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Rehabilitación, vital durante y después del COVID-19 grave

Las intervenciones también tienen como finalidad promover la independencia en las actividades cotidianas y proporcionar apoyo psicosocial.

Los rehabilitadores son aliados imprescindibles en la batalla de cualquier persona contra el COVID-19 grave, durante y después de la enfermedad. Cuando hablamos de rehabilitadores, nos referimos a los médicos fisiatras (especializados en medicina física y rehabilitación), fisioterapeutas, terapeutas respiratorios, terapeutas del lenguaje y fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales y psicólogos, los profesionales que deben participar en el tratamiento de estos pacientes, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). “Los profesionales de la rehabilitación desempeñan un papel importante al facilitar el alta temprana, que es especialmente importante en un contexto de escasez de camas de hospital”, resalta la Organización.

La misma OPS explica que “los pacientes con COVID-19 grave necesitan rehabilitación para las consecuencias del uso de respiradores y de períodos prolongados de inmovilización y reposo en cama”, algunas de esas consecuencias son: deterioro de la función pulmonar, desacondicionamiento físico y debilidad muscular; cuadros confusionales y otras deficiencias cognitivas; disfagia (dificultad o imposibilidad de tragar) y dificultades para comunicarse; trastornos de salud mental y necesidad de apoyo psicosocial. Hay que tener en cuenta, además:

-Los pacientes con COVID-19 grave que no usan respirador porque no lo hay o porque su gravedad no lo justifica podrían experimentar cierto grado de deterioro de la función física y respiratoria, así como problemas psicosociales, como consecuencia de la enfermedad y la hospitalización. 

-En los pacientes con enfermedades preexistentes y edad avanzada, las necesidades de rehabilitación relacionadas con la COVID-19 grave podrían ser mayores.

-El aislamiento, que impide el contacto con las redes de apoyo debido a las medidas de contención de la pandemia, también puede exacerbar muchos de estos problemas en los pacientes que están recuperándose de la COVID-19.

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Fases de atención

1. Aguda. Mientras se padece la enfermedad en entornos hospitalarios.

Según la OPS, “mientras los pacientes con COVID-19 grave están usando respirador, los profesionales de la rehabilitación pueden ocuparse del manejo respiratorio agudo. Además, pueden intervenir para mejorar la oxigenación, despejar las secreciones de las vías respiratorias y retirar gradualmente el respirador. También pueden promover una buena nutrición y prevenir la neumonía por aspiración, especialmente después de una intubación o en pacientes con una traqueostomía” (procedimiento quirúrgico realizado con objeto de crear una abertura dentro de la tráquea).

2. Subaguda. Comienza el periodo de recuperación.

“Cuando los pacientes han regresado a una sala de hospital o han sido trasladados a un establecimiento de transición, o en los pacientes que permanecieron en una sala de hospital porque no estaban tan graves como para ingresar en una unidad de cuidados intensivos, las intervenciones de rehabilitación pueden centrarse en las deficiencias que presenten en lo que respecta a la movilidad, la función respiratoria, la función cognitiva, la deglución, la nutrición y la comunicación. Las intervenciones durante este período también tienen como finalidad promover la independencia en las actividades cotidianas y proporcionar apoyo psicosocial. Los profesionales de la rehabilitación también contribuyen en gran medida a la preparación y la planificación del alta, que puede ser particularmente compleja en el caso de pacientes mayores o con comorbilidades”.

3. A largo plazo. Después del alta.

“Los profesionales pueden ayudar con ejercicios progresivos, educación sobre maneras de conservar energía y modificar el comportamiento, adaptaciones del hogar y dispositivos de ayuda, así como con rehabilitación para cualquier deficiencia específica individual. Durante la recuperación a largo plazo de la COVID-19 grave, los pacientes pueden beneficiarse de intervenciones de rehabilitación pulmonar orientadas a deficiencias físicas y respiratorias, con una combinación de ejercicios graduados, educación, actividades cotidianas y apoyo psicosocial. En muchos contextos, debido a las limitaciones relacionadas con la pandemia (distanciamiento físico, pocos recursos humanos y transporte público limitado) y los riesgos de infección, probablemente sea necesario recurrir a la telesalud después del alta. Esto podría extenderse al apoyo a distancia para ejercicios (por ejemplo, asesoramiento) y entre pacientes con COVID-19 que han recibido la capacitación apropiada”.

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Colprensa
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Martes, 23 de Junio de 2020
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