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Tras 57 años en el país, Kellogg cierra en Venezuela

La empresa estadounidense de alimentos no pudo sobrevivir a la crisis económica.

El gobierno venezolano tomó el control de la filial de la empresa estadounidense de alimentos Kellogg, luego de que este martes cesara sus operaciones por el acelerado deterioro económico del país.

El fabricante de cereales cerró las puertas de su factoría en Maracay, finalizando 57 años de actividades en el país. “El deterioro de la situación económica y social ha obligado a que la compañía detenga sus operaciones y salga del país”, anunció en un comunicado la firma, que cubre 50% del mercado venezolano.

Añadió que “todos los activos, compromisos y garantías legales han sido cubiertos por Kellogg a favor de sus empleados, clientes y proveedores”.

Aunque la firma dijo que la distribución de productos y el uso de la marca quedan suspendidos, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, enfatizó que “Kellogg va a seguir produciendo” y que el cierre es ilegal.

“Es una lástima que el sector privado no pueda operar abiertamente en el país ahora y Kellogg es una muestra”, reaccionó el encargado de negocios de Estados Unidos en Caracas, Todd Robinson.

Pérdidas millonarias 

La decisión sorprendió a los trabajadores -unos 300- que se encontraron con la reja de la fábrica encadenada y un aviso de cierre.

“Buscaremos retomar nuestras operaciones en Venezuela una vez que las condiciones del país así lo permitan”, indicó Kellogg en el texto enviado a AFP.

El cierre se suma al de otras multinacionales en los últimos años por la debacle del país petrolero, como las estadounidenses General Motors, Kimberly-Clark y Clorox.

Otras, como Coca Cola y Colgate, han cesado temporalmente o recortado operaciones.

General Motors, principal constructor de automóviles de Estados Unidos y presente en Venezuela durante 69 años, tenía paralizada su planta antes de que el gobierno la expropiara, decisión que llevó al despido de 2.700 empleados.

Las multinacionales lidian con millones de dólares de pérdidas ante un caos económico en el cual la moneda local, el bolívar, se ha devaluado 95% desde febrero.

Por ello, Kellogg separó contablemente su negocio en Venezuela a fines de 2016, y “operaba como una empresa aparte”, explicó el comunicado.

En julio de 2017, la papelera Kimberly-Clark también fue intervenida tras cesar operaciones. Entonces, debió pasar a pérdidas unos 153 millones de dólares. 

Además de la devaluación, la hiperinflación -que según el FMI alcanzará 13.800% en 2018-, la escasez de divisas que monopoliza el Estado, y los controles de precios, hacen que las compañías no puedan calcular con precisión sus ingresos en Venezuela.

Una docena de aerolíneas extranjeras emigraron desde 2014, por deudas que rondan los 3.800 millones de dólares. 

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EFE
Miércoles, 16 de Mayo de 2018
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