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Frontera
Deportados se quejan por ofertas "engañosas" de empleo
Algunos indicaron que los contrataron para recoger café y los pusieron a cocinar, 'raspar' coca y cargar troncos.
Viernes, 25 de Septiembre de 2015

Los deportados se están quejando por la clase de trabajos que se les ofrece en Colombia.

Álvaro Buitrago Mora, de Bogotá, protesta por la calidad de empleo que le ofreció el Servicio Nacional de Empleo, entidad adscrita al Ministerio de Trabajo.

Dice que quiso irse a recoger café; sin embargo, aunque fue preparado para ese oficio, cuando fue a trabajar la realidad fue otra.

Me pusieron a cargar troncos como burro, sin ningún tipo de dotación”, dijo Mora. “Cargué el primer tronco pero al segundo, cuando iba a mitad de camino me llené de hormigas y yo boté esa vaina y no volví”.

Argumentó que se devolvió para Villa del Rosario y no se ha ido del albergue esperando que le den un subsidio de arriendo por tres meses.

Jenny Marcela Padilla, 27, dijo que su caso fue similar, pues se fue a recoger café a una finca en Salazar de las Palmas, pero al llegar encontró que su oficio fue cocinar.

“No me gusta cocinar”, señaló. “Además, me pusieron a dormir en un cuarto con cuatro hombres”.

La joven dijo sentirse engañada, porque no recibió la tarjeta para reclamar el sueldo prometido por el gobierno.

“Fui la primera en vender mi kit cafetero para devolverme para el albergue, porque necesitaba plata para llegar otra vez a Villa del Rosario”.

Padilla dijo que su historia se queda corta con la de otros “que fueron a trabajar a una finca en Chinácota, pero al llegar los dejaron en el pueblo esperando varias horas... Finalmente, los llamaron y era para raspar coca”.

Esta versión también llegó a los oídos de la coordinadora del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), seccional de Norte de Santander, Nelly Esperanza Rozo Serrano, quien señaló que la historia surgió del primer grupo de personas que fue a trabajar en los cafetales.

Tras un recorrido, La Opinión confirmó que en los albergues varias personas se niegan a salir, porque han escuchado las historias de los primeros que se fueron, quienes aseguran que el Gobierno no cumple los contratos.

Pero no todos reniegan del trabajo. Por el contrario Alirio Ignacio Diprián, alojado en la carpa 41 de Villa Antigua, dijo que antes se dedicaba a vender confites, pero no ha podido salir de los albergues porque no hay quién lo contrate, por ser discapacitado.

“Yo puedo repartir volantes o vender confites, ¡necesito que alguien me ayude!”,exclamó en medio del llanto.

Según explicó la coordinadora del Sena, por la inmediatez y la emergencia, hubo perfiles que no aplicaban para ciertos trabajos, pero la situación ya fue analizada y rectificada.

“Hay que reconocer que en el afán de solucionar de manera inmediata esas necesidades de la gente pudimos haber incurrido en error, pero esos errores se cometieron en el deseo de mejorar las condiciones de vida de la gente”, dijo.

El líder del Comité Departamental de Cafeteros en Norte de Santander, Gabriel González, desacreditó la información.

“Me preocupa ese comentario que está quedando en el ambiente y es importante aclarar que fue la Federación Nacional de Departamentos la entidad que contrató a los deportados por intermedio de la Agencia de Empleo”, dijo.

Según González, las fincas cafeteras están en zonas donde no hay reporte de cultivos ilícitos. “Cómo van a raspar coca en estas fincas si no hay de esas plantas”, concluyó el funcionario: un total de 141 personas han sido ubicadas en fincas cafeteras.

 

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