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Lo que nos faltaba
En la ciudad en los últimos meses se han disparado las estadísticas de secuestros exprés, qué horror.
Domingo, 7 de Junio de 2015

El secuestro de la niña Daniela Mora es el mensaje más demoledor que las bandas criminales han podido enviarle a la ciudad en muchos años. Es una forma atroz de advertirles a quienes vivimos en esta ciudad que sus intereses oscuros y criminales pueden imponerse al precio que sea, incluso siendo válido para ellos el de llevarse a una niña de apenas once años a sufrir una de las más terribles y traumáticas experiencias que pueda sufrir un ser humano como es el secuestro.

Es un mensaje de terror. Tan pronto como se supo la noticia en horas de la noche del jueves pasado el desánimo y tristeza se apoderó de todos nosotros, sin lograr entender todavía como la apacible y tranquila ciudad de hace apenas unos años que la disfrutábamos sin preocupaciones, ahora día a día ha venido convirtiendo en un caos en el que esa falta de autoridad y desaciertos de las administraciones desde hace muchos años le han venido abriendo espacio a la criminalidad, la informalidad y todas las formas de ilegalidad posibles.

Para cualquier comunidad no existe un mensaje más desolador que el del miedo, como lo hizo Pablo Escobar en Medellín hace algunos años, porque ahora todos nosotros tendremos temor en Cúcuta a que nuestros hijos salgan a un parque o dar un paseo o por el malecón. Este secuestro de Daniela es atroz.

Una vez más resulta lamentable que para que alguien reaccione frente a un hecho, o nosotros frente a lo que está sucediendo en la ciudad, tenga que ocurrir un hecho tan grave y despreciable como el secuestro de una menor para que reaccionemos.

En la ciudad en los últimos meses se han disparado las estadísticas de secuestros exprés, qué horror. Y el tema no es de poca monta, por estos días le escuchaba a Carlos Luna que en su campaña una de las circunstancias que más lo habían impactado era percibir cómo el microtráfico de droga se apodera en muchos barrios de la ciudad, generando desde luego una cadena de realidades desastrosas en las que muchos jóvenes no tienen interés alguno en ir a un colegio, por ende sin ninguna posibilidad de empleo, sus familias en crisis, y por ello su única posibilidad económica es la venta de estupefacientes.

Y es que el tema económico de la ciudad es más preocupante de lo que imaginamos, muchas de ellas producto de indicadores nacionales desfasados como suele ocurrir, como aquel que muestra que somos la sexta ciudad en el país en la que la tierra tiene un mayor valor, dando lugar a que el impuesto predial esté por las nubes cuando la economía realmente anda por el suelo, y ello hace que  fácilmente una persona de estrato dos que el años pasado pagaba sesenta mil pesos de predial, hoy deba pagar sumas cercanas a ochocientos mil. Los comerciantes formales ya no aguantan más la excesiva carga impositiva que deben soportar.

Creo que es el momento en que se cree un frente común para salvar a la ciudad, en el que estemos presentes todos, y exigirle al Gobierno nacional que adopte las medidas económicas que urgentemente necesita Cúcuta, como lo hizo en su momento el gobierno de Uribe con resultados exitosos evidentes como las de establecer una carga impositiva más equitativa a quienes generan empleos.

En el análisis de Cúcuta Cómo Vamos, el candidato al Concejo Jaime Marthey hizo alusión al tema. Sé que algunos comerciantes ya se están organizando, y seguramente habrá que desplazarse a Bogotá y exigirle una vez más al ministro de Hacienda que se adopten las medidas que corresponden porque Cúcuta ya no aguanta más. Que lamentable que tenga que suceder un episodio como el de Daniela para que reaccionemos, o que suceda algo peor, que ni aun así no hagamos nada.

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