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¿Mi mascota se está envejeciendo?, ¿qué hago?

Si el perro ya no reconoce a su familia, es una señal del deterioro de su actividad cognitiva.

Tener una mascota es una decisión que ha venido escalando cada vez popularidad en el mundo, por lo que lo que una de las características de una familia es que tenga la compañía de un animal doméstico. En Colombia la situación no se aleja demasiado, pues según un estudio realizado por la empresa BranStrat, seis de cada diez hogares en el país tienen una mascota.

Hay que resaltar que no todas las mascotas son iguales y que en estos tiempos es cada vez más común que las familias tengan mascotas no tan convencionales. Sin embargo, en esta ocasión hablaremos de los animales que, normalmente, ocupan un lugar en nuestra casa, como los perros, los gatos y los hámsters.

El perro es considerado el mejor amigo del hombre desde hace miles de años, cuando nuestros ancestros domesticaron a los lobos y luego de un proceso evolutivo nació una nueva especie. Sin duda alguna, es la mascota preferida por excelencia, en la mayoría de hogares de todo el mundo, el perro ocupa un lugar privilegiado, y en los últimos tiempos la raza ha dejado de importar.

Normalmente, determinar el ciclo de vida de un perro depende de algunos factores. Por ejemplo, algunos expertos señalan que los perros de raza pequeña tienen a vivir más tiempo que los perros de raza grande. Por otro lado, también se ha dicho que los ‘criollitos’ duran más años que los de raza por la combinación genética producto de los cruces. Sin embargo, hay caninos que han llegado a vivir hasta 18 años. Todo depende del cuidado y del amor.

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En los caninos, el paso del tiempo y las señales del envejecimiento son evidentes. Quizás, el mayor rasgo es el físico, que se muestra en una subida drástica de peso, producto del sedentarimos, que se ocasiona por el debilitamiento de las articulaciones y músculos. Por esta razón, una de las características más importantes es que nuestro perro ya no quiero caminar más o no disfrute del ejercicio y las caminatas.

Cuando un perro envejece, su pelaje pierde color y empieza a presentar algunas canas.

La mayoría de nuestros amigos ‘peludos’ pierden algunos de sus sentidos, producto del paso de tiempo. En algún momento están los que pierden completamente la audición, el olfato o la visión. Este último es más notorio por la presencia de algunas cataratas o que su color se opaque.

Si el perro ya no reconoce a su familia, es una señal del deterioro de su actividad cognitiva, al igual que el hecho que haga sus deposiciones en lugares no adecuados y que se irrite fácilmente.

La falta de apetito también es un rasgo común, aunque este generalmente se ocasiona porque nuestros caninos, al envejecer, pierden sus dientes, lo que les puede producir dolor o molestias al ingerir su alimento.

Expertos recomiendan hacerles un chequeo anual a nuestros perros, en donde se les haga una revisión completa para descartar cualquier enfermedad o problema que pueda producirse producto de la vejez. También es importante facilitarle las cosas, como darles de comer alimentos blandos y ricos en proteínas, estar más pendientes que nunca de ellos, si es posible, ubicar su cama cerca a la nuestra, darles vitaminas esenciales para los huesos, los músculos, las articulaciones y el pelaje; hacer caminatas suaves y pausadas en donde ellos seas quienes marquen el ritmo.

En cuanto a los gatos, su edad media puede oscilar alrededor de los 16 y los 20 años.

A pesar de que los gatos tienden a ser un poco más tranquilos y menos efusivos que los perros, una característica del paso del tiempo puede ser el constante sedentarismo y la falta de actividad física.

Cuando un gato se envejece, el apetito se vuelve en un factor clave. Como la mayoría de gatos caseros consumen comida blanda o concentrado, con el paso de tiempo, cuando se vuelven mayores pueden ir acumulando sarro dental que ocasionará dolor en los dientes y encías, por lo que es probable que no coma. Del mismo modo, que sus sentidos se vuelvan menos agudos también puede ser una causa importante.

Al igual que los perros, el gato mayor se vuelve mucho más irritable, en ocasiones pueden no distinguir a sus amos y se vuelven agresivos, ya que duermen más, pero no profundamente.

Un gato senil no volverá a bañarse con la misma frecuencia. Esto ocurre porque sus articulaciones se vuelven menos flexibles por el paso del tiempo o como consecuencia de algunas enfermedades como la osteoartritis, también se puede producir por problemas derivados a su boca.

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La piel y el pelo de un felino casero también se ven afectados a medida que los años avanzan, ya que las glándulas sebáceas, que producen nutrientes para la piel, empiezan a trabajar menos.

Los problemas renales son una de las mayores cusas de fallecimiento en gatos mayores, por tal motivo, es una de las señales que hablan de la edad de nuestro felino. Normalmente, esto puede identificarse cuanto el gato empieza a hacer sus necesidades fuera del arenero, y se traslada a superficies blandas como los colchones o cojines.

La recomendación que dan los expertos se basa principalmente en la total atención y el cuidado. Una de las sugerencias más destacadas es la de proporcionarle al gato un arenero que no sea tan hondo para que no se le dificulte entrar ni salir. Del mismo modo, es importante intentar poner rampas a aquellos lugares que son altos y a los cuales estaba acostumbrado a subir.

También es importante alentarlo con algunos juguetes, para estimular sus capacidades físicas y cognitivas. Por último, es fundamental que alimentarlo con alimentos blandos, ricos y que contengan alta carga de nutrientes, además, que sean revisados continuamente por un médico veterinario para evitar problemas más graves.

Por otro lado, los hámsters tienen un tiempo de vida demasiado corto, pues estos roedores no sobrepasan los 3 años.

Los hámsters son animales inquietos a los que les encanta la actividad física. Por eso, una clara señal de su envejecimiento es el desgaste físico, que ya no disfrute subirse a su rueda o pasearse por su jaula. En algunos casos, cuando los hámsters están muy viejos, su pelaje se cae más seguido y pierde más brillo. Sus ojos van a estar la mayoría del tiempo cerrados y pueden presentar excesivas lagañas en su contorno.

Va a presentar una pérdida del apetito, pues ya no será capaz de roer las semillas como estaba acostumbrado a hacerlo. Aunque los hámsters son dormilones, el excesivo sueño y pereza hacen parte de las características más frecuentes.

La principal recomendación es pelar las semillas previamente antes que las consuma, esto para facilitar su alimentación. Del mismo modo, con un algodón y un poco de agua tibia limpiar las lagañas que recubren el ojo para evitar que se peguen. Como estos animales son mucho más pequeños, los cuidados son mayores, pero con el amor y la atención adecuada, pueden vivir una vida plena y llegar una vejez digna.

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Colprensa
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Jueves, 28 de Mayo de 2020
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