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Duelo en tiempos de COVID: ¿cómo decirle a un niño que su padre murió?

Los menores perciben la tristeza y los cambios en las rutinas familiares, no es recomendable mentirles.

¿Habrá algo más duro que explicarle a un niño que su papá, mamá o un ser muy querido falleció? Probablemente no y, muy a pesar del dolor, la forma como se le dé la noticia será determinante para ayudarle a comenzar un duelo sanador y no un proceso aún más traumático. Según la psicóloga clínica Diana Gómez, ser honestos es clave en esta etapa y más en medio de la pandemia por el nuevo coronavirus.

Trascendiendo la parte de la salud física, que es importantísima y que implica comprobar que el pequeño no esté contagiado y, si lo llegara a estar, asegurar su atención médica oportuna; está la salud mental, que se podría ver afectada si no hace un duelo sanador. ¿Cómo ayudarles en ese proceso mientras también se lleva un duelo?

“Para explicárselo al niño, debemos partir de que antes se le explicó que su ser querido estaba enfermo de COVID-19; si se hizo ese proceso de manera honesta y transparente, será, entre comillas, más fácil al momento de decirle”, asegura Diana.

“En teoría, el proceso puede llegar a ser más complicado porque se agrega el factor ‘inesperado’, es decir, hace solo un mes o menos esa persona estaba muy bien. De igual forma, las circunstancias contempladas en el protocolo que se sigue cuando una persona muere por coronavirus o por sospecha de él (los cadáveres se creman casi siempre y no se permiten sepelios como estamos acostumbrados en Occidente) hace que sea más difícil elaborar el duelo, tanto en niños como en adultos, pues se pierde el proceso de acompañar al ser querido en sus últimos momentos”.

¿Hay algo que pueda el padre sobreviviente hacer al respecto? Sí. “Elaborar un plan para que el niño pueda despedirse, así sea de manera simbólica, dependiendo de la edad y de variables individuales. Puede ser a través de una carta, elevar globos, con un dibujo o con ejercicios tipo ‘silla vacía”, explica la psicóloga.

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Consejos:

Nadie quisiera tener que pasar por estas situaciones, pero ¿quién puede controlar el curso de la vida y la muerte? Es mejor saber qué recomiendan los expertos en estos casos. Algunos consejos de Diana Gómez:

1. “Normalmente se le dice que la persona fallecida está de viaje, que está en el hospital, que se fue para el cielo, ellos preguntan dónde queda el cielo para irlo a visitar. Hay quienes le dicen que se quedó dormido para siempre, eso es una metáfora peligrosa. Lo que se le debe decir, aunque sea cruel, aunque sea doloroso, es que no va a regresar. Eso es lo que permite elaborar correctamente el proceso de duelo y eso está más que demostrado. El tema de mentirle, no. Si mentimos, será mucho más traumático después porque tendrán que hacer un doble duelo, el de la mentira y el de la muerte”.

Lo que se le debe decir, aunque sea cruel, aunque sea doloroso, es que no va a regresar. Eso es lo que permite elaborar correctamente el proceso de duelo y eso está más que demostrado.

2. Es importante ayudarle al niño a entender el concepto de muerte. “Que la muerte es definitiva, que se caracteriza por la ausencia de signos vitales, que es universal y que todos en algún momento nos vamos a morir. ¿Por qué? Porque ellos están acostumbrados a ver en los dibujos animados que alguien muere y a los dos o tres minutos, en la siguiente escena, está vivo”, anota.

3. “Hay que dejarle claro que, como adultos, nosotros tampoco conocemos todas las respuestas, que nos hacemos las mismas preguntas que ellos”.

4. “Hay que tener mucho cuidado con lo que se verbaliza. Antes de los 5 años, para los niños todo es literal, entonces ojo con ‘él se ha ido’, ‘se ha desaparecido’, ‘se ha marchado’, ‘se ha quedado dormido para siempre’ o ‘Dios se lo llevó’, eso les puede generar confusiones, miedo a ser abandonados, dificultad con las creencias, en fin”.

5. Hay que tener en cuenta que la edad es una variable importante: lo que piensan depende de sus años. “Para los niños de 5 a 7 años, por ejemplo, el concepto de la muerte es muy rudimentario. Cuando estamos hablando de niños de 8 a 10 años, ellos ya piensan la muerte más como los adultos, pero todavía no se pueden imaginar que alguien cercano pueda morir. Aquí influyen mucho las experiencias familiares, las experiencias previas que haya tenido con la muerte, la religión, la educación”.

6. “Es importante también explicarles los rituales, los ritos. Depende también de la religión y la cultura. En circunstancias no relacionadas con el coronavirus, el tema de ver el cadáver... no es obligarlo, ni crearle culpa si no lo quiere ver. Pero si el niño desea y su padre sobreviviente está de acuerdo, es lo ideal también para que pueda cerrar el ciclo, siempre con la presencia del cuidador”.

7. “¿Cuándo se le dice? Lo que comúnmente se hace es que le dicen días o meses después. No. Lo que se recomienda es que, pasadas las primeras horas de mayor drama y confusión, decirle, en lo posible, no dejar pasar mucho tiempo”.

8. “¿Cómo? Buscar el momento y el lugar adecuado, con palabras sencillas y muy sinceras. Por ejemplo: ‘Ha pasado algo muy triste, tu papá ha muerto. Ya no estará más con nosotros, ha dejado de vivir’. Es válido explicar cómo ocurrió la muerte... ‘Sabes que estaba muy enfermo, recuerda que la enfermedad que tenía él era esta...’, cuidarse también que no fue una enfermedad banal”.

9. “Los niños toman a sus padres como modelos. Está bien que los niños los vean con dolor o tristeza, muchos papás se cohíben de expresar sus emociones y eso lo que hace es enseñarle al niño a congelar sus emociones, o sea, está bien que los niños los vean, excepto si es algo ya de violencia”.

10. Ser transparentes con ellos permitirá que los niños se sientan más cercanos y también sean completamente abiertos con el padre sobreviviente, lo cual puede facilitar el duelo para ambos.

La forma cómo reaccionan

“Las manifestaciones conductuales cambian mucho de acuerdo con la edad y esto es importante porque muchas veces se piensa que algo está mal y no, eso hace parte del desarrollo -explica Diana-. De los 2 a los 5 años, es común la perplejidad, los niños parecen totalmente confusos, se niegan a creerlo, es posible que pregunten reiteradamente ‘dónde está mi papá’, desean saber cuándo va a regresar o la buscan activamente. Es muy común también que se apeguen mucho al padre sobreviviente, si ya controlaban esfínteres, puede que lo pierdan.

También es común la ambivalencia: a algunos parece que no le afectara en absoluto a la noticia, responden con preguntas o afirmaciones inadecuadas y puede ser desconcertante para el papá vivo, pero es muy común, o sea, significa simplemente que no han logrado aceptarlo, que están empezando su duelo. Que suelan sentir rabia, enfado, es normal, pueden sentirse abandonados; es frecuente que ese enfado la redirijan a un familiar cercano, que griten, que se sienta ese cambio en su temperamento. Hay niños que juegan a morirse. Todos esos comportamientos son normales, hay que respetarlos para que el niño realice su proceso”.

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Colprensa
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Martes, 16 de Junio de 2020
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