Un enemigo silencioso
El cigarrillo afecta la salud de las personas, contamina el aire y las colillas como residuos impactan en el suelo y el agua. Además, según lo argumentado por Sequeda, representan un riesgo para los animales por tanto pueden confundirlas con alimento y al ingerirlas se enferman.
“La investigación y el análisis de la realidad urbana al no existir una disposición final adecuada para estos residuos, hizo que como colectivo ideáramos un modelo de contenedor fabricado con tubos y tapas de PVC, pintados de blanco y amarillo y con capacidad para almacenar 600 colillas”, expresó Sequeda, quien cursa estudios de derecho en la Universidad de Pamplona.
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Los contenedores ideados por el grupo de jóvenes, ocho en total y que en conjunto acopian más de 4.800 colillas, fueron fijados con alambre en postes de espacios públicos de la capital nortesantandereana y de su área metropolitana, evitando que estos residuos terminen en fuentes de agua, en zonas verdes y en sistemas de drenajes urbanos.
Actualmente y de acuerdo con Sequeda se están fabricando más contenedores y la proyección es que al terminar 2021, se cuente con 100 debidamente instalados en otras zonas de las comunas de Cúcuta y los municipios de Los Patios y de Villa del Rosario.
Una vez se hayan recolectado más colillas la disposición se hará en el Eje Cafetero, a donde serán enviadas y acopiadas por Asopereira, que se encarga de tratar estos residuos. “La meta es que en el mediano plazo podamos constituir nuestra propia empresa para hacer la disposición final en Cúcuta y darles un segundo uso a las colillas como materia prima para la creación de elementos plásticos de uso cotidiano”, manifestó.
Iniciativa práctica y necesaria
Carlos Cáceres Martínez, biólogo y docente de la Universidad de Pamplona, magíster en bosques y conservación de la Universidad Nacional, califica el proyecto de Norte Verde como una iniciativa práctica y necesaria toda vez que estos desechos generan alta contaminación en el ambiente. “Las propiedades del suelo y el agua se ven alteradas al tener contacto con los químicos de las colillas”.
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A la par de este impacto, Cáceres argumenta que los animales se ven vulnerados cuando estos elementos entran en sus hábitats, intoxicándose con la ingesta e incluso se ve afectado su comportamiento. “La sociedad debe ser más consciente de la forma en que los estilos de vida están impactando en el ambiente. Por satisfacer sus gustos se está generando desequilibrio en los ecosistemas. En Cúcuta, por ejemplo, se denota una falta de educación ambiental, representado esto no solo en el arrojar colillas de cigarrillos, sino de todo tipo de basuras a las calles”, agregó.