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Y se van y se van...
Todo parece indicar que  las firmas  de tantos TLC han convertido a Colombia en un exportador de puestos de trabajo.
Viernes, 29 de Mayo de 2015

Todo parece indicar que  las firmas  de tantos  Tratados de Libre Comercio (TLC) han  convertido a Colombia en un exportador de puestos de trabajo y en un gran importador de  los productos que antes se  elaboraban  aquí.  Esto es lo que se puede concluir, por ahora,  luego de  conocerse  el cierre de  conocidas  multinacionales  tras décadas de permanencia en el territorio nacional.

En menos de dos años han cerrado sus plantas,  Icollantas, tras 71 años de  vida,   la farmacéutica alemana Bayer, productora de Alka-setzer y Aspirina,  y  la Compañía Colombiana Automotriz,  ensambladora de los vehículos  Mazda. La  situación empieza a preocupar tras la decisión  de la multinacional  Mondelez  de  cerrar la planta  de producción de Chiclets Adams con sede en Cali.  El cierre de estas plantas  ha representado la pérdida de cerca de 1.500 empleos industriales directos, más otro tanto de indirectos.

¿Para  dónde  se van?  A Méjico. ¿La razón?   Según  las directivas de estas grandes  empresas, el régimen laboral, la carga tributaria, la revaluación del peso($)  durante varios años, la competencia, la baja utilización de la capacidad instalada y la baja productividad   disminuyeron su competitividad  y, en consecuencia, su operación se hizo inviable.  Para  ACOPI  del Valle del Cauca, tras  la firma del TLC  entre Colombia y  Méjico,  es más rentable  producir en el país azteca  y exportar a Colombia. Indudablemente, la apertura ha beneficiado a Méjico.

De acuerdo a los informes de ANIF, hace diez años la industria aportaba  el 23 por ciento del empleo total  del país y actualmente  solo contribuye con 13 por ciento. Estos  datos han llevado a los analistas y empresarios colombianos a considerar  que  Colombia  está avanzando hacia un proceso de desindustrialización. Esta situación aparentemente no preocupa al gobierno, pues en un mundo dinámico como fruto de la globalización mientras unos se van otros llegan.

Sin embargo, parece ser que el 30 por ciento de la caída de las exportaciones en el primer cuatrimestre de este año,  el acumulado anual de la inflación de 4.56 por ciento registrado en el primer trimestre, el bajo precio internacional del petróleo y el café, así como  el pronóstico de un  crecimiento  de nuestra economía  de apenas  2 por ciento para este año por parte de la firma financiera  estadounidense   Merrill Lynch, ha empezado  a  generar  inquietud. El presidente Santos y el ministro de Hacienda acaban de anunciar la puesta en marcha del plan “Pipe 2.0” para impulsar la  producción y el empleo.  Con una inversión de $16.8 billones se espera crear 333.000 nuevos empleos y lograr un crecimiento  económico de 3.5 por ciento este año.

Los acuerdos comerciales  tienen un costo,  pero también tienen beneficios. Los TLC firmados, más los que están en proceso de estudio y aprobación,  nos permiten  un gran intercambio  comercial.  El  gobierno  espera que en un plazo  de  2 años  se inicie el trámite correspondiente para lograr  un TLC con China, con lo que se alcanzará  un acceso al 60 por ciento del mercado mundial de bienes y servicios. El  éxito de estos acuerdos depende de nuestra capacidad de respuesta.

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