Entre empujones, gritos y consignas de chavistas y opositores terminó el acto de la Semana Santa.
Con empujones, gritos y consignas de chavistas y opositores culminó, ayer, la misa que abre una de las mayores tradiciones de la Semana Santa en Caracas, la procesión del Nazareno de San Pablo.
“¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!”, gritó una multitud en la Basílica de Santa Teresa, cuando el cardenal Jorge Urosa dio por culminado el acto.
Segundos después empezaron los enfrentamientos dentro del templo, que obligaron a policías a ingresar para calmar la situación.
Algunos feligreses denunciaron la irrupción de colectivos con prendas alusivas al partido de Gobierno y amedrentaron a Urosa.
Al finalizar la misa, los oficialistas hostigaron a quienes coro pedían elecciones y la renuncia de Maduro.
El dirigente opositor Antonio Ecarri denunció que “el cardenal fue golpeado” al salir de la iglesia y fue escoltado por agentes policiales.
El Nazareno de San Pablo es una emblemática imagen de Cristo cargando la cruz, tallada en madera, que data del siglo XVII.