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Los esfuerzos por cuidar el Pacífico colombiano

Pescadores artesanales, industriales, entidades del gobierno y empresarios han llevado iniciativas para mejorar las condiciones de los ecosistemas.

Por Ginna Santisteban, Óscar Parra / https://es.mongabay.com/

Utilizar artes de pesca que sean altamente electivos al mismo tiempo que eficaces y económicos son los criterios con los que la FAO busca avanzar hacia un método más sostenible de pesca. Sin embargo, la misma organización es consciente de que ningún arte en la actualidad podría cumplir todos esos criterios.

A pesar de la difícil situación, en los últimos años, pescadores artesanales, industriales, entidades del gobierno y empresarios han comenzado varias iniciativas conjuntas para mejorar las condiciones de los ecosistemas y al mismo tiempo las posibilidades de ingresos económicos de las comunidades de la región.

Puntualmente en Pizarro, varias asociaciones de pescadores artesanales se organizaron junto al gobierno, a través de la AUNAP, para llegar a acuerdos que permitan mejorar las condiciones de pesca en la región. Según Perea, en Pizarro cerca de mil pescadores, organizados en 19 asociaciones, al ver la fuerte caída del recurso pesquero comenzaron a hacer vedas. Según cuenta el líder Eugenio Gómez, es la misma comunidad que se encarga de verificar que se cumpla y permitir así que la fauna se recupere.

El trabajo de la comunidad se concretó con un grupo interinstitucional de pesca de todo el Pacífico chocoano y entidades gubernamentales, para crear en el 2017 el Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) que abarca más de 300 hectáreas de protección de ríos y manglares. En febrero de 2019, en el marco de este distrito, los pescadores artesanales e industriales llegaron a un acuerdo para que estos últimos se abstuvieran de pescar dentro de las dos millas más cercanas a la costa. “Históricamente entre industriales y artesanales se echaban la culpa de la disminución de la pesca. Al final han entendido que los dos tienen responsabilidad y tienen que trabajar en conjunto para que las cosas mejoren”, cuenta Gómez.

Vea También: La carrera por salvar especies amenazadas en tiempos de COVID-19

Aunque cada uno de los líderes pescadores insiste en que todavía queda un largo camino por recorrer, la organización de las comunidades ha dado sus frutos. Varias han dejado el trasmallo para pescar con anzuelo, otras más han restringido la pesca del molusco piangua Anadara tuberculosa al consumo intentando preservar la seguridad alimentaria. En Pizarro un grupo de mujeres se organizó para hacer embutidos con el descarte y de paso combatir el machismo que las excluía de la producción pesquera.

Pizarro trata de seguir los pasos de dos municipios más al norte, en Nuquí y Bahía Solano, donde existen áreas protegidas para restringir y reglamentar la pesca y donde la comunidad se organizó para vender directamente su pescado a famosos restaurantes en Bogotá y así evitar la intermediación. “La zona ha mostrado una recuperación muy fuerte en lo que es la producción pesquera y que las especies volvieran a la orilla. Tenemos un auge muy grande en pesca deportiva, nuestra pesca es mucho más selectiva porque es solo de anzuelo”, cuenta Jorge Chica, líder pescador de Bahía Solano.

Los habitantes de toda la región han comenzado un camino para solucionar los problemas de sobreexplotación y así mejorar su calidad de vida. En ese andar el gobierno los está acompañando, sin embargo, el Estado colombiano tiene pendiente una importante tarea: tener un registro permanente de las capturas es indispensable para que la ciencia y las autoridades puedan administrar las pesquerías de manera que se asegure la continuidad de las especies y la seguridad alimentaria de las personas.

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Miércoles, 27 de Mayo de 2020
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