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El lugar donde todo comenzó (II)
Con el pretexto del préstamo de un florero, se formó la furrusca porque los granadinos en general, y los santafereños en particular, estaban mamados con el mandato del virrey y demás autoridades españolas. 
Martes, 20 de Julio de 2021

En realidad todo comenzó un día como hoy, 20 de julio, en Santafé. Era el año 1810, o sea hoy hace 211 años, bien contados, ni uno más ni uno menos.

Con el pretexto del préstamo de un florero, se formó la furrusca porque los granadinos en general, y los santafereños en particular, estaban mamados con el mandato del virrey y demás autoridades españolas. 

Los capitalinos hicieron ese día un plantón en la plaza principal y a punta de gritos y discursos veintejulieros se enfrentaron al gobierno extranjero. Pero no hubo pedreas, ni bombas incendiarias, ni primera línea, ni actos de vandalismo. Sólo un grito, “Grito de independencia”, que se regó por toda la comarca, atravesó los mares y llegó hasta el palacio de los reyes en España.

El grito fue tan ensordecedor, que el virrey de la Nueva Granada tuvo que salir corriendo y con él todos los que lo acompañaban en el gobierno.

Pero los españoles volvieron. No se resignaban a perder estas colonias. Volvieron mejor armados y más sanguinarios. Y para colmo, nos encontraron con los calzones abajo, peleando entre nosotros mismos, como comadres de barrio.

Fueron necesarios nueve años para darles la pela definitiva. El 7 de agosto de 1819, en el puente de Boyacá, mala la hubieron los españoles. La derrota fue total. Los nuestros, al mando de Bolívar, Santander, Córdoba, Soublette, Anzoátegui, Sucre y otros, se lucieron y se tomaron el puente. Casi igual a lo que sucede ahora, en que  todos se toman el puente festivo. Quedaban algunos reductos de los ejércitos realistas, pero poco a poco fueron cayendo, por aquello de que “tú también caerás”.

Pero entonces vino lo más grave: “¿Y ahora qué? ¿Cómo salimos del atolladero?”. Porque echar plomo y vencer era lo más fácil. Lo difícil ahora  era organizar el gobierno, poner orden en lo desordenado, alinear lo desalineado y buscar la manera de que en los surcos de dolores, el bien germinara ya.     

Con ese propósito, los mandamases de la independencia organizaron una reunión de delegados de las provincias, en Angostura, Venezuela, en diciembre de ese mismo año. Allí sentaron las bases y pusieron la primera piedra para organizar ese armatoste llamado República, y acordaron, entre otras cosas, reunirse dentro de dos años en la hermosa y tranquila población de Villa del Rosario, en las goteras de Cúcuta.

¿Y por qué escogieron a esta Villa nuestra? Fueron varios los motivos: Se trataba de un pueblo tranquilo y  hermoso, de cielo azul y atardeceres arrebolados, de bravos hijos, cuna de Francisco de Paula, el granadino más importante de la historia patria, y porque quedaba a mitad de camino entre Caracas y Santafé.

Desde enero de 1821 empezaron a llegar los delegados, algunos con las nalgas ampolladas por tanto viajar a caballo, otros a pata saltando matones, y otros no vinieron.  Los vecinos de la Villa, que siempre se han distinguido por su bonhomía y buen trato y mujeres bonitas, les dieron albergue porque llegaron con el cuento de que le iban a dar a la patria una Constitución bien encuadernada, como  en efecto se la dieron. Hablaron con el cura de la parroquia para que les permitiera sesionar en la iglesia. Y allí sesionaron durante todo el año. Por eso ahora se dice que Villa del Rosario fue el lugar donde todo comenzó. Cierto. La vida republicana de Colombia allí se inició, con tres departamentos: Venezuela, Nueva Granada y Ecuador. Tres en uno, como era el sueño del Libertador, Simón Bolívar. Lo que algunos llaman La Gran Colombia.

(Esta historia continuará)    

gusgomar@hotmail.com

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