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Otra vez Venezuela
Uno de los grandes aciertos de la política exterior del gobierno nacional fue la reapertura de la frontera entre el Táchira y Norte de Santander y el restablecimiento de las relaciones bilaterales.
Domingo, 31 de Marzo de 2024

La crisis en las relaciones bilaterales con Argentina, consecuencia inevitable de los excesos verbales de Milei contra Gustavo Petro, es una mala noticia para ambas naciones y la integración latinoamericana. Con los argentinos tenemos profundos vínculos comerciales, políticos y culturales.

Son miles los jóvenes colombianos que han encontrado allá las oportunidades para formarse y educarse que no tuvieron acá; el turismo entre ambas naciones crece en forma importante y el intercambio comercial es dinámico. Hay que agotar todas las instancias para evitar una ruptura en las relaciones bilaterales que sería nefasta para la región.

Sin embargo, no cabe duda de que la relación más importante para Colombia en el continente es con Venezuela. Basta con mencionar los más de 2.000 kilómetros de frontera, los 4 o 5 millones de colombianos que hace décadas viven allá y los más de 3 millones de venezolanos que llegaron acá en los últimos años, la identidad cultural y las posibilidades de crecimiento en comercio e inversión por la complementariedad de las economías.

Uno de los grandes aciertos de la política exterior del gobierno nacional fue la reapertura de la frontera entre el Táchira y Norte de Santander y el restablecimiento de las relaciones bilaterales.

Más allá de las naturales diferencias entre ambos países, así como de los válidos cuestionamientos sobre el carácter autoritario y dictatorial de su gobierno, pasar de los conciertos y la diplomacia de los micrófonos y los insultos a construir una comunicación franca y fluida para superar las dificultades diarias en materia de seguridad, migración, democracia, comercio o inversión, siempre será una mejor alternativa.

Colombia volvió a ser protagonista en la búsqueda de soluciones en Venezuela. El objetivo central no se puede perder de vista: trabajar con inteligencia y diplomacia para asegurar una transición pacífica democrática en Venezuela.

Los meses que vienen entonces serán cruciales para la democracia venezolana y Colombia, junto a Brasil, será un actor clave. Con la fecha anunciada del 28 de julio para las elecciones, quedan menos de 4 meses para garantizar unas elecciones libres y transparentes, con garantías para todos los sectores y con verificación efectiva internacional.

El panorama no es fácil porque el oficialismo se empeña en poner trabas a los sectores de oposición, que además se encuentran profundamente divididos desde hace años. Es evidente que el espíritu del Acuerdo de Barbados no se ha respetado en este proceso electoral y el gobierno se muestra cada vez más decidido a torpedear cualquier candidatura de la Plataforma Unitaria Democrática. Primero fue María Corina Machado y ahora Corina Yoris.

Si no se encuentran fórmulas en los próximos días, la legitimidad del proceso electoral se verá afectada gravemente. Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos, inmerso en su propia campaña de reelección, intenta ejercer la mayor presión posible sobre Maduro, sin que ello implique la reimposición de las sanciones sobre la industria petrolera venezolana.

En fin, el desenlace aún es incierto y muy difíciles las condiciones para la oposición con evidentes atropellos contra sus dirigentes. Ojalá la presión internacional, a la cual se han sumado en las últimas horas Macron, Lula y Petro, conduzca a un clima de mayores garantías.

 Lo importante es que la oposición en el transcurso de los próximos meses demuestre madurez democrática y avance en un clima de unificación que permita construir una opción viable que enfrente a la candidatura de Maduro en condiciones de competitividad. En cualquier caso, no pueden repetirse las equivocaciones del pasado. La abstención no es el camino.

En cuanto a la frontera, estamos en mora de trabajar de forma más organizada para aprovechar las oportunidades que se abren de crecimiento del intercambio comercial y la inversión.

Se desperdicia el tiempo y desde hace meses se debió definir una estrategia coordinada entre sector privado y autoridades. Y frenar las caricaturescas y penosas propuestas, tipo Trump, como la del presidente del Concejo Municipal por estos días santos. Pónganse serios, señores.


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