La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
Decepción
Viernes, 10 de Abril de 2015

Este sentimiento se apodera de los muchos ciudadanos que en las elecciones pasadas locales y regionales votamos por candidatos que de alguna manera, en nuestra perpetua ingenuidad anhelante de alcanzar reales cambios para nuestra ciudad y región, representaban aires nuevos, renovadores y gerenciales para darle un vuelco a una realidad apabullante de atraso, estancamiento y malos manejos de los recursos públicos, la cual se había apoderado de los destinos de esta tierra condenada a ser la última esquina de Colombia.

Sin embargo, con el paso del tiempo, y con el empuje inicial de buenas intenciones, los deseos se fueron diluyendo en la misma realidad que trágicamente nos acompaña.

La administración local, salvo contadas excepciones, se quedó en retórica política electoral, porque  las ejecutorias no se vieron por la falta de lo de siempre: Un plan de gobierno real y juiciosamente proyectado, con programas y políticas públicas pensadas y planeadas por expertos en el tema. Traducido al lenguaje común, solo se ha visto una desconcertante improvisación para todo.

Temas coyunturales que le corresponden directamente a la administración local como la semaforización, el espacio público, la inversión en vías de alto flujo, la movilidad, la cultura ciudadana, los macroporoyectos, parecen haberse quedado en la mente febril de un administrador sin capacidad de ejecución.

Y para la muestra de todo lo anterior nada más recorrer  las calles de la ciudad:  Invasión sin pudor del espacio público de vehículos, ventas ambulantes, negocios particulares y pimpineros, que obligan a los peatones a botarse a las calles para poder andar; las vías que no duraron un invierno, llenas de cráteres recidivantes y la mayoría en pésimo estado;  los cruces mortales de calles con semáforos inservibles en un 90%;  habitantes que no aman su ciudad arrojando desechos a las vías y al rio; negocios particulares que usan de cloaca la vía pública ; los colegios tomándose la vía pública en las horas pico para que la ingente cantidad de carros particulares recojan a sus hijos en la puerta misma de la institución cuando ellos mismos deberían habilitar sus propios parqueaderos y no invadir el espacio, de por sí ya precario, por donde deben transitar el resto de los mortales.

En resumen, una macrodosis de más de lo mismo, agravado todo por el aumento sin piedad de la cantidad de motos y vehículos nuevos que se tienen que pelear a diario por un pedazo de calle.

Nos ganó Montería, una capital otrora ejemplo de corrupción, atraso y politiquería, mucho más pequeña que la nuestra, hoy en día tiene, según el Centro Nacional de Consultoría, el mejor alcalde del país;  es un ejemplo de correcto manejo del erario público, de la puesta en marcha de programas reales de desarrollo sostenible y renovación urbana, quedó incluida en las ciudades promesa de futuro; mientras tanto Cúcuta clasificó con  uno de los alcaldes con más pobre gestión, nuestra cifra de desempleo en  dos dígitos, el rango de pobreza por encima de 70%, la economía postrada y arrastrada por el mal vecino que nos tocó sufrir. Los políticos, el Concejo de la ciudad, la administración local, los gremios, los ciudadanos y para completar el gobierno nacional, siguen siendo inferiores a los problemas y sus soluciones.

Señores regentes de la función pública, no basta con llenar las calles de vallas publicitarias proclamando maravillas de obras y grandes cantidades de dinero dizque invertidos, cuando por ir mirando una de esas vallas nuestro pobre vehículo queda reventado en uno de los cráteres que ese dinero no ha alcanzado a rellenar. Resulta obsceno e insultante despilfarrar más dinero en publicidad, mucha de ella ubicada en zonas ilegales, cuando la realidad que aplasta al ciudadano de a pie es otra, cuando no se siente representado en ninguna de esas “maravillas”, que parecen cuentos de hadas, cuando sentimos que estamos igual o peor que antes.

Temas del Día