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Zona verde
Seis ciudades que ayudan a prevenir el cambio climático en América Latina
En Colombia, Manizales lleva décadas implementando prácticas de resiliencia para asegurarse un futuro sostenible.
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EFE
Jueves, 11 de Abril de 2019

Los desastres naturales son cada vez más imprevisibles debido al cambio climático en todo el mundo y las ciudades latinoamericanas deben pensar diferente a sus métodos en el pasado, cuando amenazas como inundaciones y terremotos se tenían bajo un mayor control.

Un estudio del Observatorio para América Latina de la universidad estadounidense The New School junto al CAF-Banco de Desarrollo de América Latina publicado este jueves muestra cinco ciudades del subcontinente que ya comenzaron a preparar estrategias que multitud de otras localidades pueden tomar para evitar la pérdida de vidas y bienes, y un lugar más que sirve como triste ejemplo a evitar.

Manizales (Colombia)

Esta ciudad, conocida por situarse en el corazón del eje cafetero de Colombia y ser una de las que mejor desarrollo económico presenta en el país, lleva décadas implementando prácticas de resiliencia para asegurarse un futuro sostenible.

Su estudio científico de probabilidades se respalda en 327 eventos anteriores y además disponen de un seguro colectivo para los ciudadanos único en la región. En Manizales saben que lo necesitan, puesto que la ciudad que conoce bien los contratiempos naturales: deslizamientos, inundaciones, sismos, movimientos volcánicos e incendios aparecen en su historial.

La Paz (Bolivia)

La capital administrativa boliviana es otra de las ciudades modelo en materia de prevención de desastres naturales debido a su política urbana para gestionar el riesgo tras sufrir graves deslizamientos e inundaciones desde que comenzó el siglo.

Su plan involucra a la administración de la ciudad, al combinar recursos organizativos y financieros con las instituciones, y a los vecinos, con programas como el de Barrios y Comunidades de Verdad y otros dedicados a las vertientes sociales de los desastres naturales.

Cuenca (Ecuador)

Los dolores de cabeza de Cuenca, en el sur de Ecuador, tienen que ver por lo general con las inundaciones, pero desde los asentamientos precolombinos aprendieron a abordar ese riesgo con una buena preservación ecológica y un alto grado de conciencia colectiva y respeto por la variabilidad de los ríos que la rodean.

Un comportamiento ancestral que, con los siglos, evolucionó hacia un aprovechamiento de los ríos para gran variedad de funciones: su agua potable procede de los ríos y también lo hace parte de su energía, gracias a las centrales hidroeléctricas.

Santa Fe (Argentina)

A orillas del río Paraná, Santa Fe consiguió en la última década reducir su exposición a las inundaciones al mismo tiempo que sus indicadores de pobreza, la desigualdad y el desempleo, algo que según el estudio del Banco de Desarrollo de América Latina se produjo, en parte, gracias a sus cambios fundamentales en la reducción del riesgo de desastres.

En el pasado fue ejemplo de todo lo contrario, con un desarrollo urbano no planificado que fomentaba su vulnerabilidad, pero sus prácticas urbanas de sostenibilidad integral han recibido premios y reconocimientos por parte de la oficina de Reducción del Riesgo de Desastres de la ONU.

Pilar (Argentina)

El programa "Diálogos Hídricos" de esta localidad a las afueras de Buenos Aires se trata de la práctica de gestión de riesgos urbanos más innovadora de su zona, la del río Luján, y su resultado es una evaluación de las prácticas en las que se estudian las restricciones legales y económicas, las decisiones políticas y los desafíos para el futuro.

¿Cómo se llega a eso? Diálogos Hídricos consiste en el diálogo y negociación entre los representantes políticos y las urbanizaciones cerradas que pueblan el lugar para así mitigar los impactos de las inundaciones en la cuenca hidrográfica.

Cubatao (Brasil)

Este municipio industrial situado en la costa de Sao Paulo, en el sur de Brasil, Cubatao sirve de ejemplo para el resto de ciudades pero, en esta ocasión, de lo que no hay que hacer frente al cambio climático. Su triste caso, además, pone de relevancia lo importante que es disponer de estrategias duraderas en las ciudades.

Cubatao fue reconocida por la ONU en 1992 por su exitoso control de la polución pero 25 años después han surgido nuevas actividades económicas perjudiciales producto del desinterés político y social que acabó con sus programas, por lo que hoy la ciudad lucha por abandonar de nuevo unos índices de contaminación críticos y regresar a la senda de la sostenibilidad.

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