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Agoniza la salud en Venezuela

Deficiente presupuesto y carencia de insumos y medicinas, causan la grave crisis.

La salud en Venezuela está grave. Atraviesa por el más convulsionado momento de su historia. Para una buena atención falta de todo: médicos, cuyo número es insuficiente, no hay los insumos y medicamentos indispensables y se carece de equipos técnicos que contribuyan en la confirmación del diagnóstico.

Según datos recientes desde que estalló la crisis han emigrado del país 14 mil médicos quienes van, mayoritariamente, a España, Colombia, Argentina y Panamá.

Dos elementos son la causa principal de la emigración: los bajos sueldos y la falta de condiciones para hacer un trabajo eficiente, por la carencia de elementos.

Menos del mínimo  

La doctora Nelly Núñez, quien es la presidenta del Colegio de Médicos del estado Táchira, reveló que la morbilidad y la mortalidad han aumentado en la población tachirense y lo atribuyó a una falta de presupuesto adecuado, que limita la prestación de un buen servicio. Y lo grave es que cada día la situación empeora.

Núñez nos cedió una copia de la escala de sueldos de médicos, vigente desde el 1 de enero de 2014. Dijo la dirigente gremial que desde 2001, el Ministerio para el Poder Popular de la Salud no ha aceptado una revisión de la contratación colectiva.

En esa tabla se establece que un médico con el más alto escalafón, Director de un hospital y con 24 años o más de servicios tiene una asignación de 10.731 bolívares, equivalentes a 17 dólares o a 53.500 pesos colombianos. Y son profesionales con varios posgrados y a dedicación exclusiva. En la actualidad, el salario mínimo en Venezuela es de 7.425 bolívares y la gran mayoría de los médicos con escalafón están por debajo de esa asignación.

Otros servicios

Dentro de la salud pública, quienes están en unas condiciones un poco mejor, son los médicos del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, que reciben bonos y el pago de trabajo nocturno.

Las misiones que creó el fallecido presidente Hugo Chávez, denominadas “Barrio Adentro” y que, según el propósito se encargaban de atender emergencias y consultas de Triaje fueron desapareciendo poco a poco y, hoy, se desconoce el número de médicos cubanos que fueron los encargados de esas misiones y en dónde se encuentran.

Fue en los últimos años cuando aparecieron los egresados de la Escuela de Medicina Integral, muy cuestionada por los médicos egresados de las escuelas de universidades convencionales, por, según sus críticos, falta de formación profesional.

Yo no me dejaría inyectar de estos médicos comunitarios por el temor a que me lesionen un nervio, dijo la doctora Núñez.

Estas escuelas fueron creadas a través de la Ley de Reforma al ejercicio de la medicina de diciembre de 2011. Desde entonces han egresado cuatro promociones, de médicos que se gradúan en cinco años. La primera promoción contó con un número que en su momento se calificó de “preocupante”. La integraron 8.500 personas.

La presidenta del Colegio Médico del estado Táchira observó que dentro de los graduandos había personas mayores de 60 años y quienes habrían ejercido tareas bien diferentes tales como artesanos, amas de casa, choferes del servicio público o personas que habían estado totalmente alejadas de los libros durante mucho tiempo.    

Servicios alternativos

Lo anterior denota que los servicios de salud, en el sector público dejan mucho que desear. A nivel del gremio médico se asegura que el 80% de la medicina comunitaria no funciona y, en consecuencia, el enfermo debe acudir, necesariamente, a la medicina privada, la que en verdad es muy económica, pero que aún así afecta a las personas de recursos limitados.

Los  médicos comunitarios no asisten en la mayoría de las veces a sus lugares de trabajo, lo cual contrasta con el esfuerzo de los médicos convencionales que, sin recursos, hacen lo humanamente posible por aliviar el dolor del enfermo, aseguró Nelly Núñez.

Es por esta razón que ONG que trabajan con el sector salud, se han convertido en alivio temporal a la población enferma. Organizaciones como Rotary Club y el Club de Leones, que prestan servicios de asistencia médica, se han convertido en una alternativa válida.

Igualmente existe en la ciudad de Táriba, que se ubica en el área metropolitana de San Cristóbal, un dispensador de salud, conocido como el Hospital San Antonio, regentado por una comunidad de religiosas, en donde los servicios son excelentes y con precios humanitarios.

En estos centros una consulta puede costar el 50 o 60% del valor de la consulta privada, la que, comparada con precios internacionales es realmente muy barata. Una consulta pediátrica o de un internista, al decir de la doctora Núñez, cuesta entre 800 y 1.200 bolívares, es decir el equivalente a entre cuatro y seis mil pesos colombianos.

Y una consulta especializada en medicina cardiovascular o ginecológica, que incluye ecos y electros puede llegar a 2.500 bolívares, un poco más de 12 mil pesos.

Imagenología

En los centros médicos de la capital tachirense, existen equipos de última generación para estudios de imágenes, los cuales tienen precios absolutamente inferiores a los del mercado internacional.

A la vanguardia de estos servicios está una institución privada llamada Instituto de Bioingeniería y Diagnóstico  SA –Ibidsa- que realiza estudios de Ultrasonido, Resonancia Magnética, Tomografía, Densitometría y Mamografía, con precios regulados por el Gobierno Nacional. El número de estudios está  limitado a la capacidad de los equipos, lo cual ocasiona que haya necesidad de tomar turno con suficiente anticipación. Sus costos son inferiores a los de las clínicas privadas.  Los equipos con tecnología de punta, son de última generación. Pero si, por ejemplo, para un colombiano resultan servicios ultra baratos, debido a las bondades del cambio de pesos a bolívares, para el lugareño los costos son altos, merced al ingreso del venezolano, cuyo salario mínimo se ubica en el equivalente a unos 37 mil pesos,

Escasean medicamentos

El  déficit de medicamentos, agudiza la crisis en la salud en Venezuela. En las farmacias  no se consiguen analgésicos, antipiréticos o antibióticos,  pero lo que es más grave escasean medicinas para combatir la hipertensión arterial, la diabetes y el ácido úrico e incluso medicamentos esenciales contra diferentes tipos de cáncer.

El cuadro es alarmante y no es exagerado afirmar que la salud en Venezuela está en agonía.

Hospital San Antonio

En la localidad de Táriba, el municipio más próximo a San Cristóbal, funciona el Hospital San Antonio, que  regentan las Hermanitas de los pobres de Maiquetía, institución que nació el 22 de diciembre de 1998, como orfanato, pero que luego se amplió con servicios hospitalarios para los pobres, Hoy este centro que cuenta con servicios de consulta general con 26 especialidades y servicios de Imagenología, Rayos X, Ecografías, Densitometría  y Mamografía, además de los servicios de laboratorio, se ha convertido en la esperanza para los enfermos.

En 2014, el Hospital atendió 43.800 pacientes, pero por el récord que se lleva este año, esa cifra seguramente se va a superar.

El Hospital San Antonio trabaja de lunes a sábado en todos los servicios, pero emergencia y laboratorio funcionan, incluso los domingos. El Hospital abre a las siete de la mañana, pero hay quienes pasan la noche a las puertas del edificio a la espera de conseguir un turno. Una consulta médica tiene costo de 500 bolívares y los servicios de Imagenología son los más bajos que existen en la zona.

Dentro de su visión se señala que será un centro de atención, investigación y docencia en salud, que preste sus servicios a todos los habitantes de Venezuela y países circunvecinos.

De hecho, según lo  reveló Sonia Rosales, Secretaria de la Dirección del Hospital, el número de colombianos que pasan por sus servicios es “bien importante”.

*RAMSÉS DÍAZ LEÓN /Especial para La Opinión
 

Sábado, 8 de Agosto de 2015
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