Menos ventas, pasajes aéreos costosos, escasez de gasolina. Las sanciones de Estados Unidos comienzan a ahogar a los venezolanos, ya golpeados por una crisis que no parece tocar fondo. En su negocio de videojuegos en Caracas, Manuel Saavedra cuenta que importa menos y vende más caro, luego de que el 15 de mayo el Departamento de Transporte estadounidense suspendiera los servicios aéreos de pasajeros y carga desde y hacia Venezuela, alegando razones de seguridad.
Las empresas de envíos aéreos subieron sus costos de 3,5 a 4,5 dólares la libra; y las marítimas de 8 a 10 dólares el pie cúbico, comenta Saavedra, de 39 años. Los courriers envían la mercancía a República Dominicana o Panamá antes de despacharla a Venezuela, triangulación que les evita ser penalizados.
“Esto incrementa el costo y provoca que se venda menos”, señala el comerciante, en una economía colapsada por la hiperinflación, que el FMI proyecta en 10.000.000% para 2019, y cuyo tamaño se redujo a la mitad desde 2013.
Antes de las sanciones, la profunda crisis en que cayó la otrora potencia petrolera durante el gobierno de Nicolás Maduro había obligado a Saavedra a cerrar un local y reducir de 14 a dos sus trabajadores. Washington busca estrangular a Maduro para sacarlo del poder y que el opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado por medio centenar de países, asuma y convoque a elecciones. Pero Saavedra cuestiona la estrategia: “Nos están asfixiando a nosotros, al ciudadano de a pie (...), yo no sé hasta cuándo van a seguir con eso, en cualquier país afecta a todos, menos a los que están en el gobierno”.