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Cultura
Cerón, mago con el pincel
El artista llegó a Cúcuta por primera vez en 1957.
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Eduardo Rozo
Sábado, 8 de Agosto de 2015

Las gallinas revoloteaban por todo el camión, de esos que transportan papa del Cocuy. En carretera los baches le hacían dar tremendos brincos… justo era la primera vez que salía de viaje, de su natal Málaga.

A la llegada a Cúcuta le impactó ver una ciudad grande y bonita. Era junio de 1957, y aunque añoraba estar rodeado del verde del municipio santandereano donde creció y forjó su personalidad, fue el comienzo de una aventura que completa 58 años.

De niño, Germán Alonso Cerón Ojeda, sufría de asma. Los remedios caseros y los tratamientos no hacían efecto y el médico les recomendó a sus papás que se fueran a vivir a tierra caliente.

Germán recuerda que tenían las opciones de vivir en Bucaramanga o en Cúcuta, pero su familia prefirió la frontera, porque allí estaban los abuelos y la mayoría de tíos.

En las primeras semanas en la frontera con Venezuela extrañó las visitas de los domingos a su hermano mayor que estudiaba en Miranda, un pueblito a 6 kilómetros de Málaga.

Con alegría, recuerda Germán el primer día que fueron y conoció la iglesia, donde le encantaron dos cuadros en los que se apreciaba a un sacerdote repartiéndoles mercado a los pobres con un canasto.

Años después se enteró que esos cuadros eran de la autoría de Marcos León Mariño, quien fue su primer maestro.

Toda la vida Germán, de 65 años, ha estado en función del arte. Se inició en la pintura a los 12 años y al poco tiempo empezó a hacer tallas en madera en el taller de su papá. Allí se ganó sus primeros pesos, con los que compró un lote en Cúcuta.

En 1969, se casó y ante la dificultad para vivir del arte, se retiró por un tiempo y pintaba ocasionalmente. Sin embargo, su destino estaba trazado y en 1976, despegó su carrera con una particular historia.

Germán, o el maestro Cerón, como es conocido en el gremio artístico de Cúcuta, cerró para esa época una marquetería que tenía en el centro de la ciudad y trasladó el taller para su casa, en el barrio San José.

Hasta allí, llegó un conductor de buseta y con insistencia le pidió que le hiciera un cuadro -un desnudo-. Germán le cobró $180.000 y el hombre sacó la caja de las monedas y contó $50.000 para dárselos de adelanto. Tanto le gustó la obra que luego compró cuatro más.

Desde ese momento su carrera se disparó y en los más de 20 caballetes que tiene en su casa -hoy vive en el barrio La Playa- ha creado más de 1.000 cuadros, muchos de ellos comprados para ser llevados al exterior.

En 1989, acaeció otro de los momentos que han marcado la vida del maestro Cerón. Nació el taller por el que han pasado varias generaciones y donde despierta la pasión por el arte entre los niños y jóvenes de la frontera.

Para esa época -hace 26 años- lo contrataron por un mes para dictar un curso de pintura a estudiantes de sicología. Los jóvenes ‘se engomaron’ tanto que pasaron dos y tres meses y las clases seguían.

Así, nació el taller, en el que han estudiado personajes como Mario Izquierdo, que siendo médico, es uno de los pintores que más produce en la ciudad. También está Belén de Román, Fabio Latorre, Maritza Zabaleta, el gerente de Aguas Kpital, Hugo Vergel y Paula Torrado, que estudia artes en la universidad Nacional y el maestro Cerón califica como una de las promesas del arte local.

De la escuela afirma que la ha dado múltiples satisfacciones y lo que más disfruta son los momentos de tertulia en los que se comparten experiencias de vida y hacen que surjan temas para pintar, pues él es un verdadero mago con el pincel.

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