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El compromiso con la solidaridad
Las fibras sensibles de cada individuo se puedan activar con facilidad, cada vez que un objetivo comunitario lo requiere.
Viernes, 11 de Marzo de 2016

Ahora que el gobierno nacional ha demandado un esfuerzo de todas las personas para que se sumen a la campaña del ahorro de agua y de energía, vale la pena recalcar en todo aquello que significa la educación para la solidaridad, de tal manera que las fibras sensibles de cada individuo se puedan activar con facilidad, cada vez que un objetivo comunitario lo requiere.

Es difícil percibir resultados importantes, cuando la gente no es sensible, cuando no es abierta a escuchar un mensaje de compromiso y cuando no está en capacidad de reaccionar rápidamente cuando las urgencias lo requieren.

Lo hemos visto con las epidemias de Dengue, Zica y Chikungunya, en donde a pesar de los angustiosos llamados, la gente no se ha comprometido de lleno y con presteza, a eliminar cualquier depósito de agua que impida la reproducción del zancudo transmisor, lo que ha significado un crecido número de víctimas, algunas con desenlaces fatales.

Para cualquier acción se requiere una mentalidad dispuesta a asimilar un mensaje y a adquirir un compromiso, y ello es posible, cuando nuestra mente se ha educado para que así sea.

Y esa educación debe provenir de los hogares, de los centros educativos en cabeza de los maestros, de las empresas, de las diferentes instituciones que manejan grupos humanos, para que allí se despierte la conciencia, se alerte sobre la necesidad de los compromisos colectivos y se siembre la capacidad de respuesta ante los requerimientos de la comunidad.

Cada individuo tiene su cuota parte en la responsabilidad colectiva y el asunto no puede dejarse únicamente en manos de quienes manejan un programa o una entidad estatal, ni tampoco en quienes puedes ser las ocasionales víctimas.

La solidaridad debe ser un ejercicio permanente estimulado a través de muchas formas, de tal manera que esas experiencias persistentes en la multitud de causas, pueda construir un estado de ánimo que esté permanentemente dispuesto y motivado para la acción que se requiere.

Cuando el ejemplo cunde y el resultado de la acción se puede analizar desde la perspectiva de la participación de todos, de la suma del trabajo individual, allí es en donde es posible experimentar esa solidaridad colectiva que tanto añoramos.

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