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¡Ojo! Botar pilas a la basura afecta al medio ambiente

El ciudadano tiene responsabilidad y deberes en la disposición adecuada de estos elementos, aunque la norma no lo sanciona.

Es usted de las personas que aún bota las pilas a la basura o tiene la costumbre de llevarlas al congelador o ponerlas al sol para recargarlas. Tenga en cuenta que las pilas usadas no vuelven a servir y tenerlas en la nevera solo constituye un riesgo para la salud. 

Imagine el líquido amarillo o la sustancia blanca que sale de la pila, que por meses usó en el control de su televisor, circulando por el agua de una quebrada o en el congelador de su nevera, a centímetros de la carne.

En Cúcuta, existen puntos de recolección para evitar contaminar el medio ambiente. Se trata de dos programas llamados Recopila y Pilas Colombia, encargados de   recoger las pilas usadas, llevarlas a un lugar seguro y evitar que se arrojen a la basura.

Por cada kilo de pilas recolectadas, Recopila dona $100 a la Fundación  Mahavir Kmina para las personas que han perdido una de sus extremidades inferiores.

El aprovechamiento de las baterías usadas es una lucha compleja adelantada por las autoridades ambientales del país, que pusieron en cintura a los fabricantes, importadores y comercializadores de esos productos.

La resolución 1297 de 2010 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo los obliga a recoger las pilas una vez terminen su vida útil, para llevarlas a un lugar en el que sean aprovechadas o hacer una disposición adecuada de ellas.

Hay un peligro inminente al conservar pilas fuera de uso o depositarlas en la basura.

Para cumplir con esa directriz, las organizaciones que trabajan con ese producto se unieron y crearon estos dos programas de recolección, cuyo objetivo es tener recipientes en diferentes puntos de las ciudades colombianas para que los ciudadanos depositen allí sus pilas usadas. 

Cuando están llenos son recogidos por expertos que los llevan a una planta ubicada en el Valle del Cauca, llamada Ecotec, y que es la única de Colombia que aprovecha esos elementos.

A finales del año pasado, la Gobernación de Norte de Santander se unió al programa Pilas con el Ambiente, direccionado por la Secretaría de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).

“Esto permitirá emprender acciones estratégicas para la recolección de pilas, lo que se convierte en el primer paso en la construcción de una cultura ambiental libre de contaminación tecnológica, teniendo en cuenta que hay un peligro inminente al conservar pilas fuera de uso o depositarlas en la basura, por el componente químico que contiene”, señaló Marina Lozano Ropero,  secretaria de las TIC del departamento.

Para tal fin, en algunos espacios de la Cúpula Chata, se adecuaron contenedores en los que todas las personas podrán depositar esas baterías que no utilicen. También en el edificio de la Secretaría de Hacienda. 

“Es importante que las pilas que encontremos, las dejemos en los contenedores, para que sean llevadas a una planta de reciclaje donde el mercurio se separa de otros metales y el resto de materiales puedan ser recuperados”, agregó la funcionaria.

Soluciones alternativas

Gloria Aguilar, ingeniera de una empresa pública de aseo de Medellín, revela que una batería es suficiente para contaminar hasta tres litros de agua.

“Las pilas tienen altos contaminantes, por ejemplo, la lata que las recubre tiene zinc y es un corrosivo. Si las metemos a una nevera contamina los alimentos y si la arrojamos al suelo estos químicos no desaparecen, sino que se acumulan. Contaminan el agua a un nivel que es muy difícil tratarla para el consumo humano, o el riego de cultivos”, destaca.

Con el fin de evitar daños al ambiente, Aguilar sugiere a los ciudadanos abstenerse de usar pilas y buscar otras tecnologías o innovaciones como la energía solar.

Resultados

Susana Uribe, directiva de la empresa Tronex y coordinadora de Recopila, reporta que el programa ha recolectado un poco más de 400 toneladas de pilas usadas.

“Es una cantidad que hemos evitado que llegue a rellenos sanitarios o a sitios de disposición final inadecuados”, anota.

La exigencia de la norma es que los fabricantes y comercializadores de pilas y baterías deben recoger el 25% del total de la producción al año de esos elementos.

“En promedio se distribuyen 28 millones de unidades (888 toneladas cada año). Recogimos en 2013, 70 toneladas; en 2014, 79; para 2015, fueron 97, y en 2016 llegamos a 104 toneladas”, revela la dirigente, en referencia a lo que hace Recopila.

Aprovechamiento

Uribe se refiere al “liqueo”, como el líquido más nocivo que contiene una pila. Añade que de esas baterías se obtienen metales ferrosos, óxidos de zinc, con lo que se hacen fertilizantes.

“La idea es aprovechar esos componentes para ingresarlos a otros procesos productivos, porque antes no existía esa alternativa para reciclar. Hasta diciembre de 2015 todas las baterías que recogía Recopila y otros programas iban a celdas de seguridad, un espacio específico en un relleno en el que se evitaba que llegaran al suelo y al agua”, explica.

La ejecutiva agrega que desde enero de 2016 la norma exige un aprovechamiento, “pero no había alternativa, entonces se creó Ecotec, la única planta del país para hacer valorización y reciclaje de pilas”.

Una batería es suficiente para contaminar hasta tres litros de agua.​

Lo que debe saber de las baterías

Verdades

Las convencionales, conocidas como alcalinas y salinas, solo tienen un ciclo de vida y reacciones químicas irreversibles. Cuando se acaban, ya no sirven.

Las recargables o secundarias tienen varios ciclos de vida, pero también se terminan en algún momento y cuando pasa deben ser depositadas en los recipientes autorizados para que vayan a la planta donde son recicladas.

Tener recipientes para recoger las usadas en las unidades residenciales, tiendas, colegios, empresas o centros comerciales no representa ningún cobro. Estos se solicitan a Recopila y Pilas con el Ambiente y esos programas hacen un control para poder realizar el recaudo cuando los encargados les adviertan que ya están llenos. Sin costo.

Mitos

Ponerlas en el congelador de la nevera para que recuperen carga es infructuoso y peligroso. Según Susana Uribe, del programa Recopila, estos elementos son una reacción química y lo que se produce al ponerlos en el refrigerador es reposar y generar otros ciclos. Esa acción no es recomendable, pues allí hay alimentos que pueden ser contaminados. Además, es probable que el dispositivo o equipo electrónico que recibirá la pila se dañe.

Otra acción que muchas personas llevan a cabo para “revivir” las que ya están desgastadas es la de ponerlas al sol, echarles sal, morderlas o golpearlas. La experta Uribe asegura que nada de esto funciona porque cuando cumplen su vida útil deben ser remplazados por uno nuevo. No se ponga en peligro. Tienen vida útil.

 

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Colprensa
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Sábado, 24 de Marzo de 2018
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