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Lo que debe saber sobre los fármacos en Colombia

Esta semana un error en el medicamento que se debía suministrar cobró la vida de dos niños.

Tal vez ha escuchado sobre el tramadol, incluso, lo ha consumido. En Colombia es el medicamento número uno entre los que usan las personas para automedicarse, según explica Ubier Gómez, médico toxicólogo del Hospital San Vicente de Paúl. Se utiliza para controlar el dolor y también es antidepresivo, pero (advierte el especialista) genera tolerancia en el cuerpo. El jueves se conoció la noticia de dos muertes asociadas a su consumo, por error.

En lugar de suministrar albendazol, un antiparasitario para tratar infestaciones intestinales, una droguería en Bogotá entregó por equivocación tramadol, que afecta al sistema nervioso central.

La falla cobró la vida de dos niños de siete y diez años el martes pasado. Dos días después, la cadena de farmacias Cruz Verde admitió el error de uno de sus auxiliares y pidió perdón a las víctimas. Este hecho prendió las alarmas sobre la venta y el suministro de fármacos.

Un estudio publicado en la revista British Medical Journal en 2016 mostró que en Estados Unidos fallecen cerca de 250.000 pacientes al año por errores médicos, que incluye malos diagnósticos, sobredosis de medicamentos y problemas de comunicación. Es la tercera causa de muerte en el mundo después de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Gómez señala que el tramadol debe venderse bajo prescripción médica, ya que produce dependencia. De hecho, se necesita fórmula para adquirirlo, pero muchas droguerías lo despachan como si fuera de venta libre.

No todo es culpa de los boticarios. El toxicólogo resalta que hay una corresponsabilidad del paciente porque siempre debe verificar “cuáles medicamentos le fueron entregados, que los miligramos sean correctos y preguntar si se toman con el estómago lleno o no”.

 No deje de revisar las instrucciones que acompaña al medicamento que tiene en sus manos. 

La búsqueda de sanar

Se conoce el genoma humano y el funcionamiento del cuerpo, pero todavía desarrollar fármacos es un proceso largo, difícil y costoso. De acuerdo con una revisión especializada del mercado de los medicamentos innovadores, publicada en  2010 por la revista Nature, el valor de investigar cada nueva entidad molecular (como se le conoce al ingrediente activo de las drogas) es de aproximadamente 1.800 millones de dólares. Este dinero sale, principalmente, del bolsillo de las empresas farmacéuticas y no incluye a los genéricos. Por lo general, cuenta

Carlos Alberto Calderón, doctor en ciencias farmacéuticas de la Universidad Nacional, Cualquier droga debe pasar por ensayos preclínicos que implican estudios in vitro y en animales de experimentación que duran aproximadamente cinco años, y posteriormente ensayos clínicos en seres humanos que comprenden las fases I, II y III para un total de 12 años. 

La semana pasada el diario El Espectador reveló pruebas que la UIS (Universidad Industrial de Santander) hizo a ocho muestras tomadas de diferentes droguerías de Bucaramanga de un medicamento que se vendía como 100 % caléndula y resultó entre sus componentes con diclofenaco y  un antiinflamatorio no esteroide, se trata de Doloded.

El Invima, encargado de regular estos productos en Colombia, emitió una alerta sanitaria porque halló rastros del antiinflamatorio en cinco lotes de Dololed y recomendó abstenerse de consumirlos.

Producto natural vs fármaco

Un medicamento se tiene claramente caracterizado y se puede dosificar con precisión. Se conoce su estructura química y sus propiedades en detalle. La fuente de fabricación de un producto natural, en cambio, son las plantas. En estos no se sabe exactamente qué principios activos hay, no se conoce su concentración, pero hay una actividad terapéutica potencial descrita. Hay que mencionar que muchos fármacos han salido de productos naturales como la morfina. Independientemente de si el medicamento es de origen natural, biológico o químico debe estar avalado por el Invima y sersupervisado por el médico.

 La dosis óptima es la que proporciona el efecto deseado con los mínimos efectos secundarios. 

¿Cómo se aprueban?

 

Los medicamentos, como los más comunes, por ejemplo el ácido acetilsalicílico (que comercialmente se conoce como aspirina) o los biológicos complejos (que se producen a partir de organismos vivos como bacterias, levaduras o células)  pasan por exhaustivas fases clínicas, según cuenta Calderón. Los laboratorios o empresas que los desarrollen obtienen una patente por hasta 11 años para explotarlo comercialmente. Un producto natural, en contraste, pasa por un proceso de evaluación menos riguroso en el que declaran su uso terapéutico sin mayor detalle o estudios científicos asociados.

¿Cuáles necesitan control?

Todo producto dirigido a la salud de una persona requiere farmacovigilancia. Sin embargo, dice Calderón, en Colombia esta se ha enfocado mucho en medicamentos químicos. “Hay una deuda de conocimiento de los profesionales médicos del país sobre los posibles efectos e interacciones que pueden producir los productos naturales”.

Sin embargo, usted como paciente no deje de revisar el papel que acompaña el medicamento que tiene en sus manos. Explore sus ingredientes activos, los compuestos que funcionan para aliviar los síntomas; y los inactivos que pueden incluir conservantes o colorantes a los que usted puede ser alérgico. Si tiene inquietudes, también explore sus usos, que deben coincidir con las razones por las que se lo recetó su médico. De lo contrario dude.

Los más usados en Colombia

La empresa farmacéutica Audifarma hizo una investigación entre 2008 y 2013 en la que estudió los casos de 3,5 millones de pacientes afiliados al Sistema de Seguridad Social del país. Una de sus conclusiones es que los colombianos consumen principalmente los ansiolíticos, que combaten episodios de estrés agudo, y los hipnóticos, que ayudan contra el insomnio. Otro dato tiene que ver con que el número de prescripciones se duplicó entre las fechas del estudio. La edad promedio de quienes las reciben es 56 años, y el 63 % son mujeres. La mayor parte vive en Bogotá, Cartagena, Medellín y Cali. Solo 10 %, en poblaciones pequeñas o zonas rurales. Los más usados fueron: clonazepam (el 44,1% de las formulaciones), alprazolam (31,2%) y lorazepam (13,2%).

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Colprensa
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Sábado, 25 de Enero de 2020
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