El fenómeno climático que está padeciendo el país, no es otra cosa que el producto de todas las advertencias no oídas en cuanto a las consecuencias de la desatención del medio ambiente.

Todo lo que se evidencia por las deforestaciones, cercanas a las 140.000 hectáreas al año; por la contaminación de las aguas, por el indebido uso de las mismas, por los residuos tóxicos, por la utilización de motores no adecuados, por el manejo absurdo de las basuras, y por muchas otras situaciones, se ve reflejado de manera dramática en la aparición de climas ilógicos, evidenciados por extremos en donde unas veces las lluvias inundan y causan graves daños, y otras desaparecen por largos periodos haciendo elevar las temperaturas y produciendo sequías que arrasan cultivos, incendios devastadores, muertes de toda clase de animales y enormes padecimientos en la población que se encuentra con la falta del líquido vital.

Las informaciones de la Unidad de Riesgos y Desastres, nos indica que 76.000 hectáreas han sido devastadas por los incendios de esta ola de calor que padece el país, en donde en algunas regiones se ha incrementado la temperatura promedio hasta en 5 grados. 

En más de 100 municipios existen problemas de abastecimiento de agua para sus acueductos y se calcula que el déficit de lluvias es del 70% al de las mediciones históricas.

En todo este panorama lleno de angustias, el país debe saber que tiene que ir mucho más allá de paliar la coyuntura y pensar de una vez por todas en un plan de largo plazo que comprometa al Gobierno y a todas las comunidades. 

Ningún municipio de Colombia debe dejar de elaborar ese plan que contemple todos los escenarios en el tiempo y que demande la permanente colaboración ciudadana para cumplirlo. 

Lo primero que necesitamos para enfrentar el problema es voluntad, sumada al compromiso sin pausa de la sociedad.

Si no es así, no podremos parar la deforestación, no será posible incrementar las zonas de bosque para alimentar las fuentes de agua, no tendremos oportunidad para mejorar el ambiente libre de contaminaciones y no podremos aspirar a mejorar las condiciones de uso de las aguas.

Gobernante que no tenga un plan de estos, es un irresponsable, y la comunidad debe tomar atenta nota de esto, pues sin duda no es más que un inepto y un partícipe directo en la eliminación de las condiciones de vida de la población. No esperemos a que el escenario sea peor, a este horrible que actualmente vivimos.