para convertirse en el segundo Masterchef del país.

Dos caras cucuteñas

Mientras Morán competía por una oportunidad, desde un balcón lo observaba Ingrid Karina Gómez, otra cucuteña que cautivó desde el primer capítulo a los exigentes jueces.

Luego del primer encuentro, volvió a sorprender al jurado el pasado jueves con un exquisito plato. Langostinos en costra de coco, con salsa de mango y acompañado de patacones se convirtieron en su mejor arma para ganarse un ¡sí! rotundo y obtener el tan anhelado delantal blanco.

Diez minutos fueron suficientes para preparar su plato y demostrar de qué está hecha.

Con 28 años, la cucuteña llegó decidida a ganar y a hacer su sueño realidad: tener un gran restaurante “donde hayan muchos sordos que puedan atender al público. Ese es mi gran sueño”.

Al programa llegó acompañada de su hermana, quien es además su traductora intérprete porque ella tiene una discapacidad auditiva. Su mayor pasión es cocinar, pero lo alterna  ejerciendo como profesora de niños discapacitados.

Su sueño en Masterchef comenzó el pasado 6 de febrero, cuando se llevaron a cabo las audiciones en el hotel Casino Internacional de Cúcuta. Ese día se declaró fanática de las versiones anteriores de Masterchef, tanto en Colombia como en el mundo. “Ella se la pasa viendo estos programas en países como España, Estados Unidos y México”, aseguró su hermana.

Su talento y destreza en la cocina se lo debe a su mamá, quien siempre la ha acompañado y fue quien le enseñó a cocinar. Durante su paso por el programa, Ingrid tiene claro su objetivo, además de ganar: “Quiero mostrarle al mundo y a Colombia una visión diferente de cocinar”.

Entre el modelaje y la cocina

El pasado domingo Morán obtuvo el último delantal blanco y se convirtió en la otra representación de la región.

Además de ser un cocinero empírico, es entrenador personal, campeón de patinaje en línea y modelo publicitario.

En México, país donde vive desde hace un tiempo, Leonardo hizo un curso de cocina y  posteriormente se dedicó a preparar comidas por encargo. Su destreza para la cocina nació de la necesidad de tener que cocinar mucho para él mismo y así resolvió vender y promover la comida colombiana en ese país.

Con los años ha perfeccionado su técnica y ha evolucionado culinariamente llegando a preparar comida vegana por su hermana y su papá, quienes le han inculcado principios espirituales y filosóficos muy importantes.

Según Leonardo, él cocina dos a tres veces por semana y se considera un cocinero apasionado. Dedicarse dentro de poco de lleno a la cocina, es un sueño que no teme realizar.

Morán tiene un restaurante con sus hermanos y hace catering para eventos pequeños.

Su formación profesional la logró al graduarse como diseñador industrial.

El amor por la cocina es de familia. Su hermano Luis Miguel Morán es chef y participó en ‘Cocineros al límite’.